Capítulo 9

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"Atrapados en la nieve"

Un punto brillante se abría paso entre las nubes suaves del día, era Chimuelo que llevaba puesto una armadura hecha de acero de gronckle que le incomodaba, haciendo que rasguñara la protección, se sacudiera y gruñera, tratando de que la picazón se disipara; se sentía pesado y lento, y no le gustaba para nada. Se supone que los furia nocturna son rápidos, ágiles, se sentía débil e inútil. Hipo estaba encima de él como en cada vuelo, notaba como Chimuelo se rascaba entre tiempos e hizo una mueca, odiaba hacerlo pasar por esto pero quería que estuviera protegido en alguna batalla, no quería que fuese noqueado por una flecha con raiz líquida.

Hipo acarició su cabeza tratando de calmarlo y que se concentrará en las caricias para que no pensará en su incomodidad. No funcionó y a cambio recibió un gruñido incómodo.

—Sé que el metal causa picazón. —le dijo, apretando la silla de montar. Recordaba como Bocón se quejaba de la picazón en su mano y mandíbula, el hombre siempre se aliviaba cuando se sacaba su prótesis de mano y dejaba su muñón remojarse en agua tibia. También estaban los dolores fantasmas que había vivido con Chimuelo en el pasado, siempre rugia por el dolor y debía sacarle la aleta para remojar la cicatriz con un paño mojado.

Rezaba a los Dioses para que nunca tuviera que pasar por eso.

—Pero debemos concentrarnos. No podemos cometer ningún error. —continuó y Chimuelo se sacudió, cansado —¿Qué tal si volamos más rápido y bajó? Con está armadura y tus movimientos, no nos tocarán. —preguntó y Chimuelo ronroneo.

Chimuelo descendió en dirección al mar, pegando sus alas a su cuerpo para que fuese más rápido. Sus alas se abrieron nuevamente cuando estuvo a centímetros del mar, abriéndose pasó con dificultad al sentir nuevamente la picazón, rascándose sobre la armadura mientras gruñía con molestia. Hipo notó eso.

—Lo sé. Es pesada, solo... —sonidos de movimientos en el aire llamaron su atención y miró al frente —¡Red!

Chimuelo, sin dudarlo ni un segundo o en dudar la voz de su jinete, dio una vuelta en el aire y la red, que iba en su dirección, siguió su camino y cayó hacia el mar. Hipo miró al frente una vez su visión dejó de dar vueltas y vio como dos ganchos iban también hacia ellos, jaló la silla para que Chimuelo subiera. La armadura crujio por el repentino movimiento y los ganchos cayeron al agua al igual que la red. Chimulo dio otra vuelta en el aire, esta vez hacia atrás, y apenas volvió a la normalidad vio como una pequeña ráfaga de flechas iban en su dirección, voló entre ellos y escuchó como una parte de la armadura se aflojaba y se salía de su lugar, perdiéndose en el agua.

Hipo volvió a hacerlo subir y la armadura sonó, las partes empezaron a desprenderse dejando su abdomen y pecho descubiertos, haciéndolo sentir un gran alivio al ya no sentir la picazón.

Una de las flechas impacto justo en su pecho, manchandolo de un líquido naranja. Chimuelo se detuvo, sus alas batiendo en el aire, y miró su pecho, ronroneando con disgusto.

—¡Tiró en uno! —gritó Varjossa con alegría al haberle dado, levantando sus brazos mientras victoriaba.

Hipo escuchaba desde arriba como Varjossa celebraba su buen tiró, era casi natural el como siempre le daba a cualquier blanco, incluso suponía que esa era la razón por la que Tormenta había decidido tomarle cariño (obviamente no era por eso). Sonrió al verlo feliz.

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⏰ Última actualización: Nov 15, 2024 ⏰

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