Capítulo 7

301 24 6
                                    

Tomó un puñado de fotos que había en la carpeta: Gabriel paseando, de compras, su casa, su coche... pero las siguientes lo dejaron paralizado. En ella aparecía el chico, en esa misma habitación mirando a la cámara aterrorizado, con las ropas rasgadas y moretones por todo el cuerpo...
... Y en la última, su cuerpo yacía sobre la cama con los ojos muy abiertos y sin vida.
Louis quedó sin respiración. Las lágrimas se le agolpaban en los ojos y corrían por sus mejillas, pero él no era consciente de eso. Buscó y buscó frenético por las demás carpetas y en todas se repetía la misma escena...
-Ellos no eran tú -Susurró Harry a sus espaldas.

Louis se arrinconó contra la pared, aterrorizado.

-Tienes que entenderlo, ninguno era tú. Pero, ahora todo está bien, tu estas aquí conmigo. Ya no tienes que preocuparte por ellos.
- ¿Dónde están? -preguntó entre lágrimas.
-No importan. Ahora solo contamos los dos -dijo Harry acercándose a él, intentando tocarlo.
- ¿Dónde están? -le gritó apartándose de él.
-Vamos, Louis, tranquilízate, esto no es bueno para nosotros.
-No me toques, ¿Dónde están?
- ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué están muertos, eso es lo que quieres oír?
Pero el no término de escuchar lo que él tenía que decirle, de un empujón lo apartó de la puerta y corrió hacia arriba, pero en las escaleras Harry lo tiró y lo inmovilizó bajo su cuerpo.
-Tranquilízate, por favor -pero el lloraba y forcejeaba histérico- ¡Basta! - le gritó Harry.
Él se quedó inmóvil. Era absurdo luchar contra él en estas circunstancias.
-Así está mejor, ahora vamos a subir al salón y hablaremos pacíficamente.
Harry lo puso en pie y sujetándolo del brazo lo llevo hasta el sofá. Él no dejaba de temblar.
- ¿Vas a matarme? -Pregunto entre sollozos
- ¡No, no! Por favor, escúchame bien: no quiero matarte ni hacerte daño, solo te quiero a ti, tenerte aquí conmigo.
-Pero ellos también estaban aquí contigo y los mataste.
-Olvídate de eso, es el pasado y yo no quiero hacerte daño, solo quiero amarte - dijo acariciándolo e intentando besarle.
Él lo rechazó y se levantó.
-Pero los mataste, los asesinaste tú, después de traerlos hasta aquí en tu furgoneta como a mí y cuando te cansaste... Adiós, sin más. ¿Cómo lo hiciste?
- Louis, esto no es bueno para nosotros -dijo intentando agarrarlo.
- No, no, déjame adivinar. Los estrangulaste, ¿verdad? Los estrangulaste como has estado a punto de hacer conmigo ya varias veces.
-Tranquilízate, vamos no me hagas esto -dijo intentando tomarlo de nuevo.
- ¡No me digas más que me tranquilice! ¿Ves las marcas de tus dedos alrededor de mi cuello? ¿Cuánto tiempo hará falta para que me hagas lo que a ellos? -le gritaba, mientras intentaba abrir la puerta que como siempre estaba cerrada.
-Escúchame y para de una vez. -Lo sujeto de espaldas, abrazándolo de forma que no podía moverse. - Estoy enamorado de ti desde hace mucho tiempo y ellos solo intentaban sustituirte, pero yo solo te amo a ti. - Dijo abrazándolo con más fuerza.
-Suéltame. ¡Yo quiero, yo quiero! Y no te has parado a pensar que es lo que quiero yo. ¿No, verdad? Pues, lo que yo quiero es seguir con vida.
-De acuerdo, piensa que te he dado la oportunidad de conocerme y te has enamorado de mí... o me vas a decir que lo de anoche no significó nada; hicimos el amor y tú no estabas asustado precisamente, me amaste como yo a ti.
- ¿A los otros también les hiciste el amor? ¿Antes o después de matarlos? -le grito intentando deshacerse de él.
-Veo que hoy no vamos arreglar nada, estas demasiado alterado, voy a ponerte un relajante para que descanses y veas las cosas con otra perspectiva - lo llevó hasta un armario del que sacó una jeringuilla. Cuando el vio lo que intentaba hacer, lucho por soltarse, pero Harry lo aferró por un brazo y aunque tiraba y tiraba le fue imposible escapar de él.
- No, por favor, no vuelvas a pincharme...
- Vamos, Louis, no seas niña, solo será un pinchecito, no dolerá.
- ¡No, espera! Ya me tranquilizo, me tranquilizo te lo prometo...- decía mientras intentaba soltarse de la mano de Harry, que tenía la firmeza del acero.
-Estas muy alterado, esto sólo va hacerte bien, y cuando despiertes lo veras todo de manera distinta. -Tiraba de el poco a poco acercándolo cada vez más a él. - Si no te mueves, no te dolerá. Recuerda que soy médico, ni te enteraras, te lo prometo.
- Harry, Harry, por favor, escúchame...-Pero era demasiado tarde, él lo tenía entre sus brazos y lo había inyectado.
-Es la primera vez que pronuncias mi nombre. Me gusta, me encanta oírlo de tus labios. - Y eso fue lo último que Louis escucho en brazos de él mientras se desvanecía.
Cuando despertó, estaba tranquilo, relajado; lo que había descubierto era como una pesadilla, pero aunque sabía que era cierto, eso no lo perturbaba. Ahora se sentía bien, sabía que él era un asesino, también sabía que había hecho el amor con él y que lo había hecho sentir cosas que hacía mucho tiempo creyó que no volvería a sentir... y era alto, atractivo, fuerte, parecía un Dios griego y un asesino - No sé qué droga me dio, pero debe ser muy buena.
- Hola - su voz lo saco del trance, pero no se sobresaltó, ni sintió miedo. - ¿Cómo te encuentras?
- Bien, un poco magullado.
- Es normal, tienes unos cuantos moretones por todo el cuerpo, peleamos duro. Lo siento, me pase, a veces no controlo mi fuerza.
- ¿Cuánto tiempo he estado inconsciente? Me siento como si hubiera sido semanas, esa droga debe ser buena.
- Si, bueno es cosecha propia: cóctel de fármacos sedantes y ansiolíticos. - Dijo, acercándose a él.
- Tenemos que hablar, es necesario que pongamos solución a esto - Harry se sentó en la cama y le acaricio su mejilla.
- Lo sé, por eso te he dejado dos días sedado, quería que te tranquilizaras... Yo... te amo.
- Harry, yo no puedo corresponderte, no con lo que se de ti. Quizás podría dejar de temerte, pero eso siempre estaría ahí.
- Pero no tienes por qué tener miedo de mí, yo no podría hacerte daño, antes moriría.


Louis no sabía cómo responder a eso.
- Vamos, sé que sientes algo por mí, quizás no sea amor, pero podría serlo... ¿Podrías enamorare de mí?
Pero él no podía contestar.
- Esta bien, no te preocupes, sé que esta situación prolongada lo único que haría con nosotros sería destruirnos a ambos y no quiero eso y sé que tú tampoco - dijo mientras le cogía la mano.
Era tan tierno ahora, sin duda él sabía que hubiera podido enamorarse de él, pero ese estigma lo tendría siempre en mente. ¡Maldita sea, había matado a una docena de hombres!
- ¿Qué solución propones?
- Como no sabes dónde estamos, ni donde trabajo... te voy a dejar libre... con una sola condición.
- ¿Cuál? - pregunto excitado.
- Si algún día volvemos a encontrarnos, serás mío para siempre.
- Pero eso no es justo, ¿qué te impide buscarme? Qué digo buscarme, sabes todos mis pasos, donde trabajo, donde vivo...creo que es una condición un tanto ventajosa para ti.
- No, lo dejaremos en manos del destino, yo prometo que no te buscare y tú debes prometerme que no contaras nada de esto a nadie. Nunca.
- ¿Y esos hombres?
- De ellos tampoco debes preocuparte, sus familias los enterraron hace tiempo y según el informe policial ninguno fue asesinado, también me he deshecho de todo lo que encontraste abajo... es como si no hubiera ocurrido.
- Pero ocurrió, ellos están muertos.
- Louis, déjalo, no volvamos a empezar. Están muertos y olvidados y no ocurrirá de nuevo, te lo prometo. No volveré a matar. - Parecía sincero y si no había delito, la policía no le estará buscando...
- Lo tienes todo bien calculado, pero ¿Cómo voy a explicar mi desaparición?


¡Gracias por los 300 leídos!*o* No sé que decir, simplemente estoy muy feliz :'D Los amo <cuatro.

Stockholm Syndrome (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora