Historias y one-shots Aikusen

Capítulo 3 (fin)

"Sabes, mi mamá me llamó antes para decirme que planea invitarte a pasar la Navidad en nuestra casa este año. Sé que es demasiado pronto para pensar en ello, pero ella parecía demasiado entusiasmada con la idea"

Parece realmente atónito cuando le dices eso. No debería sorprenderse, considerando el hecho de que tu madre ya lo ha visto innumerables veces antes y siempre actúa como si fuera su propio hijo. Ella te ha dicho en varias ocasiones que le encanta tener a Oliver cerca; que invitarlo es como correr las cortinas para dejar pasar la luz del sol, trayendo consigo una sensación cálida.

Entiendes perfectamente lo que quiere decir con eso. Es la razón exacta por la que sientes tanto frío, ahora que tus sesiones de entrenamiento adicionales autoimpuestas ocasionalmente, a veces, con mayor frecuencia, los mantienen separados, dando origen a una especie de agenda muy ocupada que, otras que en el campo, solo les permite verse una vez cada pocas noches. Pero funciona. Lo hace, porque parece ser suficiente para distraerlo de la expresión sombría de tu rostro, y de repente es como si pasar Navidad contigo fuera todo en lo que puede pensar. Así que te acerca más, las dos gemas bastante dispares en su rostro se ensanchan detrás de su desordenado cabello oscuro, y te colma de preguntas.

"¿Lo dices en serio? ¿Puedo pasar la Navidad en tu casa? ¿Contigo? ¿Mamá Sendou está realmente de acuerdo con eso? ¿Tengo que traer algo? ¿Tu mamá cocinará para nosotros? ¿Tú lo quieres?"

Y, de repente, el gran peso sobre tu pecho casi se disuelve en el aire y te preguntas por qué diablos cualquier persona o cosa te lo quita, cuando la presencia de Aiku es claramente lo único que te mantiene cuerdo últimamente. Pero no es más que una sensación temporal, pronto superada por una sensación de náuseas que proviene directamente del regusto de las palabras del entrenador que resuenan en el fondo de tu garganta. Pensar en su significado es suficiente para enfermarte hasta la médula incluso en momentos como ese.

Sigue preguntándote cosas sobre las tradiciones de tu familia y, en ese momento, ya casi ni escuchas. Simplemente rezas para que ese día llegue antes de lo que crees, con la esperanza de que te traiga la paz que tan claramente necesitas en tu vida. De fondo, Oliver insiste:

"¿Qué tal si a partir de ahora pasamos la Navidad siempre juntos? Este año será en tu casa. El año que viene, en el mía"

Después de eso, simplemente asiente con la cabeza y cierra los ojos, inclinándose para robarle un beso en los labios.