Capítulo 1

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El neón se reflejaba en los charcos mientras caminaba perdida por las calles vacías. Bar tras bar, copa tras copa nada me llenaba. Llevaba horas, quizá días sin dormir, no importaba, poco a poco me estaba convirtiendo en un espectro que nunca llegaba a estar del todo cuerda, que no llegaba a estar del todo viva. Si bien sentía el ardor de la ginebra pasar por mi garganta, ya era algo tan habitual como respirar, ya no sentía fuego, ya no sentía nada. Mi mente flotaba en una nube espesa mezcla de humo y alcohol, la vista se me desenfocaba y la verdad es que prefería no ver nada, ya no recuerdo como acabé así, tampoco me preocupa. Vagaba por ahí buscando una luz que me guiara preferentemente a un lugar donde me dieran de beber. Al final encontré uno y entré. En la gramola sonaba rallada una canción, poco movimiento a parte del vinilo, poco aire, poca luz, poca vida salvo el camarero y un tipo apoyado contra la barra. No le podía ver la cara porque permanecía en las sombras, pero si ví su chaqueta de cuero con un logo en el que aparecía una cabeza de lobo enseñando unos colmillos sujetos por grilletes, encima ponía "Black Wolves" y en un lateral "MC" (siglas de "motor club"). En general tenía un aspecto singular y violento enfundado en aquella chaqueta. Mientras le observaba mis piernas comenzaron a caminar hacia él a trompicones, no esperaba que dijera nada tampoco yo queria decirlo, estábamos allí para beber no para socializar. Me desplomé sobre la barra y le pedí una copa al camarero. Me la bebí de un trago y le pedí otra. Me miró de arriba abajo.

-¿Tienes dinero?
-Si
-Entonces págame primero

Me llevé la mano al bolso y busqué la cartera, me di cuenta de que no la llevaba.

-Creo que he perdido la cartera...
-Ya me conozco a las tías como tú! -comenzó a gritarme.-¡Pues si no me pagas no te sirvo una mierda más y ahora fuera de mi jodido bar!
- Cállate de una puta vez y deja de gritar, sírvele lo que ha pedido, pago yo joder.

El motero sacó de la chaqueta un billete de cincuenta y lo puso sobre la barra con un golpe que retumbó por todo el local. Al inclinarse le vi la cara furtivamente, era un hombre bastante más joven de lo que al principio pensé por su barba, no pasaría de los treinta, su expresión nl denotaba ningún enfado y molestia, no denotaba absolutamente nada, tenía una mirada dura y profunda. El camarero dijo algo entre dientes y me puso la copa de mala gana y el motero giró la cabeza de nuevo, volviendo a mirar a su vaso, escrutandolo.

-No esperes nada de mi por haberme invitado a una copa.

-Si esperara algo de ti te la habría ofrecido según entraste dando tumbos por la puerta, ¿no crees?

Ese comentario me pilló desprevenida. Su voz era cálida y peligrosa, como el rugido de un león, pero su tono era frío y distante.

Black Wolf MCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora