—¿Estás seguro de lo que dices? —Kirishima le volvió a preguntar.
Bakugo dejó la taza de café sobre la mesa y entrecerró los ojos en su dirección.
—Claro que sí. Mira esto —le dio su teléfono para que revisará la fotografía —, los papeles que están en ese escritorio tienen el logo de la compañía. Si se hace un acercamiento a la imagen es muy notorio. Ese tipo debe trabajar aquí.
El pelirrojo miró con curiosidad la pantalla por algunos segundos, antes de devolverle el móvil.
—Bueno, es una posibilidad —admitió —. O puede que solo haya tenido que hacer unas diligencias…
—No —Bakugo lo interrumpió, ceñudo —. Estoy seguro de que esa clase de documentos sólo circulan entre los empleados y no son los que se les otorgan a los clientes. Él debe trabajar en esta empresa.
—Pareces muy animado por eso —Kirishima sonrió.
Bakugo negó con la cabeza, desviando la mirada hacia otro punto de la cafetería para disimular la ligera inquietud que sus palabras le habían provocado.
—No es cierto. —refunfuño —. No digas estupideces.
—¿Te emociona conocer al autor de esa historia que tanto sueles leer, verdad?
—¡Te dije que te calles! —Bakugo farfulló, ganándose un par de miradas para nada discretas de quienes estaban en el local.
Kirishima dejó escapar una risa por lo bajo, sólo consiguiendo aumentar el fastidio que envolvía al rubio, junto con un ligero matiz de vergüenza. Aunque no lo dijera en voz alta, la suposición de su amigo no estaba muy lejos de la realidad.
—Bueno, lo haré, no tienes por qué enojarte.
—No estoy enojado.
—Creo que sí lo estás. —Kirishima señaló las arrugas de su frente.
Bakugo se forzó a relajar la expresión, tan solo para no darle el gusto.—¿Lo ves? Ahora estás mucho mejor.
—Si sigues hablando, te golpearé —siseó entre dientes, sin mucha paciencia.
Kirishima levantó las manos en señal de rendición, aunque la diversión no se había esfumado de sus ojos.
—Tranquilo, solo estaba bromeando un poco. No tienes porqué ser tan agresivo.
—¿De qué hablas? —Bakugo apretó una de las servilletas en un puño, con un intento de sonrisa—. ¿No te parezco alguien pacífico?
Kirishima enarco una ceja.
—Por supuesto que no.
Aunque habían transcurrido algunas horas, el pensamiento de qué el autor pudiera estar más cerca de lo que esperaba no lo había dejado tranquilo. De hecho, esa noche Bakugo no pudo conciliar el sueño tan fácilmente como en otras ocasiones, perdido en sus propias ideas al imaginar el tipo de persona que podría estar detrás de esa pantalla, alguien a quien quizá ya había visto en alguna oportunidad, o incluso haber intercambiado palabra con él.
Todo lo que sabía del autor es que se trataba de un hombre, por los calificativos que este solía emplear cuando publicaba algún anuncio luego de cada capítulo.
No es como si Bakugo estuviera muy ansioso por conocerlo. Él nunca perdía los nervios por alguien. Sólo tenía… curiosidad, eso era todo. Debía tratarse de algo por el estilo, no quería detenerse en otra posibilidad.
Cuando vió que el hombre de cabellos rubios se había calmado un poco, Kirishima terminó de beber su café y volvió a mirarlo.
—En conclusión, además de compartirme tus sospechas ¿Por qué me llamaste para venir? No sueles querer reunirte conmigo por las mañanas, por las tardes o en… ninguna oportunidad.
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Entre palabras sueltas || BakuDeku
FanfictionEn la carrera por intentar escalar en cierta compañía, Katsuki Bakugo tiene como objetivo principal convertirse en uno de los mejores ejecutivos por encima de sus compañeros de trabajo. Sin embargo, sus deseos se ven frustrados tras la llegada de un...