Rosie Borgens, una de las chicas más populares del instituto "Mission Creek High" se ve en la necesidad de pedirle ayuda para un trabajo escolar a Chase Davenport, el chico menos popular pero coincidentemente el más inteligente del curso, pero él es...
Lo que había sucedido la noche anterior era un remolino de emociones que aún no lograba procesar del todo.
Durante la noche, no dejé de repetir en mi mente lo que había sucedido desde el momento en que Chase llegó a mi casa: las imágenes de la puerta cerrándose, la televisión apagándose y las luces encendiéndose se reproducían una y otra vez en mi cabeza. Programar una alarma para la mañana siguiente fue inútil, pues no había podido dormir en lo absoluto, y, al final, intentar darle sentido no sirvió de mucho, pues terminé igual de confundida que al principio, o incluso más, sin mencionar el terrible dolor de cabeza que decidió atormentarme horas más tarde.
Necesitaba hablar con alguien, pero... ¿Quién en su sano juicio me creería sin antes pensar que me había vuelto completamente loca? Además, no podía hacerlo. Chase me había confiado (de alguna manera) su secreto, y, aunque ya no estábamos juntos, no me daría el lujo de divulgarlo.
Me incorporé sobre mi cama y tomé mi celular en búsqueda de algún mensaje por parte de Chase. Ha decir verdad, no era como que estuviese esperando uno, pero después de lo sucedido, no me habría sorprendido un intento de explicación de su parte, pero al encenderlo no encontré nada, y eso sólo provocó que comenzara a sentirme ligeramente nerviosa.
Salí de la cama con dirección a mi armario y en ese momento escuché el tono que indicaba que tenía un nuevo mensaje, regresé enseguida y revolví las sábanas en busca de mi celular, en cuanto lo encontré encendí la pantalla y vi que había sido Sarah quien me había texteado.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Solté un largo suspiro de resignación y con bastante cansancio caminé hasta la ducha.
Chase, sin duda, había elegido el peor día posible para contarme su secreto.
Chase
- ¡¿QUÉ HICISTE QUÉ?!- gritó mi hermana tan fuerte, que sentí su aguda voz retumbar en mi oído biónico- ¡Chase! ¡¿Pero qué demonios te ocu... - si Bree continuaba hablando en ese volumen, alguien más en la casa nos escucharía, así que rápidamente cubrí su boca con mi mano.
- ¡Guarda silencio, Bree! - exclamé en voz baja- Si alguien más se entera de esto... - ella quitó mi mano de su boca y rápidamente negó con la cabeza.
- ¡Ni lo digas! - dijo de vuelta y acomodó un par de mechones de cabello detrás de su oreja- Bien Chase, veamos... ¿Qué diablos fue lo que pasó? ¿por qué hiciste eso? ¿estás consciente de lo que podría llegar a pasar si Rosie le cuenta el secreto a alguien más?
-Estoy consciente, pero por favor entiéndeme Bree. Necesitaba decírselo para poder explicarle todo lo que había pasado, si no lo hacía, la perdería para siempre.
-Pero hermano, eso fue exactamente lo que conseguiste diciéndoselo... - dijo mi hermana con evidente preocupación en su rostro- ¿No te ha enviado algún mensaje? - negué con la cabeza- ¿Y tú le has enviado alguno? - negué nuevamente- Mierda... bien, bien... está bien, todo está bien... todo estará bien, ¿no es así? - era ella quien necesitaba convencerse de aquello.