Fernando, ante el temor de volver a tener un compañero de equipo y que este termine siendo alguien conflictivo, decide investigar por su cuenta quién es su nuevo compañero en Aston Martin.
O
5 veces en las que Fernando descubre que Lance no es como...
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La comida era deliciosa, una demostración perfecta de la gastronomía española que Fernando más amaba, pero debía de admitir que presentía que esta cena le caería mal. ¿Por qué? Sencillo, por culpa de Daniel.
El australiano no había parado de hacer comentarios desagradables hacia Lance disfrazados de bromas, la verdad seguía sin comprender cómo es que Claire-Anne, Lawrence, Chloe y su esposo no se daban cuenta que esos "chistes" no daban ni puta gracia.
Además, también le molestaba que Lance no se defendiese, el chico estaba allí comiendo y tomando vino, mientras Daniel decía cosas desagradables de él. En algunas veces se rió, en otras solo negó con la cabeza y siguió con su vida. El español incluso notó cómo luchaba por no hacer mala cara, aunque no siempre lo lograba. Como con el comentario de "quizás unas horas de simulador extras ayudaría a mejorar tus problemas" y el de "cuando subas a otro podio, si es que no tienes problemas con el coche", aunque la cereza del pastel había sido "Aunque con Charles siendo casi de tu misma edad, yo me preocuparía de no obtener podios".
Alonso quiso seguir despotricando en su mente sobre el tema, pero notó como Lawrence se levantó de su asiento.
—Además de hacer esta cena en honor a Fernando y su primer año con nosotros —Fernando sonrió ante la mención de su jefe—. También, con Lance y Chloe, queremos darte un pequeño adelanto de tu cumpleaños, Claire-Anne.
La mayor de los hijos Stroll se acercó a su madre con una sonrisa. Le dio una bolsa que contenía un reloj fino y la abrazó. Lawrence, por su parte, sacó un estuche de joyería, sacando una pulsera de esmeraldas. Claire-Anne se veía emocionada con los regalos.
El menor tenía entre sus manos una bolsa de regalo blanca, así que acercándose a su madre, le dio una sonrisa, la rubia no pudo evitar despeinarlo con cariño.
—Feliz cumpleaños, mamá, quizás un poco adelantado —bromeó Lance mientras su madre sonreía y le daba un beso en la mejilla.
Claire-Anne le agradeció a su hijo y abrió la bolsa que su hijo le dio. Dentro de ella, había un perfume.
—¿Recuerdas cuando estuvimos en aquel campo de flores en aquel pueblo italiano hace dos años? Te gustaron tanto las flores, que incluso hiciste una colección de ropa con ellas —explicó el menor con una sonrisa—. Le pedí a un amigo perfumista que me ayudase a replicar el aroma de las flores.
Bien, probablemente Fernando tendría un coma diabético. Jamás se imaginó que detrás de las mil caras de disgusto que hacía delante de la prensa, podía existir un chico lleno de amor a su familia. Claire-Anne parecía disfrutar de su regalo, incluso se aplicó el perfume y sonrió agasajada por el regalo de su hijo menor. Con un dulce «gracias», la mujer de Bélgica le dio un beso en la frente a Lance y este le dio un fuerte abrazo.
—¡Hagamos un brindis! —propuso Chloe con una sonrisa.
Todos se levantaron de su asiento, alzando sus copas de vino. Lawrence miró a su hija con expectativa.
