Todas quieren a mi marido, el fiel

La santa

-¿Cómo fue?- pregunto la de pelos azules oscuros.

Otro día en la mansión y la pareja estaba teniendo un desayuno juntos... Muy juntos ya que el duque hizo que su duquesa se sentara en su regazo mientras él le daba de comer.

-Como escuchastes amado esposa...- el duque suspiro algo molesto y resignado -Tengo que cuidar de la santa Ameril.

La santa Ameril, la nueva santa desde que la anterior se retiró, con su hermoso pelo negro y ojos obsidiana era una santa hermosa y codiciada por cualquier hombre. Es nueva y apenas llegó así que durante un tiempo debe ser cuidada por un hombre noble de cualquier hogar poderoso y entre ellos estaba su amado Aleph.

-Y-Ya veo...- dijo la duquesa la cual en el interior estaba insegura, si su esposo pasaba tiempo con la santa eso podía significar que el pueda enamorarse de ella.

-Pero para aclarar... Estaré siempre pensando de ti mientras la cuido.

-¿Eh?

-Pensare en ti, siempre en ti aunque esté con ella porque eres mi esposa.

-Las cosas que dices...

Fue lo que ella dijo mientras sonreía y sus mejillas se tornaban rojas, al final no había nada de que preocuparse.

Llegó el momento y el duque se encontraba en las calles caminando con la santa pues ella pidió un paseo... En su mirada se notaba que ella quería al de ojos azules para ella sola así que empezó con su plan.

-¡Oh, duque Baltazar! Usted se ve muy fuerte.

-Gracias, entreno todos los días para proteger a mi esposa de amenazas.

-¡Duque Baltazar! Ese vestido de azul cielo se ve hermoso.

-Sin duda... Le quedará bien a mi esposa.

-¡Duque! Esas flores de ahí son lindas, ¿Sabia que mis favoritas son los claveles?

-Que coincidencia, a mi esposa le gustan también... Talvez debería comprar para ella.

Pero todo fallaba, no importa lo que la santa dijera o hiciera en la mente del duque solo había alguien... Su amada esposa que estaba en el ducado. La de pelos negros había un puchero cuando nada salía como quería asi que un último recurso fue usar su encanto y justo cuando iba a tocar su mano... Aleph la quito

-Santa... No se que está haciendo pero detengase ahora- hablo el duque con un tono serio mientras su mirada se posaba en la santa quien temblaba de miedo.

-Du-Duque... Y-Yo solo quería tomar su mano... Me da miedo estás calles- la santa intento decir algo pero el duque se rió en bajo, era una excusa absurda.

-Las calles se ven bien y cero peligrosas ya que es de día- dijo mientras aunque tuviera una sonrisa su mirada era de desdén -Si le da miedo algo tan trivial como para que deba tomar la mano ajena entonces es porque usted no ha madurado.

-Pero yo.

-Usted es la santa pero actúa como una niña de 5 o 6 años, comportese y actúe como la santa que es.

Y con eso la santa se quedó callada, volvieron al templo pero el duque se quedó aún cuidándola. La santa estaba en su habitación vistiéndose pues ella no había sacado su última carta... Ella se puso una bata algo transparente e íntima para salir de su habitación, llamo al nombre de Aleph con seductividad pero solo se encontró a un seguidor del templo así que ella volvió adentro.

-¿¡Y el duque!?- pregunta la santa entre la molestia y la vergüenza.

-¡A-Ah! ¡S-Si! E-El volvió a su hogar... Según, su esposa está en peligro- dijo el seguidor.

Y la santa solo grito de la frustración porque su plan no fue como lo acordado mientras que en el ducado Baltazar... El solo termino acabando con la vida de los hombres que entraron en su hogar apunto de secuestrar a su esposa, cuando termino el solo libero a su esposa y la tomo en brazos para cargarla a la habitación.

-Cari... Ño...- la voz de su amada era algo débil, debieron haberle puesto algo para que esté inconciente.

-No hables amor... Se acabó, perdón por no estar contigo- hablo con una voz de culpa, cargando con la responsabilidad de que su esposa casi muere por no estar con ella.

Y al final, el duque renunció a cuidar a la santa por lo que ahora el Marqués de la casa Babiloa cuidaba a la santa mientras que el duque Baltazar cuidaba a su esposa... Ya se imaginan como se puso la santa al saber que el duque Baltazar ya no la cuidaría.