Capitulo 2 Las modelos

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Pasaron los días desde la última discusión. Itachi seguía actuando serio con Izumi, pero no dejaba de cumplir con su rol de padre y esposo, aunque en la privacidad de la cama seguía todo igual. Cuando Itachi volvía a casa temprano pasaba la mayor parte jugando y ayudando a Koichi con la tarea y otras actividades, que un padre e hijo hacen para mantener viva y sana la conexión. Cuando llegaba tarde, Izumi hacía como si durmiera cuando en realidad estaba atenta a los movimientos de su esposo que revisaba su teléfono y luego se daba un baño y volvía a cama para tomar su lado dándole la espalda a su esposa. Ni siquiera un abrazo o un beso merecía la mujer que esperaba todo el día por un poco de atención de su esposo.

Una noche mientras se bañaba, Izumi tomó el teléfono, pero pronto se dio cuenta que estaba bloqueado. Esto no era algo nuevo, ya que según lo hacía en dado caso de extravío. Sin embargo, con todo lo que pasaba en su mente esto comenzaba a molestar.

Algo pasaba y ese algo no era el cansancio o estrés, era algo más, eso pensaba Izumi. Trataba no pensar de una supuesta infedilidad sabiendo lo atractivo que era Itachi, y con el puesto que ahora tiene, eso hace que sea aún más. En el pasado tuvo muchas admiradoras que le hicieron la vida imposible, pero triunfó porque él solo tenía ojos para ella. ¿Seguiría pensando igual?

La ropa de Itachi al final del día no llevaba evidencia de un amorío con la secretaria sensual o la guapa ejecutiva. Tampoco su cuerpo hasta donde le permitía verlo Izumi, otro detalle que era extraño siendo la esposa, llevaba semanas sin verlo completamente desnudo. Izumi de adrede se vestía frente a él para que hiciera lo mismo, pero Itachi ni eso lo obligaba a desvestirse frente a su esposa. Todo lo hacía dentro del cuarto de baño.

Una mañana mientras daba el desayuno a Koichi, y mientras Itachi se vestía para el trabajo, Izumi subió a la alcoba con la excusa que Mikoto pasó a visitarlos temprano. Abrió la puerta del baño sin avisar y encontró a Itachi haciendo una llamada a medio vestir.

—Después te llamo... —colgó y giró a ver a su esposa. Llevaba puesto una camisa sin los botones, boxers y calcetines. —¿Qué quieres? —su pregunta sonó como una persona malhumorada a la que se le interrumpe.

—Tu mamá ha venido a vernos, está abajo —respondió en voz baja. Sus ojos marrones pronto viajaron a la pantalla del teléfono el cual pronto oscureció porque Itachi lo apagó.

—¿Y no pudiste esperar que bajará? —otra vez hizo otra pregunta mientras dejaba el teléfono sobre el tocador y giraba su cabeza para verse en el espejo. —Dile que bajo en cinco minutos.

—¿Hay algo de malo que te vea semi desnudo? Sabes, llevamos un mes sin que te vea como Dios te trajo al mundo —una sonrisa triste apareció en el semblante de Izumi.

—¿Eso qué tiene que ver con que mi mamá espere abajo? Vuelve y atiende a la visita, no te quedes ahí parada esperando ver algo para alimentar tus celos.

—Veo que sigues molesto. ¿Hasta cuándo?

—Hasta que se me pase el mal momento que hiciste pasar frente a los empleados.

—¿Hablas en serio?

Itachi con una mirada filosa volteó a verla. Antes que dijera otra cosa, Izumi salió del baño y contuvo sus lágrimas antes de bajar al comedor donde la esperaba su suegra e hijo. Cuando Itachi apareció actuó normal con su madre e hijo, pero con ella fue frío que hasta Mikoto lo notó.

—¿Tienen problemas? —preguntó Mikoto después de dejar a Koichi en la puerta del colegio. Decidió acompañarlos en el coche de su nuera.

—Estamos bien... —mintió. Sabía que si mencionaba sobre las sospechas de infedilidad las cosas entre ellos iban a empeorar porque Mikoto haría varías preguntas a Itachi, y él con su capacidad de analizar todo rápido lo llevaría devuelta a ella, como una esposa celosa que necesito desahogarse con su suegra.

Manzana de la discordia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora