CAPITULO 4

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"Lo que nunca pude decirte... es que pese a todo te amo"


—¿Por qué te expresas de esa manera? No me digas que...—Se levantó frente a Hansa— ¿Te atrae Malai? — Hansa no pudo evitar sentirse irritada por esa pregunta, se acercó a ella y presionó el algodón sobre su labio, que solo pudo emitir un leve gemido de dolor. Se apartó rápidamente, intentando soportar el malestar aún presente en su labio.

—Ese accidente te dejó sin neuronas, es lo único que se te ocurre decir, o, mejor dicho, pensar. —Hansa se dirigió a su silla detrás del escritorio, soltando su cabello ante la mirada molesta de Malee. —Si realmente me gustara, lucharía por ella; una persona como Malai merece la pena. Tú la tienes, pero ahora deseas alejarla de tu vida, y eso no me agrada. Ella es mi amiga y sufro por ella, ya que ella sufre por ti, idiota. —

—¿Desde cuándo se hicieron tan cercanas? —Hansa no solía hacer muchos amigos y le resultaba difícil aceptar que ella y Malai se habían vuelto tan unidas.

—Eso fue por ti, no lo recuerdas, pero tú nos presentaste. Esa historia es para otro momento; además, verte me ha causado un gran dolor de cabeza, deberías irte... y no regresar, por favor. —Malee la miró sorprendida, nunca esperó que Hansa le diera la espalda, y rio de manera irónica.

—Vaya, nunca pensé que tú darías la espalda. Pero no te preocupes, no volveré a pisar tu empresa... pero no olvides que antes de ser su amiga, fuiste la mía. —Sin más, salió de allí ante la mirada curiosa de los demás.

Hansa solo la observó alejarse mientras se servía una copa de vino.

—Regresarás cuando tu memoria vuelva. Solo espero que no sea demasiado tarde y que pierdas a Malai. —

Malee abordó el ascensor y cerró los ojos ante el dolor persistente en su labio. No comprendía por qué los demás apoyaban a Malai y sentía que todos estaban en su contra. Esa etapa de su vida le resultaba borrosa, como si nunca hubiera existido. Apretó con fuerza el volante y regresó a la empresa, donde se encerró en su oficina en un intento por calmarse y evitar pensar en las palabras de Hansa, aunque le resultó imposible. Su teléfono comenzó a sonar y permitió que continuara durante unos instantes antes de decidir contestar.

—Kat, ¿ha ocurrido algo? —

—Nada, mi sol. ¿Cómo estuvo tu vuelo? —

—Fue muy pesado, pero mi estrés comenzó en el momento en que pisé Tailandia. —

—¿Qué sucedió? —

—Traté de no hacer un drama con respecto a Malai, pero fue inevitable. De alguna forma, tuve que informarle sobre el divorcio. —

—¿Cómo ocurrió eso? Pensé que lo harías después de la reunión. —

—Los abogados le avisaron antes de lo planeado y ha sido un completo drama. —

—Es algo que no esperaba, y sé que no tuviste tacto al comunicárselo. Eres dura y cruel con tus palabras, especialmente cuando sientes que no puedes manejar la situación. —

—Lo bueno es que estás de mi lado. —

—Siempre estaré a tu lado, mi sol. —

—Solo tengo a ti, Kat. Los demás se han alineado con ella. Hansa incluso dejó de ser mi amiga al enterarse del divorcio. —

—Hansa se ha vuelto muy cercana a Malai, así que su reacción ante la separación es comprensible. —

—Entiendo su postura hasta cierto límite, pero debes saber que incluso me rompió el labio con un golpe. —

EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA LO ACOMPAÑADonde viven las historias. Descúbrelo ahora