(Capítulo 13)

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Cuando me desperte Tomás no estaba en la cama.

Busqué mi celular para ver que hora era, y tenía muchas llamadas perdidas de Tadeo.

Al final eran las 11:03, no quería levantarme, o mejor dicho; no podia levantarme.

Me dolían mucho las piernas. Y vos lectora, sabes muy bien el porqué.

Al final intenté levantarme aunque me costo demasiado. Me puse un poco de ropa y fui caminando a la cocina como pude.

Tomás estaba cocinando, cuando me vio sonrió.

¿Fui muy duro?.- Preguntó acercándose.-

No.- Trate de defender mi orgullo.-

Se alejó.

Entonces camina hacia mí sin sostenerte de nada.- Sonrió como un angelito.-

Yo lo maldije en mi mente, e intente caminar hacia él, fue en vano porque al final casi me caigo y él me ayudó mientras se reía.

Oye, deja de reírte.- Le puse un dedo en el pecho.- No es gracioso.-

Si que lo es.-

No, no lo es.- 

Me agarró de la cintura y me acercó a él, intente separarme pero no tenía fuerzas.

No puedes decirme que no te ha gustado.- susurro rozando mis labios mientras me miraba a los ojos con ternura

Aparte la mirada.

No nena, mirame.- Me obligo a mirarlo.- Descansa bien, porque esta noche tendremos la segunda ronda.-

¿Por qué?.-

Porque no me miraste mientras te corrías, nena.-

¿No puede ser ahora?.- hice pucherito.-

Te dejaría en sillas de ruedas, linda.-

Baje la mano y la metí en su pantalón.

El si quiere amor.-

El agarro mi muñeca y me suplicó con los ojos.

Nena, por favor.-

No hice caso, y toque su polla mientras lo miraba a los ojos.

El gruño y saco mi mano.

Me agarró el culo y me acerco a su cuerpo.

Después no te aguantas.-

Si aguantó.- Hice pucherito.-

Supiro.

Él me alzo y me llevo a su habitación. Yo sonreía.

Me dejo sentada en la cama y cerro su habitación con llave.

Se acerco a mi y se sentó a mi lado, luego me agarró y me sento en su regazo.

Estaba frente al espejo, y podiamos vernos.

Mira, tengo un juego.- asentí y escuche atentamente lo siguiente.- Te penetraré y si cierras los ojos cuando te corres o en algún otro momento, lo haremos en cada rincón de esta casa.- Asentí.-

Me dio la vuelta hasta quedar a horcajadas encima de él y me tiro en la cama.

Primero vamos a darnos calor.-

Empezó a sacarme la ropa, hasta dejarme sin nada, e hizo lo mismo con él.

¿Te he dicho que tienes unos hermosos pechos?.- Se acerco a uno y lo mordió.-

¡Ah!.- Gemí.-

Hizo lo mismo con el otro.

¿Por que siempres estas al mando tú?.-

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