Desde su posición en el reservado del jet que la Min's Airline había bautizado como DK (Daegu King), el único culpable de no poder explicarse con claridad, observaba el aleteo de las largas pestañas de su esposo, en perfecto compás con el cálido murmullo de su respiración.
—Al menos alguien disfruta del viaje…
Concluyó Yoongi antes de retirarse los lentes de montura negra que en las últimas horas habían formado una alianza con la estructura ósea de su rostro.
Tendría que encontrar una salida rápida para hacerle saber al inocente de su esposo que ya no le quedaba familia viva en Seúl o en Busan, a excepción de su molesto medio hermano, cuya localización especulaba estuviera cubierta en Europa.
"Si sabes lo que te conviene, entregarás los documentos encriptados en el archivo ZETA y el proyecto del programa ZERO a nuestra fundación. Tu padre solía tener la cabeza sobre los hombros la mayoría de las veces. No me decepciones, cachorro."
Cuánto odiaba que le llamaran de esa manera. Cuánto trataba de reunir paciencia para no mandar al carajo el plan que con tanta delicadeza le aseguraría el control del Senado desde la posición del esposo del único heredero vivo de los Park.
El poder y el placer eran una combinación peligrosa. En la ecuación del magnate nunca estuvo la posibilidad de que el hombre de cabellos rosas y gentil expresión que dormía a su lado pudiera enredarlo en su meñique con tanta facilidad.
Tenía que apresurarse y construir el muro que lo protegiera de esos sentimientos. Colocar en fila sus peones para evitar que el otro rey deshiciera la barricada y ganara el único ajedrez en el que desconocía las reglas.
—¿Ya aterrizamos? Soy un desastre cuando se trata de los vuelos. Acabo perdiendo la noción del tiempo y por ende durmiendo de más… ¿Yoonie?
Y allí estaba su peor miedo, la forma en que su corazón se sacudía a causa del suave arrullo que representaba la voz de su esposo acabado de despertar, subía la apuesta a favor de que más allá de la atracción carnal, lo que creía mentira o consecuencia del derroche de pasión se estaba materializando en realidad. Yoongi endureció la expresión.
—Aún no aterrizamos. Vuelve a dormir.
Jimin pudo haber estado soñando para imaginar la facilidad con la que el carácter de su esposo mutaba en respuesta a su presencia.
Pero ya se había hecho una promesa a sí mismo. Una donde fuera de la manera que fuera, continuara siendo él mismo a pesar de amar aquel inconsciente de ojos color ámbar más que a su propia existencia.
—No, ya he tenido suficiente descanso. Si no te importa, querido, iré a refrescarme. Necesito estar en mis cinco sentidos cuando lleguemos a Min's House. Por mucho que tengas un ejército de amas de llave y demás personal, un complejo de tres edificios no se conoce en un solo día. Permíteme…
Unas manos pequeñas y en extremo gélidas le retiraron el portátil que el alfa apoyaba contra el mullido brazo del reservado. Minutos después, Yoongi observaba el balanceo de las caderas de su omega camino al baño del jet con ganas de que un tornado se lo llevara de allí.
—¡Maldita sea! A veces olvido que es demasiado hermoso para su propio bien…
Masculló mordiendo la desgastada uña de su pulgar derecho. Se iba a quedar sin argumentos con un Jimin tan agradable, al que por lo visto sus cambios de emociones ni siquiera le hacían mella.
Ese era el precio cuando de una forma u otra llevaban tanto tiempo conviviendo en los mismos círculos. Varias escenas tórridas de sí mismo entrando al cuarto de baño y tomando a su esposo sobre el lavado para hacerlo pagar por todo lo que causaba en su interior asaltaron al alfa, y quizás hubiera pasado del umbral de la imaginación, si la presencia de Jeon Jungkook no llegara a su campo visual, armado de una bandeja de comida digna para abastecer a un pequeño regimiento.
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•SEOUL UNDER ZERO•YM/DS¹
Hayran KurguPark Jimin siempre ha vivido bajo el manto protector de su familia. Los senadores Park, con su reputación intachable y una secuencia de secretos obscuros que hombres como Min Yoon Gi se encargan de eliminar no pueden estar más emocionados en sellar...