A Christmas Love Story. (Clexa)

Tiempo contado.

Despertó mucho antes de que sonara su alarma, como cada día en su rutina para ir al corporativo. La placentera calidez que había en su habitación la hacía querer quedarse ahí encerrada, sin tener que salir de las cobijas, pero el sonido de su celular y el apodo de su hermana la obligaron a despabilarse y contestar.

—Buenos días, Lexita...

Tan temprano y ya con su buen humor.

—Buenos días, enfado. ¿A qué se debe tu agradable llamada? —preguntó mientras salía de la cama para comenzar a buscar la ropa que usaría.

Su hermana tenía razón y, efectivamente, no había llevado nada que le abrigara lo suficiente, solo unos cuantos sacos y gabardinas, unas botas Levis de piel, sus zapatos tipo Chelsea y, obviamente, no podían faltar sus tenis Converse y sus Vans. 

Bravo, Lexa. Otro día congelándote. 

Apenas era 22 de noviembre, no aguantaría hasta navidad con ese ropaje, debía ir de compras.

—... ¿Entendido?

Mierda. Había olvidado que seguía con su hermana al teléfono.

—Sí, sí, estaré lista. Te veo en un rato. Te quiero.

—¿Sí? Wow, te quiero, Lexita. Chao...

Ignoró el comportamiento sorpresivo de su hermana y entró al baño para comenzar su rutina de aseo y vestirse.

Se había decidido por una playera color verde soldado de cuello v y manga larga, su gabardina negra, jeans negros y sus botas de piel, agradeciendo que al menos sus pies y espalda estarían calientitos. No gorro. No guantes. No bufanda.

—Perfecto —dijo irónica mientras guardaba sus gafas de sol y salía de su habitación para esperar a su hermana en el recibidor de la pensión.

Al bajar, se topó con una escena nada agradable: "Clarkie" ayudaba a una señorita de su misma edad con su equipaje.

—Con que solo es contra mí... —susurró molesta.

Pasó por el lado de ambas ignorándolas, cuando escuchó esa desagradable y molesta voz.

—Buenos días.

La volteó a ver, tenía esa sonrisita de lado irónica. Podría jurar que se estaba burlando de ella.

—Buenos días, "Clarkie" —respondió, ahora ella le sonreía de lado, y la rubia fruncía el ceño y se ponía seria al escuchar el apodo.

Vio que estaba a punto de responderle algo mas, pero se dio la vuelta y fue a sentarse en la cómoda sala del recibidor, ni de loca salía afuera a espera. Ahí se estaba muy bien, sin contar la presencia de Clarkie. 

Estaba perdida en su celular, leyendo correos del trabajo, cuando se sintió observada. Alzó la vista y la rubia la miraba desde atrás del mostrador.

—Estoy esperando a mi hermana para que me lleve a sacar el dinero que necesito pagarte —iba a volver a lo que hacía, pero esos ojos la penetraban desde la distancia—. ¿Necesitas algo?

—Tú no tienes el derecho de llamarme así —dijo Clarke, apretando fuerte la madera del mostrador, aguantando las ganas de salir de su barrera.

—¿Y cómo quieres que te llame si ni has tenido la educación de presentarte? Solo repetí el mismo nombre que te dijo mi hermana —respondió tranquila.

Clarke cambió su expresión de molestia por una pensativa. Se dio cuenta de que en ningún momento se habían presentado; solo sabía que era la mayor de las hermanas Woods, también la más estirada y pesada de las dos. Dejó de estar a la defensiva y decidió ser más cordial, tratándola como a una huésped más e ignorando su majadería de la noche anterior; total, no fue a ella a quien llamó "idiota", sino a su hermana.