SU0°C: AGREEMENT

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—¿Casarme?

La voz de Jimin rompió el delgado hilo musical que llenaba el salón del restaurante. Las cejas de su padre, Park Woon Bin, se fruncieron ligeramente.

—No es una decisión tan extraña, después de todo, ya cumpliste los veinticinco y tienes la extraña costumbre de repeler a todo el que te presentan.

El omega de cabellos color rosa tenía ganas de replicar con algo más que una mueca ofendida. Si bien era cierto que muchos de sus coetáneos ya tenían hasta cachorros, él había usado su privilegiada posición de primogénito para desafiar las tradiciones de la casta.

Pero como todo en esta vida, parecía que se acercaba al final de esa esponjosa fantasía. Park Jurin, la madre de Jimin, intentó suavizar la tensión que había ocupado el reservado de los Park en el Imperial Swan Palace, el hotel propiedad del futuro esposo de su hijo.

—No te precipites, cariño—La hermosa omega de ojos azules y cabellos de igual tonalidad del aludido suspiró—Estoy segura que abandonarás tu aversión hacia el tema del casamiento cuando llegue tu prometido.

—Eso es...

—Ah... justo a tiempo. Yoongi es un hombre de palabra.

La mención de ese nombre provocó una pequeña revolución en el omega más joven. Jimin sabía que las instalaciones donde sus padres habían pactado entrevistarse con él pertenecían al socio comercial más fuerte que había tenido su familia desde que podía contar con conciencia.

El clan Min, un imperio construido por el abuelo de Yoongi y en constante expansión, incluso antes de que el padre de este fuera brutalmente asesinado, seguía siendo el tema principal para la alta sociedad.

Aún cuando la prensa se las arreglaba para disfrazar la verdad a conveniencia, y la red donde los Park se movían estuviera enlazada a los Min, Jimin sabía que mucho de lo que llevaba el sustento a su mesa o mejor dicho a las arcas familiares, tenía que ver con la profesión tras bambalinas en la que Yoongi ejercía como amo y señor.

Un omega con sentido común debería estar temblando de miedo ante la idea de compartir habitación con semejante espécimen. Pero Jimin carecía de cualquier gramo de coherencia cuando aquel alfa de mirada felina y rostro inexpresivo entraba en la ecuación.

Lo había visto por primera vez junto al féretro de Min Jaejun, cuando Yoongi tenía veinticinco y él tan solo diecisiete. Ahora los ocho años que los separaban se camuflaban fácilmente, y Jimin deseó no haber escogido un traje tan simple para recibir a quien sería su prometido.

—Park.

—Min.

Su padre y aquel hombre se estrecharon las manos. Los ojos de un dorado líquido del actual cabeza de familia del Clan Min no se detuvieron más de lo cortés en la figura esbelta de Jimin o en el hermoso vestido de cóctel que llevaba su progenitora.

—He tratado de llegar lo antes posible. El aeropuerto nos deparó un par de inconvenientes. Supongo que ya le has comunicado a tu hijo lo de nuestro acuerdo. Si no te importa, me gustaría empezar cuanto antes. Dentro de un mes, Jimin será el señor de mi casa. Me preocupa que la prensa filtre información antes en ese lapso de tiempo.

Si hubiera sido asiduo a coquetear con el vino, el pequeño omega se habría atragantado. Sin embargo, logró recomponer su expresión de fría indiferencia mientras jugueteaba con el pescado en su plato.

—Precisamente estábamos discutiendo esa parte cuando llegaste. Jiminnie está muy honrado de ser tu prometido.

—¿En serio?

La nota ácida en el tono grave de Yoongi casi obligó al omega a buscar su mirada. Jimin había sido educado para obedecer, convertiste en el esposo ideal y engendrar tantos cachorros como pudiera su joven cuerpo, o esa debía ser la norma, cuando a la edad de dieciocho y por culpa del propio Yoongi, había decidido cambiar tal regla.

•SEOUL UNDER ZERO•YM/DS¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora