Tres chicas cuyo trabajo las obliga a cambiar de pareja cada poco tiempo, Mia, Mar y Cler se ven sorprendidas por la noticia de otro romance nuevo, esta vez, con integrantes de una de las bandas más famosas del momento, One direction.
¿Podrán cumpli...
Pasaron varios días, y aunque la tensión inicial había dejado una huella en cada una de las chicas, poco a poco la vida en la casa comenzó a recuperar su ritmo habitual. Cler había decidido volver al apartamento. El sol de la mañana entraba a raudales por las ventanas del pequeño espacio, iluminando la sala donde las tres chicas estaban reunidas.
Mar estaba tirada en el sofá, con una taza de café entre sus manos, cambiando canales sin prestar mucha atención. Mía, sentada en el suelo, ojeaba su teléfono, mientras soltaba risitas y esbozaba una sonrisa a cada rato. Y Cler, estaba en la mesa del comedor con su ordenador abierto, escribiendo frenéticamente.
Los días desde que las nuevas normas fueron aplicadas se volvieron más aburridos para las chicas, de normal, siempre había movimiento en casa, venían los chicos, hablaban, veían películas... ahora la tranquilidad y el silencio eran protagonistas de la mayoría de los minutos.
Mía no perdió la costumbre de hablar con Harry por mensajes, los dos se echaban de menos mutuamente y se lo dejaban saber, causando que esta estuviera absorbida por su teléfono.
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Mar, intentó varias veces hablar con Zayn, sin llegar a obtener resultados, por lo que por su bienestar mental, decidió devolverle el vacío que este le hacia en primer lugar, causando un gran silencio entre los dos durante días.
Cler, había sido contactada por Camila, ya que ella iba a ser la primera en revelar su relación y tenían que planear muchas cosas, por ello, su decisión de hablar con Niall, por ahora, había pasado a segundo plano.
-¿Quién quiere sushi? - preguntó Mía de repente, dejando el móvil a un lado y estirándose como un gato perezoso. - Siento que merecemos una tarde de caprichos después de esta semana infernal.
Mar levantó una mano sin despegar la vista de la televisión.
- Yo voto por pedir doble ración de noodles -dijo Cler, con la voz arrastrada, aunque su tono tenía un dejo de alivio, como si por fin pudiera relajarse.
-¿Doble ración? ¿Y luego quién se queja de que no le cierran pantalones? -bromeó Mar, aunque su sonrisa traicionaba el cariño detrás de sus palabras.
Cler la miró sin decir nada, algo en sus preguntas hizo que volviera la mirada a su ordenador, frunciendo el ceño y turnando a una mirada triste.
- Cállate, nutricionista frustrada. También pedirás extra de uramakis y lo sabes. - respondió Mía, lanzándole un cojín que Mar esquivó con facilidad.
Las tres rieron, y por un momento, la atmósfera ligera pareció borrar cualquier rastro de la pelea con Camila o del estrés de los días anteriores. Era como si el simple hecho de estar juntas en ese espacio compartido, en ese caos que llamaban casa, les recordara que siempre podían contar unas con otras.