Un hambre insaciable de Ser, más leve que la misericordia. Ahora la saciedad: no saber cómo tocarme el cabello sin recordar tu forma de manipular los materiales.
Enséñame a acariciar suavemente, con responsabilidad y dulzura. Bríndame ejemplos de lo imposible, es tuya mi atención plena.
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El verdadero presente: ubicas todas las vidas en mi mano, todavía no saben sonreír; me provocan una ternura infinita.
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[Mientras duermes] el ritmo de tu respiración modula el crepúsculo y la frialdad de cubrirse.
Eres una experiencia cercana a la muerte. Tus ojos son tan negros que me provocan esa cosquillita de casi caer al vacío.
La verdad no sé cómo haces cepillarte los dientes, me refiero a los espejos y a las gotas.
