Fernanda es todo lo contrario a João. Ella es divertida, relajada y llena de vida, mientras que él es serio, calmado y casi siempre distante. La única vez que una sonrisa genuina aparece en su rostro es cuando está con su mascota, Floki. Fernanda, p...
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POV Fernanda
Me desperté sin ganas, como siempre, pero hoy tenía que llevar a Jazmín al veterinario. Sentía una rabia inmensa por lo de Mateo, pero, ¿Qué podíamos hacer? Él era un niño rico de papá, pero un extremo total. No me sorprendería que no entendiera lo mal que me hacía.
Rápidamente me puse algo que me cubriera. No quería que los paparazis me pillaran, y lo peor de todo eran los moretones. Si ayer estaban rojos, hoy ya estaban morados. Gracias a Dios que ninguno estaba en la cara, los demás los podía cubrir con leggins en la parte de el muslo, una chaqueta de compresión con cuello para tapar los del cuello.
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Pero no me iba a poner algo cualquiera, así que me aseguré de estar cubierta, pero no sin estilo. Después de ir al veterinario, tenía que dejar a Jazmín en casa, porque a la tarde estaban los empleados en la casa. Y a las 7 tenía que ir al gimnasio. Era mejor apurarme porque ya eran las 2 y el camino al veterinario iba a tomar al menos media hora.
Ya estábamos en la carretera, y como siempre, el silencio no me incomodaba cuando estaba con Jazmín, pero hoy era diferente. La verdad, el silencio me hacía sentir sola, y me ponía mal. Jazmín siempre había sido una perrita tan alegre y llena de vida, y verla tan callada solo aumentaba mis preocupaciones.
Finalmente, llegamos al veterinario. Me dijeron que le harían un chequeo y me pidieron esperar. Asentí y me quedé esperando durante una media hora que pareció eterna.
Al fin, salió el doctor.
—Hola, tú eres Fer, ¿verdad? —me preguntó.
Asentí.
—Bueno, por ahora está bien. No creo que pase nada grave, está muy bien cuidada. Pero como es una raza pequeña y algo débil, puede que tenga algún problema en la patita para siempre —me dijo el doctor, y no pude evitar que las lágrimas comenzaran a salir de mis ojos.
