"Lo que el destino escribe, no cualquier mortal puede cambiarlo"
Los primeros rayos del sol comenzaban a iluminar la gran ciudad de Nueva York, mientras la gente se movía por las calles que parecían interminables. El sonido de una alarma resonaba en un departamento en el último piso de un imponente edificio. Una mano emergió de las cobijas de una enorme cama, pero la persona que yacía allí no tenía intención de despertar. De repente, la puerta de la habitación se abrió de golpe, revelando una silueta que entró sin más.
—Malee, debes despertar. Tienes una reunión con Matt antes de ir al aeropuerto. —
Un leve movimiento se percibió bajo las cobijas, donde una atolondrada chica se movía lentamente.
—Ya te oí, Kat, pero no tengo ganas de levantarme. Además, no sé por qué debo volver a Tailandia. Daa ha estado insistiendo en que vaya a ver unos asuntos de la empresa, pero ella puede hacerse cargo o, en todo caso... —dijo mientras se masajeaba la sien.
—En todo caso, ¿quién? —preguntó Kat, tomando su barbilla y esperando una respuesta. Malee desvió la mirada, evitando el contacto visual.
—Esa mujer, a quien todos consideran mi esposa, ocupó mi lugar tras mi partida de Tailandia. En los últimos meses, Daa ha insistido en que regrese, algo que no logro entender. Según Matt, ella ha estado desempeñando un buen papel, aunque dudo que él se preste a alterar los informes mensuales de la empresa. —
—Pero, ante todo, tú sigues siendo la propietaria de todo. Considero que, al igual que cualquier CEO, deberías al menos hacer una revisión para asegurarte de que todo esté en orden y funcione según tus expectativas. No subestimo el trabajo de Daa ni el de tu hermano, pero tú eres la creadora de la empresa que ha crecido con el tiempo. Además, la razón por la que evitas Tailandia es esa mujer, ¿no es así? —
Malee suspiró, sintiendo el peso de las palabras de su amiga. La realidad era que el destino había trazado su camino de una forma que no podía modificar. Las decisiones que había tomado la habían llevado a este momento, y aunque anhelaba no regresar, sabía que había asuntos que debía confrontar.
— No te equivocas, Kat. Esa mujer espera que, con el tiempo, yo recupere algún recuerdo sobre mi matrimonio con ella. Han pasado dos largos años y mi mente sigue igual que cuando desperté en el hospital. No puedo creer que me haya vuelto a casar, pero mi memoria no la alcanza. —Kat, al escuchar esto, asiente con empatía. —Sabes que he consultado a todos los especialistas posibles para entender lo que me sucede, pero nadie me ofrece información nueva. Además, estar allí significaba siempre verla y sentirme la peor persona del mundo por hacerla sufrir. Por eso decidí quedarme aquí, en esta sede. Sé que para Daa no fue la mejor elección y que tal vez pareció que huía, pero... — Se levanta mientras Kat la abraza por la espalda, brindándole apoyo.
— Agradezco tu presencia en un momento tan difícil, cuando mi mundo parecía desmoronarse, y aunque lo que hiciste fue exactamente eso—La abraza con fuerza y ella le responde con cariño.
— También te agradezco por acogerme en medio de mi drama. —
—No es necesario que me lo agradezcas, ya que durante estos años nos hemos apoyado mutuamente. Sin embargo, es imperativo que regreses a Tailandia; para esa mujer, tú eres su esposa, y es fundamental recordar que su perspectiva sobre lo que sucedió antes de su matrimonio era muy diferente. No seas cruel con ella, considera sus sentimientos, ya que tiendes a ser hiriente en cuestiones emocionales. Debes poner fin a esa situación que has estado evitando desde tu partida. —
— Es hora de que solicite el divorcio, pero de manera discreta, ya que la última vez mi abuelo se involucró y causó un gran alboroto. —
—Es cierto, pero es el momento de que lo hagas. Permanecer atada aún mantiene la esperanza en ella de que en algún momento de tu vida la recuerdes, lo cual considero extremadamente cruel, ya que con el tiempo hemos comprobado que eso no ha sucedido y dudo que ocurra. Así que, mi Paradatai, cuando regreses serás una mujer libre, podrás dejar atrás esa parte de tu vida que tú misma reconoces como una tortura. Creo que es lo mejor para ambas. —
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EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA LO ACOMPAÑA
FanficEn el vibrante corazón de Bangkok, Tailandia, se encuentra la historia de Malee, una mujer que parece tenerlo todo. Hijastra de un coronel muy respetado, es la CEO de una exitosa empresa automotriz y, además, ejerce como médico. Su vida parece perfe...