UNEXPECTED| ¿Qué tan problemático e irónico sería si un lobo se imprimiera en un vampiro?
Edward Cullen pensó que había encontrado al amor de su vida en Isabella Swan, pero una huella inesperada trae un gran giro a su destino, cambiando sus sentimie...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La gota que colmó el vaso.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Era súper extraño. Incluso para el parámetro "Las rarezas de Cullen".
Un día me encontré con Edward Cullen y descubrí que a pesar de que parece un debilucho flaco, sus músculos son tan duros y firmes como el mármol, y al siguiente, los Cullen habían dejado atrás a Forks e Isabella Swan.
La chica quedó devastada. Por lo que tengo entendido, su novio idiota la abandonó en medio del bosque y su suerte fue Sam Uley, quien estaba ayudando en la búsqueda y la encontró acurrucada en el suelo húmedo del bosque.
Lo admito, no soy la mayor fan de Swan, y no, no estoy orgullosa de mis razones para esto, pero me sentí mal cuando Kim me contó todo esto.
Nunca imaginé que Edward Cullen pudiera ser tan hijo de puta. Aunque hay muchas cosas extrañas y misteriosas relacionadas con esta familia, y creo que ahora nunca lo sabremos.
Supe que desde entonces Bella entró en una profunda depresión. A veces la veo arrastrando los pies por los pasillos de la escuela, o sentada sola en la mesa en la que solían sentarse los Cullen en la cafetería. Es deprimente. Como si quisiera martirizarse por su partida.
Por otro lado, mi relación con Jacob ha mejorado mucho en las últimas semanas, de hecho hoy es nuestro aniversario. Acordamos ir al cine en Port Angeles, ver nuestra película favorita y después salir a tomar un refrigerio.
- Wao. - murmuró mamá mientras entraba a mi habitación. - ¿A dónde vas tan linda así?
- Port Ángeles, con Jake. - me di vuelta, recogí mis aretes de la mesa y me los puse. - Es nuestro aniversario. - sonreí, mirándola.
- Es verdad, dos años, ¿no? - confirmé asintiendo. - Todavía recuerdo cuando vino a pedirme que los dejara salir. - ella se rió, nostálgica. - Estaba aterrorizado, pobrecito.