Racing To Your Heart || YM

CAPÍTULO 3: Recordando el Pasado

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Otra reunión más con mi manager y los directivos de la agencia, por suerte esta será la última reunión hasta después para programar las actividades de promoción de mi siguiente álbum.

Se espera que al volver de estas vacaciones, tenga varias canciones escritas para un nuevo álbum, pero la realidad parece ser otra. Estos últimos meses de trabajo han sido tan agotadores que prácticamente estoy seco y no tengo inspiración ni ganas para escribir alguna canción.

Más aún de ponerle ritmo a alguna letra de mi cuaderno de música y es frustrante porque se espera mucho de mí en mi regreso. Sin embargo, no todo estaba perdido, esperaba encontrar inspiración en estos viajes que tomaré junto a Hoseok por la temporada de carreras.

Solo no debía sonar tan interesado en ir porque sino, ¿cuál sería el chiste de hacer sufrir un poco a mi mejor amigo cuando me invita?

Desde anoche ha estado insistiendo en salir y ahora aquí me tiene, frente a la agencia en una cafetería para ponernos al día aunque sabía perfectamente qué significaba eso viniendo de Hoseok. Mientras él pedía nuestras órdenes yo miraba atentamente su auto estacionado en la entrada.

Un hermoso deportivo, un Audi e-tron GT Quattro plateado, en el pasado ese sería mi auto. Siempre me han gustado las carreras, la adrenalina corriendo por mis venas. No obstante, mi destino fue otro desde aquel fatal accidente.

Sin querer, los recuerdos de aquel día vuelven a mi, embriagándome en ese sentimiento de melancolía y dolor donde la pérdida de mi hermano mayor nos tomó por sorpresa.

El chirrido de las ruedas, el humo rodeando el auto de la escudería Porsche, y por último el golpe en seco de metal contra la valla protectora que desató un enorme incendio donde el safety car salió de inmediato y el medical car apresuró su marcha.

El piloto no salía, todos estaban conmocionados mientras yo veía a Richard gritando el nombre de mi hermano el cual no respondía.

Todo piloto sabe a lo que se enfrenta, incluso su familia, pero estar en vivo y en directo y ser esa familia a la que le ocurre esa tragedia, es agobiante, devastadora, simplemente aterradora.

Desde ese día todo cambió y cada vez que voy a los circuitos o veo un auto de carreras, el pánico me embarga haciéndome prisionero de su infierno, trayéndome al pasado y haciéndome olvidar que alguna vez fui el chico apasionado por los autos de carreras que tenía como ídolo a su hermano mayor y que alguna vez tuvo el sueño de competir junto a él en algún Grand Prix.

— ¡Ey! —escuche un tenue llamado y un chasquido de dedos a lo lejos, como si quisiera regresarme a la realidad y no a esta donde estoy reviviendo el accidente de mi hermano—, ¡Jimin!, ¡¡Jimin!!

Aquella persona se escuchaba con miedo, mi nombre salía de sus labios con desesperación logrando llevarme a la realidad, me sacudí de la bruma de recuerdos tormentosos en los que me había envuelto prestando atención al dueño de aquella voz que me había llamado.