Hay veces en la vida, en las que cosas suceden de imprevisto. Suceden tan rápido que uno no se da cuenta. Se suponía que hoy iba a ver a mi madre para celebrar su cumpleaños. Se suponía que todo iba a estar bien, pero no fué así.
Salí de mi casa apresuradamente, ya que la fiesta comenzaba a las ocho y yo iba veinte minutos tarde. Tenía que tomar el tren para llegar a casa de mi madre, lo cuál tomaba media hora más, pero más vale tarde que nunca, así que caminé algunas cuadras hasta llegar al metro.
Finalmente pagué y busqué el tren adecuado al que subirme. Esperé a que llegará y finalmente llegó. Me subi al vagón de 'Solamente mujeres' aunque había uno que otro hombre sentado o parado, estaba vacío prácticamente.
Busque un asiento y encontré uno junto a una señora de mayor edad.
"Hola linda, ¿Que te trae por aqui tan arreglada querida?" dijo ella felizmente.
"Hoy es el cumpleaños de mi madre" murmuré mientras le daba una cálida sonrisa.
"Bueno, pues esperemos que ella logre verte, si sabes a que me refiero" Añadió con un guiño, ella se quedó mirándome pensativa por unos segundos y su respiración se empezó a hacer más y más pesada.
"¿Señora? ¿Esta usted bien?" Mi voz temblando de miedo y preocupación.
"Nosotros vamos a morir, este metro no era-" Su voz se cortó y calló encima de mi.
Rápidamente traté de que ella quedara sentada otra vez, pero pesaba demasiado. Cuándo finalmente lo logré, su cara estaba fría y sus labios estaban morados. Estaba muerta.
Volteé a mi alrededor buscando a alguién a quién decirle, alguién que me ayudara. Todos lo hombres que había visto antes, estaban tirados en el suelo. No había nadie, una madre y su hija pequeña, eran las únicas que quedaban o más bien que todavía no habían muerto.
"¡Disculpe! Porfavor ayúdeme, no se que esta pasando, porfavor." estaba a punto de llorar, no sabía que era lo que estaba pasando.
La niña volteo a verme y se quedó sorprendida, comenzo a sonreír como si le hubieran dado un perrito como regalo de navidad, Jaló a su madre de la blusa y me señaló.
Se me quedaron viendo con expresiones de confusión, hasta que la niña habló.
"¿Puedes vernos?" dijo ella dulcemente.
"Claro, ¿Porque no podría? ¿Podrían decirme que es lo que esta pasando?" Pregunté alarmada, ya que estaba en un vagón lleno de gente muerta excepto por la niña y su madre.
"Esque estamos muertas" dijo la niña mientras reía felizmente.
Le sonreí, hasta que sus palabras fueron metiéndose a mi cabeza.
"Esque estamos muertas"
No, no, no, no. No puede ser. Se que voy a salir de esto, se que voy a ver a mi madre.
"¿Pero como es que yo sigo viva?" pregunté sin poder creérlo.
"La pregunta es ¿Cuándo fué que moriste?" dijo la madre de la niña.
"Pero yo no estoy muerta." susurré buscando el supuesto momento de mi muerte, la cuál no era posible, ya que no morí esta mañana.
"Te hemos visto en este vagón, ya durante siete meses seguidos, todos los días." dijo la niña, Elisa. ¿Cómo podía saber su nombre? la acabo de conocer hace unos minutos. ¿Siete meses?
Memorias empezaron a inundar mi cabeza. Yo preparándome para el cumpleaños de mi madre, subiéndome a un vagón, buscando lugar y sentarme junto a un señor, comenzar a platicar de nuestras vidas, recuerdo que ví luces, escuché gritos y oraciones, recuerdo lo que yo logré decir "Sálvanos señor" y en ese momento, explotó.
El vagón exploto. Lo que significa, que yo estaba muerta.
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Siete meses. (Historia en corto)
Short StoryHay veces en la vida, en las que cosas suceden de imprevisto. Suceden tan rápido que uno no se da cuenta. Se suponía que hoy iba a ver a mi madre para celebrar su cumpleaños. Se suponía que todo iba a estar bien, pero no fué así.