Parte 4

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Quiero desaparecer de éste mundo de éste lugar. Muchas veces he querido esto pero hoy lo pido con todas mis fuerzas, estoy cansada, ya no puedo más. Sólo quiero salir de aquí e irme.

Ya no son mis pensamientos, ahora son mis sentimientos, quiero llorar hasta quedarme sin una lágrima, quiero gritar,quiero desahogarme.

Ya han pasado al rededor de unas cinco horas desde que discutí con mi papá –O si así se le puede llamar a ese ser– y la verdad es que siento como si acabara de pasar. Todavía llegan fragmentos a mi mente de cuando llegué a la casa, de cuando comenzamos a discutir, y de cuando me pegó, pero también de cuando dijo: Ya cállate. No quiero oírte, si supieras lo mucho que me fastidia solo verte.

Es impresionante el daño que un padre le puede hacer a un hijo, a su hijo. A la persona que él engendró, a la que se supone que debería darle respeto, paz, cariño pero sobre todo amor.

A la que él debería defender sobre todas las cosas, no hacer que le caigan todas las cosas encima.

Él me ha hecho mucho daño, y aunque dicen "lo peor siempre te hace más fuerte" yo he vivido cosas horribles, espantosas y yo no tengo fuerzas, cada día estoy más débil, siento que en cualquier momento me voy a caer y no voy a levantarme por más que quiera. Mi mente ya ha pensado mucho todo y la verdad es que ya no puedo más...

Sale otra lágrima de mis ojos, y la quito rápidamente mientras limpio la barra con un paño azul.

—Llorar está bien– Dice alguien detrás de mí. Volteo para ver quien habló y de vuelvo mi mirada al frente.

—Sé que no es fácil desprenderse de alguien, pero poco a poco logras hacerlo– Me da unas palmaditas en la espalda– Mírame a mí, después de haberme enamorado completamente de Reachel, y de haberme botado como basura, aquí estoy en una de las mejores etapas de mi vida, y eso que dije que jamás iba a superarlo.

No logro evitar y sale una pequeña sonrisa de mi boca, es débil, pero en fin... una sonrisa. Su confusión me da algo de diversión, porque yo núnca siquiera he estado enamorada, y mucho menos despechada.

—¿Cómo pudiste superarlo?– Pregunté para divertirme un poco más y despejar mi mente.

—Una sola palabra "Alcohol"–Suelta fácilmente– Y resulta que aquí tenemos una pequeña colección de eso– Señala a los estantes de licor con una mirada pícara.

—Estamos trabajando–Recordé.

—Eres la hija de los dueños, creo que van a entender– Se encoje de hombros.

Él no sabe la situación por la que estoy pasando, así que no tiene la menor idea de nada. Aunque Freddy es muy buena persona y eso, no tengo la suficiente confianza como para decirle todos los detalles de mi desastrosa vida.

La pequeña sonrisa que tenía desvanece al recordar el momento en el que mi papá  me peg....

Quedo absurda en mis recuerdos y vuelve a salir otra lágrima de mis ojos.

—Por lo afectada que te vez te recomiendo una provada de ésta belleza– Señaló una botella de Vodka que estaba en su mano.

Sin duda alguna la tomo. Quizás o en otra situación la fuese rechazado, pero a la verga todo. Estoy cansada, quiero quedar inconsciente y perderme en el licor por al menos una vida entera.

No me importa que mi padre se moleste ¿alguna vez a él le ha importado algo de mí? No. Núnca le ha preocupado el hecho de que si he comido, que si me falta algo, como estuvo mi día, y entre tantas cosas más.

Me siento en la barra como si fuera otra cliente y comienso a cervirme un trago de vodka, después pido otro más y Freddy me ve con una mirada cómplice. Ya después de haber pedido el décimo... o el... no te go la menor idea de cuantos me he tomado. Ya éste me veía con algo de preocupación.

Mía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora