La casa de Jake era un cuartel ahora, todo iba a parar allí al parecer.
Habían pasado un día espléndido en la playa, comieron, contaron anécdotas y algunos durmieron la siesta, estaban exhaustos cuando la noche llegó, tanto que pidieron comida y se fueron a la cama.
Sunghoon y Jay partieron primero, el omega arrastraba los pies y el alfa parecía un león de tanto bostezar.
Jake y Heeseung permanecieron en la cocina con un Riki que había dormido siesta y estaba con mucha energía, al igual que su fiel amigo Bisco.
El alfa abrazaba al omega en el sillón y miraban la interacción de los en el suelo como si fuera una caricatura de la tele a la que no le puedes prestar tanta atención del sueño que tienes.
– ¿Cómo te sientes? – dijo Jake, rompiendo el silencio cómodo.
Afianzó su agarre al rededor del cuerpo liviano del omega, su nariz corrió a su cabello húmedo por el baño reciente.
Miel y flores, empalagosamente adictivo.
– Excelente, Yunnie, ¿tú? – pregunto, separándose de sus cabellos.
Porque aunque quisiera no tener que hacerlo, no podía respirar contra esa cascada de cabello.
El cielo lo había oído y justo ese día su omega había decidido hacerse rulos, dejando un conjunto de rizos definidos en su cabeza que lo hacían parecer el corderito más bonito del mundo.
– Estoy bien, pero estabas callado y tal vez te pasaba algo – respondió, ronroneando contra su cuello.
Podía jurar que no había nadie más preocupado por los otros como Jake, vivía preguntando a todos como estaban y si necesitaba algo. Heeseung, quien no acostumbraba tanto a esto, estaba intentando seguir sus pasos, al menos con él.
Su omega pasaba tanto tiempo preocupado por los demás que casi ni se preocupaba por él mismo.
– Solo estoy disfrutando el momento, Yunnie, me gusta estar con ustedes así – explicó, buscando sus ojos.
Parpadeaba pesado, tenía sueño, tal vez era momento de acostar al señorito no me duermo nada y llevar a su omega a la cama.
– ¿Entonces no te aburres? Es que llevamos un tiempo callados y me gusta pero no sé tú y... – tomó esa boquita y la silencio con un beso.
Ahí estaba, todo preocupado por él cuando la estaba pasando bien.
– No amor, me gusta estar así, aún si no hablamos, además se nota a leguas que estás cansado – recordó como si no fuera obvio.
Probablemente teniendo el mismo pensamiento que él hacía un momento, Jake miró a Riki jugando a las carreritas con un confuso Bisco que solo quería mordisquear su pantalón.
Ambos pensaron que el cachorro iba a relajarse luego del baño de burbujas que tomó con Jake antes de la cena, pero no fue el caso.
– No se dormirá, no aún – reconoció, dejando caer su cabeza en el hombro de Heeseung con un pucherito en sus labios.
Sonrió y volvió a besarlo, una y otra vez, mordisqueando juguetonamente su labio fruncido hasta que se rió, llamando la atención del cachorro.
– ¿Por qué se dan tantos besos en la boca? – pregunto el pequeño, trepando al regazo de su madre, dónde fue recibido por un abrazo.
Heeseung se paralizó, sin saber que responder, por suerte Jake estaba suelto y al parecer acostumbrado a esas preguntas.– Porque nos queremos y es nuestra manera de demostrar cariño – explicó Jake, pasando la mano por los rizos del menor.
– ¿Puedo dar besos también? – dijo inocentemente, Jake sonrió ante la pregunta.
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Beach Boys - Heejake
FanfictionJake sabía solo dos cosas del papá de su bebé, que se llamaba Heeseung y que era el alfa más caliente que un omega soltero de 21 años podría haberse cruzado en una noche de verano O dónde el omega de 24 años y su cachorro comienzan de cero en un nue...