Capítulo 1.

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'Where you're from?

You might be the one who's running things

Well, you could ring anybody's bell and get what you want

You see it's easy to ignore a trouble

When you're living in a bubble...'


Cómo me gusta esa canción, le quita peso a los problemas. Aunque no sea del tipo 'divertida' me agradan canciones como esa. Ah, Hayley Williams. Genial, me identifico en gran parte con ella. Miro la pantalla de mi móvil. «Reproduciendo Ain't fun – Paramore». Las letras pasan una y otra vez por la pantalla del aparato, y no me cansaré de repetirlas en mi mente.

Estoy feliz porque es un día lluvioso, de mis favoritos. Retiro los auriculares de mis oídos y siento una pequeña mueca involuntaria en mi rostro; he estado escuchando música por más de tres horas, hasta me dormí un rato, sencillamente mi Playlist es perfecta. Observo los árboles pasar a través del vidrio empañado del auto, de repente me aturde la somnolencia nuevamente. Es increíble que me encuentre así en un día tan importante. «Ay Dios, piedad», pienso mientras suelto una breve risa ronca en voz baja. Para distraerme exhalo en la ventanilla junto a mí y trazo garabatos con el dedo. Está frío, muy frío. Me aburro y decido jugar el estúpido aunque 'matador de tiempo' Candy Crush. Nivel 183: sí, lo sé, estúpido y en menos de dos semanas llegué a ese punto. La ironía supera los límites.

Los árboles desaparecen del camino poco a poco dejando ver edificios gigantescos adornando la ciudad, el auto frena lentamente en uno –tal vez el más grande que haya visto en mi vida-. Grandes campus impecables, personas leyendo, creando música, actuando, pintando... He llegado al paraíso.

Mamá estaciona el auto en la entrada de la academia.

-Jessy, hemos llegado. –me dice con voz suave, maternal; pero inmediatamente arrugo el entrecejo.

-Mamá, te suplico por favor que no digas ese 'sobrenombre', aquí, no dañes la vida social que aún no he empezado. –hablo entre dientes, de mala gana.

-¡Ay, cariño! ¡Pero es lindo! –me devuelve con una de sus peculiares sonrisas socarronas.

-No, no lo es, mamá. –contesto cortante mientras bajo con ella del auto.

-Bueno, Jessica Black Lane, adelante, necesitamos resolver el resto del papeleo. –mamá es inteligente y maliciosa, pero lo esconde detrás de su dulce y bonita fachada, la cual, le sienta perfecto. Pongo los ojos en blanco a escondidas de ella (no me lo habría perdonado si me hubiera visto) y ayudo a terminar de bajar mi equipaje.

...

-Black... Jessica... ¡Ah! ¡Cómo Jack Black! –exclama la secretaria, tiene aspecto dulce y colorido, puaj. ¡Bravo, genius! Entorno los ojos manteniendo mi ceño fruncido. ¿Por qué todos me familiarizan con Jack Black si sólo tengo su apellido?

-Así es, señorita. –contesta mi mamá.

-Bien... supongo que ya le enviaron los horarios, ¿no es así? –pregunta con su aguda voz y esa sonrisa que me provoca moler cosas a golpes. Me doy cuenta de que se dirige a mí y le doy un 'sí' seco.

-Bien... sólo falta... esto: firmen estos formularios, la matrícula y lo demás es patrocinado. –aún no borra esa maldita sonrisa. Le entrega a mi madre un manojo impresionante de hojas grapadas y un bolígrafo negro muy elegante.

Después de, ha de ser como media hora, mi mamá entrega la papelería leída y firmada, yo también firmo y entrego a la rubia sus formularios.

Momentos más tarde me encontré a mí misma hablando con mamá por los corredores de la gran academia.

Roommates: Dark blue, Light blue.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora