Spreen no sabía donde se encontraba, miró a sus alrededores intentando asimilar donde se encontraba, la cantidad de ruido y personas lo mareaban, haciendo que apoyara su cabeza con una de sus manos mientras buscaba alejarse de la multitud. Visualizó a su team a lo lejos, alegrándose de ver a gente conocida entre tantos desconocidos que ni el rostro podía verles, se acercó a ellos con un ritmo lento pero seguro.
—¡Spreen!
Shadoune fue el primero en notar al híbrido de oso, preocupándose al ver como no tenía color se acercó rápidamente para tomarlo de los hombros y apoyarlo a que se sentara lejos de todo el ruido.
Dejaron que Spreen tomara el aire suficiente hasta que vieron que incluso su color había vuelto.
—¿Ya te sentís mejor? —El farfano fue el primero en preguntarle mientras le extendía una poción de curación que fue aceptada.
—Seh, gracias. —Acomodó su espalda apoyándose del árbol que había detrás suyo. — ¿Dónde estamos? Me siento re de la verga, boludo.
—Estamos en la montaña, estamos en la celebración después de haber derrotado a Revil ¿no te acuerdas?
Spreen parpadeó un par de veces, confundido, no se acordaba de que aquello hubiera pasado, después de todo, lo último que recuerda fue la gran boca del mismo Revil que lo devoró sin piedad, aún sintiendo como su carne y huesos eran triturados con cada masticada hasta perder la consciencia sin llegar a saber si habían perdido o no, con solo recordarlo tenía ganas de vomitar.
—No sé, boludo. Mi cabeza me está re matando mal.
—Tranqui, nosotros también nos alejamos por la multitud, está bastante sofocante la verdad.
Formaron una charla casual entre los pocos del team que estaban reunidos, Spreen con el paso del tiempo se sentía mejor, sintiendo que su cabeza se volvía a aclarar, viendo a través de sus lentes oscuros a los integrantes sobrevivientes: Farfadox, Shadoune, Sapnap, Diffrent, Silithur y Serpias. Haciendo una mueca al ver que faltaban cinco y no lograba verlos por ningún lado a pesar de que conociéndolos estarían con ellos. Había algo raro, algo que Spreen sentía que faltaba, pero no era capaz de pensar el qué. Volvió a ver con más detenimiento a la gente que tenía enfrente suyo, estaban llenos de heridas, heridas que sabían que iban a tardar en sanar, y no solo hablando de lo físico.
Spreen puede ver el dolor que Silithur estaba tratando de soportar o incluso Diffrent que tenía una mirada vacía llena de sentimientos encontrados. El azabache soltó un suspiro agotado, se levantó con cuidado para no volverse a marear, sintiéndose mucho mejor que antes, uniéndose a la charla que desde el principio evitó participar para su pequeña recuperación.
—¡Damas y caballeros! Muchos de ustedes estarán cansados, así que esté será nuestro último show antes de finalizar esta celebración. —La voz de Ded resonó por el lugar, viéndose contento a fuerzas, pero aún así se notaba el cansancio por su apariencia.
—Les sugiero juntarse en pareja con el más cercano, idealmente su mejor amigo o amiga. —Dijo la pequeña nutria parlachina, arrepintiéndose un poco el haber dicho lo segundo al ver las miradas de tristeza de la gente, pero que aún así se reunían con alguien. —Perdón amigos, júntense con quienes sean, da igual el número de personas.
—Naaa, esa nutria es una pelotuda. —Shadoune frunció su ceño al ver como el ánimo decayó para varios.— Igual, Spreen se iba a quedar solo.
—¿Eh? ¿Por qué yo?
—Somos impar, yo me iba con Farfa, Sapnap con Serpias, Sili con Diffrent, aunque estos dos no sé.
—¿Qué pasa si yo me iba con Spreen? Francés pelotudo.
Spreen dejó de prestar atención a la conversación, sumergiéndose en sus pensamientos, era cierto que faltaba alguien si el caso de las parejas se hubiera dado, el azabache no era consciente del vacío que sentía en ese momento hasta que empezó a divagar, miró a su lado, que estaba vacío, pero aún así logró visualizar una sonrisa en un rostro pálido sin poder ver la mirada contraria.
Susurró un nombre con la voz quebrada, un nudo en su garganta que se sintió como espinas que lo dañaban, su vista borrosa ante las lágrimas que empezaron a caer sin su consentimiento, sintiendo como todo a su alrededor se caía a pedazos, finalmente lo había recordado. Había encontrado la razón del vacío que sentía, faltaba sus risas, sus miradas, su toque, faltaba él. Su compañero de casa, su mejor amigo con el que tanto discutió día a día, pero con el que siempre complementaba de manera armoniosa que estaba siempre junto a él.
Menos en ese momento.
Faltaba Conterstine a su lado.
@ welly 🖋