Capítulo 4 - Aquélla noche fría.

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Ya había tocado la campana y bajé más nervioso que de costumbre, era la primera vez que me iría con ella sin ningún tipo de excusa inventada ni tonta.

La esperé en la puerta y Mayte se me acercó y me dijo:
-Alberto, ¿que haces aquí?, ¿no te irías temprano hoy?

Sabia que si le decia la verdad a Mayte quizás iba a molestarse a tal punto de dejarme de hablar, así que le dije:
-Si lo sé, pero hoy tendré que esperar un poco más porque mis padres aún no llegan a casa, están de viaje.
¿No te dije?.

Mayte, con una mirada de desconfianza:

-Bueno, si tu lo dices.

Se despidió de mi y se fue.

Lo más prerocupante para mi no era eso, era que Alejandra no aparecía por ningún lado.
Me estaba imaginando lo peor:
-¿Y si olvido que nos iríamos juntos hoy?, ¿Me lo habrá dicho para verme la cara?, ¿Entonces Mayte tenia razón? ...

En mi mente tenia un millon de ideas de lo que puedo haber pasado para que ella no se apareciera.

Ya estaba desesperado, nervioso y algo decepcionado.

Estaba por irme a casa cuando escucho a lo lejos una voz que me decía:
-¡Alberto!, ¿A donde vas?.

Hubiera reconocido esa voz en donde sea. Era Alejandra que estaba algo molesta porque me estaba yendo.

-Alejandra, Hola, me estaba yendo porque pensé que te habias olvidado de lo que quedamos hoy en el recreo.

Ella, cansada por que había corrido para alcanzarme y también molesta porque me estaba yendo me dijo:

-¡¿Qué cosas dices?!, también queria bajar rápido por que pensé que te irías sin mí, pero no pude por que me quedé con la profesora de literatura.

Yo estaba tan aliviado de que todo fue un malentendido.

Le dije:

-Lo siento, enserio, pensé que ya te habias ido.

Ella empezó a sonreir y me miró a los ojos diciéndome:
-Tranquilo, no te preocupes.
Ahora vámonos que tendremos menos tiempo para conocernos.

Yo estaba en otro planeta con las hermosas palabras que salían de su boca. Ya me habia perdido en su mirada y no sabía como salir.

-¡Tienes razón!, vamos.- lo dije tratando de ocultar semejante sonrisa que queria salir.

Fuimos hacia su casa, conociendonos más cada vez.

Habiamos caminado un par de calles y ella me miró y me dijo:

-Sabes, hoy llegaré tarde a casa. Me está gustando la conversación que estoy teniendo contigo, ¿Te quedarías un poco más para seguir hablando de nosotros?.

Mi respuesta era obvia. Si, si, si y un millon de veces más si, pero no podia decirle eso, ya que quedaría como un total idiota enamorado (lo sé, si era un idiota enamorado).

Así que para ocultar un poco la alegria le respondí:

-Bueenooo, Ehm, si claro no hay problema, hoy no han dejado mucha tarea así que podria quedarme un rato más contigo.

-¡Genial!, estoy tan contenta que te hayas quedado un poco más conmigo.- con esa sonrisa penetrante que se quedó grabada hasta el día de hoy mis recuerdos.

Pasó el tiempo y hablamos y hablamos hasta que anochecio. Yo no habia sentido el tiempo porque era tan bella que no podía concentrarme en la hora ni el lugar.

El tiempo pasó muy rápido, tanto que deseba que esos últimos minutos que tenia con ella pasarán tan lentos como los que tuve ese dia en clase, que cada segundo se hacias una eternidad, así.

Pero era imposible, llegó la hora de despedirnos.

Ella me miró con un poco de tristeza en el rostro y me dijo:
Me encantó pasar éste tiempo contigo, en serio, pero siento que tengo algo de culpa de que no nos quedemos más tiempo. Ya sabes, lo que pasó con la profesora de literatura y eso.- me lo dijo con un semblante muy apagado, triste.

No podia continuar viendo eso.¡Ella estaba triste!. Y no quería verla así. Entonces le dije:
-No pasa nada, tranquila, podremos pasar más tiempo juntos en otro momento, si lo deseas claro.

Ella cambió su expresión tan sutilmente que se notaba lo feliz que se puso al escuchar eso.

Levanto la mirada y me dijo:
-¡Claro que quiero!, me encantaría.

Fue lindo lo que dijo, pero lo que iba a pasar después no me lo hubiera imaginado ni en un millón de años.

Ella estaba por irse, me miró a los ojos, yo la seguí.

No pronunciamos palabra por segundos eternos.

Entonces fue cuando sucedió.

Ella avanzó unos pasos, me miró y ...

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