El aire entre nosotros se cargaba de tensión, pero también de esa electricidad que te hace querer dar un paso más. En mi cabeza, todo se estaba desarrollando más rápido de lo que había anticipado, pero me gustaba la forma en que se ponían las cosas. Ella había lanzado el reto, y no tenía intención de retroceder.
Yo: (sonriendo ligeramente) "¿De veras quieres saber hasta dónde puedo llegar?"
Sydney: (jugando con el borde de su vaso) "Eso te lo dejo a ti decidir. A mí me gusta cuando las cosas son... impredecibles."
Su mirada era intensa, casi como si estuviera probando mis límites. No era algo que no hubiera visto antes en la cancha, pero esta vez era diferente. Estaba acostumbrado a la presión, pero no de esta forma. Me gustaba la forma en que jugaba.
Yo: "¿Y qué pasa si te sorprendo?"
Sydney: (sin apartar la vista) "Entonces me habrás dado un buen motivo para seguir aquí."
Me recliné en la silla, cruzando los brazos, observándola como si pudiera desentrañar cada pensamiento que cruzaba su mente. La forma en que hablaba, tan segura de sí misma, me intrigaba. Sabía que no estaba acostumbrada a que las cosas fueran fáciles, pero eso solo me hacía querer jugar un poco más.
Yo: "Te voy a ser sincero, Sydney. Lo que más me interesa ahora mismo no es lo que hagas o digas, es cómo vas a reaccionar cuando ya no haya más palabras."
Su sonrisa se ensanchó, y me di cuenta de que había dejado de hablar solo por hablar. Ahora era un juego, y ella sabía cómo jugarlo también.
Sydney: "¿Es eso lo que haces en el campo? ¿Esperas hasta que todo se resuelva solo?"
Yo: (sonriendo con un toque de arrogancia) "No, no. En el campo no se trata de esperar. Se trata de tomar el control cuando más cuenta."
Sydney: "Vaya, tienes más de lo que parece, ¿eh?"
Mis ojos se fijaron en los suyos. No era solo el coqueteo, había algo más. Había un desafío en ella, una curiosidad que parecía imposible de ignorar.
Yo: "Soy un jugador del Real Madrid, Sydney. Si no tuviera control, no estaría donde estoy."
Ella se acercó un poco más, sus labios casi rozando el borde de su vaso, y me miró con una mezcla de juego y desafío.
Sydney: "¿Y si te dijera que, en este momento, yo también tengo algo de control?"
La provocación estaba clara. La distancia entre nosotros parecía haberse reducido, como si ella también estuviera disfrutando de la tensión que se había generado.
Yo: "¿Qué más tienes que decir? Porque, por lo que veo, te gusta hacer preguntas, pero no ofrecer respuestas."
Sydney: (sonriendo con picardía) "Eso es porque no soy de dar respuestas fáciles. No soy de las que revelan todo a la primera."
La manera en que decía esas palabras, con ese tono tan confiado, me hizo darme cuenta de que esto no era algo trivial para ella. Tampoco para mí. Ambos sabíamos que estábamos jugando un juego mucho más complejo del que queríamos admitir.
Yo: (mirándola fijamente) "No me gustan los juegos, Sydney. Prefiero algo más directo."
Ella respiró profundamente, manteniendo esa sonrisa juguetona, pero ahora había algo diferente. Un atisbo de algo más profundo, más serio.
Sydney: "Entonces, tal vez es hora de que dejemos de jugar y veamos qué pasa sin tantas palabras."
Era un desafío más grande ahora, y por alguna razón, el fútbol, la estrategia, el control... todo se mezclaba con la forma en que nos mirábamos, como si estuviéramos jugando un partido en el que el objetivo era algo completamente diferente.
Yo: "Si es lo que quieres... vamos a dejar de hablar."
Nos acercamos lentamente, la tensión acumulada estallando en el momento en que nuestros labios se encontraron. No fue el beso que esperaba, ni el que ella había anticipado. Fue algo más… algo que ambos sabíamos que solo sucedería si estábamos dispuestos a cruzar esa línea. Y, por alguna razón, estaba listo para dar ese paso.
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tn el hijo de Leonel Messi
Randomeres el hijo de Leonel messi (no eres hijo de Antonella) tienes en la actualidad 16 años, tu mamá murio y tú padre se quedó contigo