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Era la noche del 31 de octubre,, y todos hablaban de la fiesta de Halloween que Emz organizaba en la imponente mansión de Mortis. Mi estómago se retorcía de ansiedad. No porque Halloween me importara tanto, sino porque debía asistir con Bibi, y para colmo, Colette estaría ahí... con otra persona. ¿Por qué me afecta? No lo sé, pero lo hace, y eso me fastidia más que la idea de disfrazarme.

Mi atuendo era sencillo pero efectivo, un traje inspirado en Beetlejuice, con el cabello teñido de verde gracias a un tinte temporal. Si bien no tenía ganas de vestirme para la ocasión, el disfraz era obligatorio. Bibi seguramente tendría algo extravagante, pero, siendo sincero, me importaba una mierda el como ella llegara vestida, no es como que si quisiera ir con ella a la fiesta.

El reloj marcaba las 7:15 de la noche cuando cerré la tienda con un suspiro de hastío. El día había sido eterno, y lo único que deseaba era llegar a casa y terminar de prepararme. Entonces, una voz conocida interrumpió mis pensamientos.

Colette: ¡Oye! —La voz chillona de Colette me sobresaltó. Me giré y la vi acercándose con esa sonrisa de puta loca que me hacia sentir raro —. ¿Listo para la fiesta?

Edgar: Ahm, sí —respondí de forma fría, casi automática. Ella lo notó. Sus pasos se hicieron más lentos, y después de unos segundos, se alejó. Para cuando terminé de asegurar la puerta, ya no estaba.

Edgar: Parece un fantasma... —murmuré mientras guardaba las llaves en mi mochila, tal vez no debi contestarle asi a ella.

Pero Colette no había desaparecido del todo. A unos metros, la vi hablando por teléfono, sus gestos animados hacia parecer que realmente estaba feliz. Curioso, me acerqué sin hacer ruido para escuchar con quien y de que hablaba.

Colette: "¡Me encantará verte!" —exclamó Colette con entusiasmo antes de apagar su celular. Esa frase quedó resonando en mi mente mientras me alejaba rápidamente, fingiendo caminar en la dirección opuesta. Volví la vista atrás; ella seguía allí mientras tecleaba en su celular con una gran sonrisa.

Edgar: Tss, no me importa. Puede invitar a quien quiera —gruñí, tratando de convencerme, mientras me dirigía a mi departamento.

Al llegar, arrojé la mochila al sofá y fui directo a mi habitación. Quitándome el uniforme de trabajo, abrí el armario para buscar el traje. Allí, entre las prendas colgadas, estaban esas fotos... fotos de Colette. No voy a entrar en detalles de por qué las tenía ahí; es mejor que nadie lo sepa.

Sacudí la cabeza, ignorando las imágenes, y me concentré en el disfraz. Me puse el traje y me miré en el espejo. Nada mal. Tomé una laca de tinte temporal de la marca de Emz y rocié mi cabello hasta que quedó de un verde oscuro, aunque algunas secciones negras se resistían. Desordené un poco mi cabello y añadí un toque de lápiz negro bajo los ojos para simular ojeras.

Edgar: Pareces un loco vagabundo... —murmuré al verme en el espejo. Aunque, bueno, Beetlejuice no era precisamente un ejemplo de pulcritud.

Sali de mi depa de mala gana en busca de Bibi, me daba pereza ir hasta retropolis, pero supongo que debia hacerlo, despues de todo yo fui el pendejo que acepto ir con ella.

Al llegar a Retropolis, saqué mi celular para avisarle a Bibi que la esperaba, pero una voz irritante interrumpió mi concentración.

Crow: Así que tú eres la cita de Bibi —dijo un cuervo, apoyado en un poste de luz, con una mirada que me analizaba de pies a cabeza.

Edgar: Sí —respondí sin más.

Crow: Qué gustos tan raros... —añadió, con un tono burlón que me sacó una sonrisa cínica.

Edgar: ¿Tú crees? Para mí, raro es que alguien se sienta atraído por un cuervo con voz de niña de seis años.

Su mirada se oscureció, claramente molesto. Qué divertido.

Crow: Ten más respeto por un legendario, mocoso de mierda —gruñó antes de desaparecer con un salto. Yo sólo me encogí de hombros y volví a mirar mi celular. Traté de llamar a Bibi, pero no contestaba. Después de varios intentos, toqué la puerta de su casa. Nada.

Cinco minutos después, mi paciencia se agotó. Si Bibi no aparecía, iría solo. Al menos habría comida.

El trayecto hasta la mansión de Mortis fue peculiar. Pasé por el cementerio y saludé a un par de muertos bastante amigables antes de llegar a la entrada principal. Las puertas estaban abiertas, y la música retumbaba a tres cuadras de distancia. Entré.

El lugar era un espectáculo: telarañas luminosas colgaban del techo, calabazas talladas adornaban cada rincón, y el aire estaba impregnado de una mezcla de perfumes dulces y algo que supuse era incienso. Emz realmente se había lucido.

Me dirigí directamente a la mesa de bocadillos. Tomé una soda y una hamburguesa que, por alguna razón, tenía algo que parecía sangre falsa embarrada en el pan. Mientras comía, mi mirada vagaba por el lugar, hasta que la vi entrar. Colette.

La música, las risas y el bullicio desaparecieron por un instante. Ella estaba ahí, luciendo... demasiado bien. Y de nuevo, ese maldito nudo en mi estómago apareció. ¿Por qué me importa tanto?

Me escondi detras de una estatua de hielo, mi corazon comenzo a acelararse y trato de calmarme, se veia realmente hermosa...

Pero luego, vi como alguien entraba detrás de ella y tomaba su mano.

¿Quien te crees que eres para tomarle la mano asi?... puto idiota.

3's: "Stupid, Sadistic, Suicidal" ﹊Edgar X ColetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora