La luz suave de la mañana se colaba por la ventana de la habitación de Jimin mientras él se preparaba para la escuela. Miraba su reloj con ansiedad, esperando a que Liam llegara, como había prometido. Se sentía algo desanimado por la falta de puntualidad de su novio, pero aun así no quería perder la oportunidad de ir con él. Acomodo su cabello rubio con esmero, luciendo impecable como siempre.
Con una última mirada a su reflejo en el espejo, Jimin se sentó en la cama, esperando pacientemente, mirando la hora en su celular. ¿Dónde está? pensó, suspirando con impaciencia. Miraba de reojo la hora, ya pasados los diez minutos. Luego, quince. Finalmente, treinta minutos después, la puerta de su habitación se abrió y Yoongi apareció con su expresión seria.
—¿Sigues esperando a ese idiota? —preguntó Yoongi, cruzando los brazos mientras observaba a Jimin con cierto desdén.
Jimin lo miró, sin poder disimular su frustración.
—Él prometió que vendría a por mí. —Dijo Jimin, tratando de sonar tranquilo, pero la irritación era evidente en su tono.
Yoongi suspiró, mirando el reloj de su muñeca antes de hablar con voz fría.
—Dudo que llegue a tiempo si sigues esperando. Si no te importa, yo puedo llevarte.
Jimin lo miró con los ojos entrecerrados. Sabía que Yoongi no sería precisamente un buen compañero de viaje, pero a esa altura no podía arriesgarse a llegar tarde a clase.
—No quiero que me lleves, Yoongi —dijo, molesto, pero consciente de que no tenía muchas opciones.
—Entonces, sigue esperando a tu príncipe azul —respondió Yoongi con sarcasmo. Sin embargo, el tono de su voz no dejaba espacio para discusión. —Solo te estoy diciendo que, a este paso, llegarías tarde.
Jimin, sin decir más, soltó un largo suspiro y se levantó, tomando su mochila.
—Está bien. Vamos, entonces.
En el camino hacia el auto, Jimin intentó llamar a Liam una vez más, su dedo tamborileando sobre la pantalla mientras el teléfono sonaba sin respuesta. Gruñó irritado.
—¿Qué pasa con ese idiota? —dijo Jimin entre dientes, apretando los dientes.
Yoongi, que iba conduciendo, miró a Jimin de reojo.
—Ya lo dijiste. Es un idiota. —Luego, sin que Jimin esperara, agregó con tono un tanto burlón—: ¿No tienes más comentarios sobre él?
Jimin se cruzó de brazos, molesto pero sintiéndose un poco aliviado por la charla.
—Es... solo que no sé por qué sigue así. Prometió que me vendría a ver y... ¡simplemente me deja esperando!
Yoongi no dijo nada durante un largo rato, y cuando Jimin lo miró, vio que estaba sonriendo ligeramente, pero no con burla.
—El tipo es un idiota. No te mereces eso, ¿sabes?
Jimin no estaba seguro si sentir alivio o incomodidad. ¿Por qué Yoongi de repente sonaba tan... preocupado por él?
Finalmente, llegaron a la escuela. Jimin salió del auto sin decir nada más, mientras Yoongi estacionaba el coche. Justo cuando estaba a punto de cerrar la puerta, Yoongi se dio vuelta con una expresión seria.
—Espera. —Dijo él, abriendo nuevamente la puerta del auto y saliendo rápidamente. Se acercó a Jimin y le extendió la mochila.
—Te olvidaste esto dentro —dijo Yoongi, con su tono habitual, casi indiferente.
Jimin, algo sorprendido, miró la mochila y luego a Yoongi. Tomó la mochila sin decir una palabra, sintiendo una mezcla de irritación y confusión.
—Gracias —murmuró, algo incómodo, sin saber bien qué pensar.
Yoongi, sin decir nada más, se dio la vuelta y se alejó, subiendo nuevamente al auto.
Jimin, con la mochila en la mano, caminó hacia sus amigas, que lo esperaban cerca de la entrada. Al verlas, notó que sus sonrisas se hicieron más amplias y sus miradas se desviaron hacia atrás, fijándose en Yoongi.
—¡Jimin! —exclamó Hyejin, acercándose con una expresión traviesa—. ¿Quién era ese chico guapo que te trajo?
Jimin trató de disimular la incomodidad.
—Es solo… Yoongi —respondió, sin querer entrar en detalles, mientras miraba hacia atrás y veía cómo Yoongi arrancaba el coche.
Las chicas murmuraron entre ellas, con la mirada fija en el auto, claramente impresionadas por la presencia de Yoongi.
—Está tan... sexy —dijo Hyejin, en voz baja pero claramente emocionada.
Jimin rodó los ojos, sintiendo un poco de celos.
—Sí... Es algo grosero, pero... es igualmente lindo —admitió, mirando a Yoongi desaparecer a lo lejos.
Las chicas sonrieron aún más y Jimin, sintiendo una mezcla de incomodidad y celos, se apresuró a unirse a ellas para dejar de pensar en el chico que tanto llamaba la atención.
Esa tarde, Yoongi fue a recogerlo nuevamente. Jimin se metió en el auto, sin decir una sola palabra. La incomodidad era palpable en el aire.
—¿Qué te pasa? —preguntó Yoongi, frunciendo el ceño al notar el silencio.
Jimin no respondió de inmediato. Luego, después de un rato, soltó un suspiro y habló.
—Mi novio… no sé qué pensar de él. Estaba con otra chica, y... no sé.
Yoongi lo miró con seriedad, como si realmente le importara.
—Ese tipo es un imbécil, no merece estar contigo. —La voz de Yoongi sonaba algo más suave, como si estuviera intentando consolar a Jimin, pero sin querer demostrarlo.
Jimin no dijo nada más, pero una leve sonrisa se asomó en su rostro al escuchar las palabras de Yoongi.
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Al llegar a casa, Jimin se dirigió a su habitación para ducharse. La soledad se sentía pesada, pero al menos había algo en Yoongi que le daba una sensación extraña de consuelo.
Esa noche, Jimin estaba acostado en la cama, escuchando música con los ojos cerrados, cuando la puerta se abrió.
—No tocas antes de entrar, ¿eh? —dijo Jimin, algo molesto por la falta de privacidad.
Yoongi frunció el ceño y se cruzó de brazos.
—La cena está lista. Y ya te dije que no soy bueno cocinando.
Jimin lo miró con sorpresa.
—¿Qué hiciste?
Bajaron a la cocina, y al probar la comida, Jimin no pudo ocultar su expresión de asco. La comida estaba incomible.
—¿Qué demonios es esto? —Jimin escupió rápidamente un bocado de arroz.
Yoongi se encogió de hombros.
—Es todo lo que sé hacer. Pero si prefieres, podemos pedir pizza.
Jimin pensó por un momento y luego respondió, sonriendo ligeramente.
—Mi papá no me deja pedir pizza.
—Pues yo no soy tu padre. —Yoongi sonrió de manera burlona—. Vamos por la pizza.
Juntos compartieron una pizza esa noche, y por primera vez, Jimin se sintió en calma. Algo en esa interacción le hizo sentir que, quizás, Yoongi no era tan insoportable después de todo.
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𝐍𝐢𝐧̃𝐞𝐫𝐨 𝐍𝐨 𝐃𝐞𝐜𝐞𝐚𝐝𝐨. ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ
FanfictionJimin, un chico adorable de 18 años, debe convivir con Min Yoongi, un joven frío y distante de 23 años, cuando su padre se ausenta por trabajo. La presencia de Yoongi desestabiliza la vida de Jimin, ya complicada por Liam, su novio aprovechado, dand...