Mía
Las palabras salieron de mi boca como un susurro casi desesperado, cargadas de un anhelo que ni siquiera sabía que tenía hasta ese momento.
- ¿Podrías darme un beso?
El silencio que siguió a mi pregunta fue lo más aterrador que había sentido en toda la noche. No me miraba con disgusto, no parecía enfadado, pero la forma en que sus labios se separaron apenas un poco, como si estuviera debatiendo algo dentro de sí mismo, me llenó de dudas. Apreté su mano entre mis dedos, sintiendo la calidez de su piel, esperando una señal, cualquier cosa. Los segundos se sintieron como horas, mi corazón latía tan fuerte que temí que pudiera escucharlo.
¿Acaso no quería besarme? ¿Había malinterpretado todo? Tal vez sólo me estaba dejando llevar por el alcohol y esto, lo que sentía, no era real para él. La angustia empezó a formarse en mi estómago y me mordí el labio con fuerza. Pero entonces, sintiéndose como un suspiro de alivio, sus dedos dejaron mi mano y subieron hasta mi rostro. Me quedé inmóvil, con mi respiración atrapada en mi garganta cuando sus ojos se fijaron en los míos.
- Mía, aún estás algo borracha, ¿estás segura de que quieres eso?
El brillo de sus ojos bajo la luz tenue del baño hizo que mi pecho se encogiera. Tragué saliva y negué con la cabeza.
- No estoy borracha... o bueno, sí, pero sé lo que digo - sonreí levemente, intentando aligerar el ambiente. - Y sé lo que quiero.
Liam suspiró, sus dedos estaban rozando mi mejilla en una caricia suave antes de dejarlos caer. Pasó una mano por su pelo, como si estuviera peleando contra sus propios pensamientos, y me di cuenta de que ahora los papeles habían cambiado.
Ahora era yo la que quería darle seguridad, la que necesitaba que entendiera que esto no era un error.
Lo sujeté entre mis manos, obligándolo a mirarme.
- No vas a estropear nada si es lo que estás pensando, quiero que me beses y quiero besarte, por favor.
Mis palabras salieron en un susurro cargado de deseo y necesidad. Liam cerró los ojos un momento y, cuando los abrió de nuevo, se acercó hasta que nuestras frentes se tocaron. Su piel contra la mía, su respiración mezclándose junto con la mía, hicieron que todo mi cuerpo se tensara con anticipación.
Bajé mis manos hasta su cadera, quería sentirlo más cerca, quería todo de él. Liam volvió a colocar una de sus manos en mi mejilla, apartando un mechón de pelo tras mi oreja con una delicadeza que me hizo sonreír.
- ¿Estás segura? - susurró, con su voz ronca y dulce a la vez.
Elevé un poco la barbilla, dejando nuestros labios a escasos centímetros.
- Al cien por cien.
El roce de su nariz contra la mía provocó un cosquilleo inesperado en mi estómago. Sonreí sin poder evitarlo y me aferré a su espalda, atrayéndolo más. Lo quería más cerca. Necesitaba que me tocara, que me hiciera sentir todo lo que mi cuerpo ansiaba en ese momento.
Cuando sus labios finalmente rozaron los míos, mi corazón se detuvo un instante. El beso no llegó de inmediato; fue apenas un roce, una exploración titubeante de nuestras intenciones.
Liam sonrió contra mis labios y eso fue suficiente para que mi cuerpo se encendiera de expectación. Cerré los ojos y, cuando finalmente nuestras bocas se unieron, sentí que el mundo entero se desvanecía.
El beso fue dulce, lento, pero cargado de una tensión que amenazaba con consumirnos. Mis dedos se enredaron en su pelo, atrayéndolo más hacia mí. No podía evitarlo. Quisiera o no, lo deseaba con una intensidad abrumadora. Liam gimió suavemente contra mis labios y yo aproveché ese momento para profundizar el beso. Su lengua tocó la mía, y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Sentía su respiración errática, sus manos sujetando con firmeza el lavabo a ambos lados de mis piernas, como si se estuviera conteniendo.
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Novia por contrato
FanficTres chicas cuyo trabajo las obliga a cambiar de pareja cada poco tiempo, Mia, Mar y Cler se ven sorprendidas por la noticia de otro romance nuevo, esta vez, con integrantes de una de las bandas más famosas del momento, One direction. ¿Podrán cumpli...