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—Es increíble como han crecido, y muy hermosas por cierto —murmuró una mesera mientras nos servía nuestra comida.
Le regalé una sonrisa e iba a empezar a comer pero alguien apareció detrás de la mesera mirándonos.
—Hey chicas, ¿Aún se acuerdan de mi? —Bella y yo nos miramos confundidas sin recordarlo— Una vez fui Santa Claus.
—Ellas no estuvieron aquí en navidad, la última pasó desde que tenían 4 años —le hizo saber Charlie.
Lleve una papa frita a mi boca mientras esperaba que el hombre se fuera para poder comer en paz.
—A puesto a que las impresione ¿Cierto?
No le presté más atención a ese tipo y empecé a comerme mi hamburguesa.
—En cuanto terminen les traeré su postre favorito, tarta de mora ¿Recuerdan? —le regalé una sonrisa a la mesera con la boca cerrada— su padre aún lo pide, todos los jueves.
—Gracias, nos encantaría —contesto Bella al verme con la boca llena, me volteo a ver una vez más y rodoó los ojos.
—Parece que no has comido en décadas —murmuró Bella mientras miraba la hamburguesa por dentro.
—Tú sabes que la comida de la escuela es horrible ¿Quién se atreve a comer eso? —Bella sonrió dándome la razón.
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Estaba acostada boca abajo en la cama de Bella, escuchando en silencio mientras ella hablaba con nuestra madre. La calidez de su voz llenaba la habitación como un abrazo reconfortante.
—Te extraño mamá.
—Yo también te extraño mi amor, ¿Beatrice está contigo? —preguntó ella.
