Cada día en el set era una nueva carrera contrarreloj. El trabajo de edición seguía siendo tan desafiante como al principio, pero con el paso de los días, comencé a conocer mejor a las personas con las que trabajaba. Cada uno tenía una manera diferente de hacer su trabajo, y eso me ayudaba a crecer y aprender en cada sesión. Sin embargo, no todo era tan fácil como parece; los nervios, las tensiones y los malentendidos también formaban parte del ambiente.
Uno de los momentos más difíciles de cada día era cuando todos nos reuníamos para discutir los avances. Soojin, la camarógrafa principal, tenía una forma de trabajar muy detallista. A veces, se me hacía difícil seguirle el ritmo. Siempre quería capturar cada ángulo con precisión, y eso implicaba que la grabación tomara más tiempo de lo planeado. Cuando las luces brillaban intensamente y el sonido del clic de la cámara retumbaba, yo me sentía un poco sobrepasada. Pero, a pesar de todo, me había acostumbrado a la presión. Después de todo, era mi responsabilidad asegurarse de que cada imagen y cada clip tuviera la mejor calidad posible.
Kyu, el otro camarógrafo, era el tipo tranquilo, siempre en su propio mundo mientras ajustaba su cámara. No solía hablar mucho, pero cuando lo hacía, sus comentarios eran precisos y muy enérgicos. Era claro que tomaba su trabajo muy en serio, y eso lo respetaba. Aunque a veces, durante las largas horas de grabación, me miraba de reojo como si quisiera decir algo, nunca lo hacía. Tal vez solo era mi imaginación.
Por otro lado, estaba Mina, la estilista. Mina era increíblemente amable, pero también muy exigente. Siempre cuidaba cada detalle del vestuario de los chicos, asegurándose de que lucieran perfectos en cada toma. A veces, cuando las grabaciones se alargaban, me encontraba sentada junto a ella, observando cómo organizaba los atuendos y dándole consejos a los chicos para que sus movimientos fueran más naturales. Me gustaba esa parte del proceso: ayudar en la coordinación visual para que todo se viera impecable. Aunque, al principio, me sentía un poco fuera de lugar, pronto me acostumbré a la rutina.
Hae, el manager, era el alma organizativa del grupo. Se encargaba de las agendas, las reuniones y todo lo que tuviera que ver con la logística. Siempre estaba corriendo de un lado a otro, pero cuando hablaba, su voz era clara y directa, lo que me ayudaba a saber exactamente qué debía hacer. Aunque nunca se detenía mucho a charlar, Hae me hacía sentir como si formara parte del equipo, y por eso lo apreciaba.
Lo más interesante, sin embargo, eran los chicos de ENHYPEN. Estaban casi siempre en su propio mundo, pero tenía la oportunidad de verlos de cerca cuando tenían que revisar los avances de sus MVs o ensayar para una grabación. Algunos de ellos parecían más relajados, mientras que otros mostraban una concentración feroz.
Jungwon, el líder, era el primero en llegar y el último en irse. Siempre tan serio, se mantenía alejado de las bromas, enfocado en su papel como líder. Era obvio que cuidaba a su grupo, pero también sabía que su responsabilidad era mantenerse firme, incluso si eso significaba tomar decisiones difíciles. Aunque a veces cruzaba palabras conmigo, no me sentía como si pudiéramos ser amigos cercanos. Había algo en su mirada que me decía que había más de lo que dejaba ver.
Sunghoon, en cambio, tenía una presencia que calmaba el ambiente. Era introvertido, pero cuando hablaba, siempre tenía algo interesante que decir. Aunque no era tan extrovertido como los demás, podía ser sorprendentemente tierno. Las bromas eran raras entre nosotros, pero cuando se presentaba la oportunidad, solía decir algo que nos hacía sonreír a todos. De alguna manera, sentía que él veía mi trabajo con buenos ojos, como si tuviera una especie de respeto por la dedicación que ponía en todo.
Sunoo, siempre con su sonrisa encantadora, era el más amigable de todos. Me saludaba cada vez que nos cruzábamos en los pasillos o la sala de edición, y siempre tenía algo positivo que decir, incluso cuando el ambiente era más tenso. A veces, me encontraba con él en el pasillo cuando alguien más estaba ocupado, y aprovechaba para hablar un poco. A pesar de ser un idol tan conocido, su cercanía hacía que me sintiera cómoda en su presencia.
Jake y Jay, los otros dos mayores, tenían personalidades muy distintas, pero ambos sabían cómo hacer que el ambiente fuera ligero cuando la presión se acumulaba. Jake, con su actitud relajada y su coquetería, siempre me hacía reír. Y Jay, con su sentido del humor, sabía cuándo hacer una broma para aliviar la tensión. Aunque no solían hablarme mucho en cuanto a trabajo, siempre me hacían sentir incluida, y eso era algo que apreciaba.
Pero había alguien más que, sin saberlo, tenía una influencia mucho mayor sobre mí: Niki.
Niki era joven, divertido y siempre lleno de energía. En las grabaciones, podía ver cómo se entregaba por completo a su papel, cómo se sumergía en cada canción y coreografía. Pero más allá de su talento, había algo en su mirada que siempre me dejaba pensando. Aunque en el trabajo era un profesional, siempre encontraba momentos para acercarse y bromear, hacerme reír o, a veces, simplemente mirarme en silencio mientras trabajaba. No entendía del todo qué pasaba entre nosotros, pero sentía que había algo más. Era inevitable: él me hacía sentir como si todo lo demás se desvaneciera cuando estaba cerca.
Sin embargo, a veces no sabía qué hacer con esos sentimientos. ¿Era solo parte de la dinámica de trabajo? ¿O había algo más detrás de las sonrisas que compartíamos?
El tiempo diría lo que había entre nosotros, pero por ahora, mi enfoque seguía siendo mi trabajo. No podía dejar que nada, ni Niki, ni los demás chicos, me distrajeran de lo que tenía que hacer. Había mucho en juego, y mi trabajo era mi prioridad.
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Between the Shadows and The Stars | Niki Fanfic
FanfictionTN, una talentosa editora de videos musicales, consigue el trabajo de su vida al unirse al equipo de ENHYPEN. Mientras edita los MVs de la exitosa boy band, empieza a enfrentar no solo los desafíos de su trabajo, sino también la complicada dinámica...