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⟨⟨Abuela ¿Por que veo esas cosas? Mis compañeros dicen que soy un mentiroso por decirles lo que veo— Dijo inocentemente aquel pequeño, su voz apenas un susurro en el silencio de la tarde.

—No eres un mentiroso cariño— la abuela lo sentó en su regazo, envolviéndolo en un cálido abrazo— tienes un Don mi amor y eso es algo maravilloso. No hagas caso, tú eres un niño increíble con mucho talento y mientras tú te aceptes el resto no importa ¿Entendido?

—Entendido—Dijo mostrando una sonrisita cuadrada, sus ojos brillando con una mezcla de curiosidad y alivio.

—Ahora, dime qué viste cariño— su voz era suave como la brisa de un día de verano.

—Mmm...cuando la profesora me ayudo a dibujar mi avión ella tomo mi manito y vi que ella sonreía mucho mucho así de grande—,Agrando exageradamente las mejillas con ayuda de sus pequeñas manos para asemejar la expresión—estaba un señor con ella estaba de rodillas con una cajita en la mano no pude ver lo que había ahí, seguro no pudo dibujar muy bien y por eso le pedía perdón de rodillas.

—Jajaja Y, ¿Por que piensas que le estaba pidiendo perdón de rodillas?—Su nieto era una cosita tierna, su inocencia le arrancaba una sonrisa a la abuela.

—Solar dijo que cuando su papá hacia enojar a su mamá le pedía perdón de rodillas— dijo jugando con la plastilina que le había dado su abuela, sus dedos pequeños moldeando figuras sin forma definida.

—Ya veo — sonrió ante esa respuesta—pero no creo que haya sido una disculpa talvez fue una propuesta—

—Mmh propuesta y ¿eso qué es?— pregunto inocente, sus ojos llenos de una curiosidad infantil que conmovía el corazón de la mayor

—Cuando dos personas se aman mucho quieren compartir su vida para siempre y para eso uno de ellos hace la propuesta y la otra persona decide si acepta o no—acaricio dulcemente el cabello del pequeño niño sentado en su regazo, sus dedos recorriendo suavemente las hebras suaves como la seda.

—Y... ¿la profesora aceptó?— preguntó el niño, su voz llena de una emoción infantil.

—Eso no lo sabemos, cariño. Pero si lo hizo, seguro que será muy feliz— dijo la abuela, su voz llena de una calidez que solo podía provenir de un corazón lleno de amor.

—Espero que sí— dijo el niño, sus ojos brillando con una esperanza infantil.

—Yo también, mi amor. Yo también— dijo la abuela, su mirada llena de un amor incondicional hacia su nieto.⟩⟩

Taehyung despertó sobresaltado, el sudor frío empapando su piel como si hubiera estado nadando en un mar de angustia.  Su pecho se alzaba y caía con violencia, cada inhalación un esfuerzo casi que doloroso para llenar sus pulmones con el aire que se negaba a entrar.

No era una pesadilla en el sentido tradicional, no había monstruos ni espectros, solo la memoria viva de un pasado que se negaba a morir. La sonrisa de su abuela, la calidez de su regazo, la inocencia de su propia mirada… todo eso se desvanecía en un torbellino de culpa y desesperación.

Las lágrimas brotaron de sus ojos como una fuente inagotable de dolor. No eran lágrimas de miedo, ni de tristeza, sino de un profundo, desgarrador anhelo por una vida que nunca había sido suya.

Su don, antes un misterio fascinante, ahora se convertía en una maldición. La capacidad de ver más allá de la realidad, de percibir los hilos invisibles que conectaban a las personas, se había transformado en una prisión de dolor. Era como si el mundo se hubiera teñido de un color gris, opaco, sin esperanza.

Cada vez que sus ojos se abrían, se enfrentaba a una realidad cruel, una realidad donde sus pensamientos lo carcomían vivo

¿Por qué a él? ¿Por qué no podía ser como los demás?

El deseo de escapar, de borrar su don, de ser un simple mortal, se convertía en una obsesión que lo consumía.

Las lágrimas seguían fluyendo, una cascada de dolor que parecía no tener fin. Taehyung se acurrucó en la cama, buscando un refugio en la nada, anhelando un sueño que lo liberara de la realidad.

Pero en cuanto intentó volver a dormir un dolor se instaló en su cabeza y espalda. Los oídos empezaron a dolerle junto a un agudo pitido. Otra vez pagando las consecuencias de interferir en el destino de otras personas

—Abuela... ¿por qué me dejaste?— La voz de Taehyung era un susurro apenas audible, pero las lágrimas que brotaban de sus ojos eran espesas, como si cada una llevara consigo un pedazo de su alma—Debiste llevarme contigo... ya no puedo seguir... duele demasiado

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—Ya está todo listo, joven. El chofer lo está esperando— dijo EunWoo con voz suave, pero Jungkook no se movió.  Su mirada fija en el suelo, sus manos apretadas en puños,  era como una estatua de hielo.  EunWoo se acercó, la preocupación en sus ojos —Su padre quiere despedirse de usted—

—Dile a Jeon Dohyung que su despedida me importa una verdadera mierda—dijo Jungkook con una voz fría y cortante —Pero hay algo que quiero que le informes.  Dile que yo nunca dejo cosas pendientes. Él sabe que yo sé toda la verdad Y por esa razón me está enviando a ese lugar. Pero yo no me quedaré quieto hasta que pague por lo que le hizo a mi madre–

Sus palabras resonaron en el silencio de la habitación, cada una de ellas cargada de un odio que se podía palpar en el aire.  EunWoo sintió un escalofrío recorriéndole la espalda, pero también un profundo dolor por Jungkook y por la Señora Jeon.

—Encargate de informarle  todo lo que te he dicho, ¿bueno?— La mirada de Jungkook se posó en EunWoo,

—Así será, joven—  EunWoo hizo una pequeña reverencia, sintiendo un nudo en el estómago —Tenga mucho cuidado—

—Lo tendré, EunWoo.  No te preocupes— dijo Jungkook con una calma inquietante. Sin más saliendo de ahí

—Y... ¿Jungkook?— Dohyung entró en la habitación, su rostro cansado y nervioso, pero también había una pizca de miedo en sus ojos.

—Él ya está de camino al internado— dijo EunWoo, sintiendo la tensión en el ambiente.  —Y me dejó un mensaje para usted—

—¿Un mensaje? ¿Qué es?" Dohyung se acercó, la curiosidad y el nerviosismo luchando por controlarlo. —¡Habla de una vez!—Su voz se elevó un poco, mostrando su impaciencia.

—Dijo que él nunca deja cosas pendientes y que conoce una verdad que, según el joven Jungkook, es la razón por la que usted lo está mandando a un internado— EunWoo observó a Dohyung, su rostro pálido y sudado —También dijo que no se quedara quieto hasta que usted pague por lo que le hizo a la señora Jeon—

EunWoo sintió un nudo en la garganta.  No entendía a qué se refería Jungkook.  ¿Qué verdad?  ¿Qué le había hecho Dohyung a la Señora Jeon?  EunWoo se había criado con ambos, los había visto como una familia, pero ahora se sentía perdido, sin saber en quién confiar.

—Já, solo eso faltaba— dijo Dohyung con una sonrisa amarga, tratando de disimular su miedo —Ojalá que allá lo corrijan como se merece por andar diciendo tonterías—

EunWoo no respondió.  No podía creer que Dohyung estuviera minimizando las palabras de Jungkook.

—EunWoo, alista tus cosas— dijo Dohyung en un tono autoritario, tratando de recuperar el control — Irás con Jungkook.  Son de la misma edad después de todo. Tu ingreso no será un problema. Pero recuerda que tu objetivo es informarme todo lo que hace y hará Jungkook. Solo tienes que hacer eso.  ¿Has entendido?—  Su mirada se posó en EunWoo, una mirada fría y penetrante.

—Sí, señor—dijo EunWoo, haciendo una reverencia.  No dijo nada más.  Simplemente se dio la vuelta y salió de la habitación,  sintiendo una mezcla de confusión, miedo y lealtad.  No sabía qué hacer, no sabía a quién debía creer.  Pero sabía que tenía que estar cerca de Jungkook, que tenía que protegerlo, que tenía que estar ahí para él.




❦ ════ •⊰ 𝕀 𝕊𝕒𝕨 𝕪𝕠𝕦 𝕚𝕟 𝕞𝕪 𝕧𝕚𝕤𝕚𝕠𝕟𝕤 ⊱• ════ ❦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora