CAPITULO III

40 10 0
                                    

NOCHE 7

"...quizás estabas distraída..."

"...probablemente no la viste..."

"Tranquila..."

Esas habían sido las palabras de mi jefe temporal. La rosa, en cambio, reposaba sobre la mesita del centro. La había colocado allí después de hablar con él. Le conté sobre el incidente. Según lo que entendí de su explicación, esa flor parecía ser algo que recibía a diario, ya que le encantaban las rosas de ese tipo. Yo no dejaba de mirarla, y parecía que la rosa me regresaba la mirada.

—No puedo estar tan ciega... ¿o si?

Le había asegurado que cuando llegué de las compras no había nada. Pasé por allí varias veces y en ninguna vi algo tan llamativo como una rosa. Pero él insistió en que tal vez estaba tan ensimismada que no la noté.

¿Será posible?

No lo sabía, pero si algo tenía claro es que ya no me sentía tan segura de nada en estos últimos días.

Seguí observando la flor frente a mí. La tomé nuevamente entre mis dedos y la miré detenidamente. Debía admitió que era sumamente hermosa; nunca había visto una igual. Los pétalos eran de un rojo intenso, casi como el de la sangre, tan vibrante que parecía imposible que hubiera sido mutilada. Estaba completamente abierta, en su máxima expansión, lo que la hacía hipnotizante.

Un trueno me sobresaltó y la rosa cayó nuevamente de mis manos. La luz se apagó. Llevaba ya una hora lloviendo y era de esperarse que, en cualquier momento, la electricidad fallara. Tomé el teléfono y encendí la lámpara. La estancia se ilumina tenuemente. Recogí la rosa y la volví a poner en la mesita, lo mismo hice con el celular. Me acurruqué en el sofá y me cubrí con la manta que había bajado de la habitación. En poco tiempo, el sonido de la lluvia me arrulló y caí dormida.

🖤

Unas caricias me hicieron removerme en mi lugar. El tacto era suave, delicado, como si temieran dañarme, transmitiendo una calidez que contradecía el frío que envolvía el ambiente. Lentamente, abrí los ojos, aunque se sentían más pesados ​​de lo habitual, quizás debido a lo profundo de mi sueño.

"¿Cuánto tiempo dormí?"

Las caricias se detuvieron, y me costó enfocar la vista debido a la penumbra. Mi teléfono ya no estaba encendido. No recordaba haberlo apagado; Quizás la batería se agotó. El sonido de la lluvia había disminuido, la calma llegó después de la tormenta.

Apreté los ojos con la esperanza de desperezarme, pero no funcionaba. Intenté moverme, pero no pude.

El sonido de una respiración me erizó la piel, recorriendome todo el lado derecho. Giré la cabeza en su dirección, pero no vi nada. Sin embargo, el sofá estaba hundido a la altura de mis muslos.

"¡Había alguien ahí!"

Mi respiración se apaga.

"¡Despierta, despierta, sigues dormida, despierta ya!"

Volví a apretar los ojos con más fuerza y, en ese momento, una mano me sujetó la cara. Contuve el aliento. Sentí cómo su pulgar acariciaba mi pómulo. Respire nuevamente con normalidad, aunque de una manera irregular.

"¿Por qué me transmite tanta calma?"

Podía sentir la intensidad de su mirada sobre mí. Me quemaba, las partes donde se posaba, parecían arder. Mi respiración se agitó otra vez, pero esta vez no fue por miedo. Era el ansia, la ansiedad creciente que se apoderaba de mí. Estaba a punto de abrir los ojos, de ver quién era, cuando sus labios se estamparon contra los míos.

Muy al contrario de sus caricias, el beso fue posesivo, brusco, como si de devorarme se tratara. Intentaba seguir el ritmo pero sentía que mi cuerpo no respondía como yo quería, era como estar fuera de sí. Un mordisco a mi labio inferior me hizo soltar un gemido, esa pequeña abertura fue aprovechada para que su lengua se introdujera en mi.

Eso hizo que el beso tomara otro tono, la mano que tenía en mi rostro fue hacia mi nuca y me pegó aún más a él apretando mi cabello, también sintió que su otra mano recorría mis piernas desnudas.

Era demasiado, la electricidad que me recorría, la desesperación de no poder moverme, la necesidad de querer ver quién era, las sensaciones que me inundaban. Era muy abrumador. Mi corazón en algún momento se saldría de mi pecho.

Sus besos descendieron por mi cuello, y justo donde mi pulso latía desbocado se detuvo, tomó de su tiempo para besarme y lamerme en esa zona, era como si lo hipnotizara, mi boca entreabierta dejaba escapar sonidos que morían en el intento de ser palabras. Abrí los ojos pero era en vano, la oscuridad lo mantenía oculto, un mordisco y me retorcí un poco. Se separó y pude sentir su respiración chocando con mi cara. Duró así unos segundos o minutos, no estaba segura, sólo volvió a sentir la suavidad de sus labios dejando un beso casto y sutíl sobre los míos.

Después de eso, todo se volvió aún más oscuro.

🖤

Uffff... Ojalá soñar lo mismo que Ana 🥵 ¿No creen? 👀

En fin, ¿Qué les pareció el capítulo? Los leo, no se olviden de comentar 🥹

Otra cosa y es que... el próximo capítulo se viene un poquito hot, solo poquito, porque tampoco soy experta escribiendo este tipo de escenas pero le pondré la advertencia para que sepan que contendrá un poquito de ya saben... cosas 🔥

Los quiero. No olviden votar y seguirme en redes. Les mando besos en sus sueños 😏🫰🏻

 Les mando besos en sus sueños 😏🫰🏻

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Serie Escenarios Libro 1: "Observada"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora