El viento golpea las ventanas con fuerza, y yo aquí, tumbada sobre la cama, mirando el techo en blanco, como si pudiera encontrar alguna respuesta en las grietas de la pintura. Han pasado cinco meses desde que él decidió que ya no quería estar conmigo, cinco meses que se sienten como una eternidad. Cada día ha sido igual que el anterior: vacío, lento, como si el tiempo se hubiera detenido para recordarme lo que perdí.
A veces me pregunto si ya debería estar mejor. Mis amigas me dicen que ya pasó suficiente tiempo, que debería seguir adelante, que el mundo no se acaba por una ruptura. Pero, ¿cómo seguir adelante cuando el dolor aún te abraza tan fuerte? Mis recuerdos de él son tan nítidos que, a veces, siento que puedo oler su perfume, escuchar su voz, ver su sonrisa en cada rincón. Pero no puedo tenerlo, y eso es lo que más duele.
Lo peor de todo es que no puedo sentir nada por nadie más. Como si mi corazón se hubiera cerrado de golpe, como si una parte de mí hubiera muerto junto con nuestra relación. He intentado salir, he estado con mis amigas, incluso he hablado con chicos, pero no hay nada que me haga sentir lo que sentía con él. Nadie más va a ser como él. Nadie más va a quererme como él lo hacía, y por eso no quiero que nadie más se acerque. Tengo miedo de que me lastimen, pero también tengo miedo de no volver a sentir.
El instituto ya no me interesa, ni las clases ni las conversaciones de pasillo. Todo me parece tan... lejano, tan ajeno a lo que vivo ahora. Mi mundo está detenido en aquel día, en aquella conversación, en esa despedida que no terminó de ser un "adiós". Y aunque sé que lo nuestro ya no tiene remedio, aún me encuentro deseando que todo vuelva a ser como antes, como si ese deseo pudiera cambiar la realidad.
El viento sigue golpeando las ventanas, y yo sigo aquí, en mi cuarto, con el mismo vacío que llevo arrastrando desde que todo terminó. Me pregunto si algún día seré capaz de mirar al espejo y no pensar en él, si algún día podré dejar de extrañarlo tanto. O si simplemente seguiré esperando algo que no va a llegar.
Solo me queda esperar. Y eso es lo que hago: esperar a que el dolor pase, aunque no tenga ni idea de cuándo lo hará.
...
A veces me pregunto cómo una relación tan corta, pudo afectarme de esta manera. Parece nada, ¿verdad? Es como un suspiro en medio de una vida entera. Todo el mundo me dice que lo mío no es tan grave, que con 16 años ni siquiera he tenido tiempo de "experimentar" realmente el amor. Que no pasa nada, que es solo una etapa, algo pasajero, algo que se olvida rápido. Pero eso solo lo piensan ellos, los que no entienden lo que es sentir de verdad.
Antes de él, pasé por otras cosas. Chicos que solo querían aprovecharse de mí, promesas vacías que se rompían tan rápido como se hacían. Me hicieron sentir que quizás nunca encontraría a alguien en quien pudiera confiar. Así que me blindé. Levanté muros a mi alrededor, me prometí que nunca más dejaría que alguien me lastimara, que nunca más me entregaría tan completamente a alguien.
Pero llegó él, y con él todo lo que había construido se desmoronó. Fue tan fácil abrirme a él, tan natural. No me pedía nada más que ser yo misma. No había juicios, no había expectativas de algo más grande o más perfecto. Él me miraba, y con solo mirarme sentía que estaba siendo vista por primera vez. Me hizo sentir querida, aceptada. Como si, por una vez, no fuera solo alguien más, sino alguien importante. No necesitaba ser perfecta, solo era suficiente tal como era.
Eso es lo que me hace tan difícil de entender. ¿Cómo puede una relación que duró solo tres meses hacerme sentir tan vacía ahora? Tres meses parecen nada, y aún así fueron suficientes para que lo amara con todo lo que tenía. No fue algo superficial, no fueron solo caricias o palabras bonitas. Fue un amor real para mí. Un amor que me tocó profundamente, que me hizo sentir especial después de tanto tiempo de sentirme rota y vulnerable. Sé que algunos piensan que es exagerado, que con el tiempo lo olvidaré, pero ellos no saben lo que es haberse entregado por completo, haber sentido que alguien realmente te ve y te quiere, solo para perderlo. Tres meses no fueron suficientes para nadie más, pero sí lo fueron para mí. Fueron el tiempo en el que descubrí lo que era sentirme amada de verdad, y ahora, sin él, me siento más vacía que nunca.
Lo extraño de una forma tan intensa que me cuesta respirar. Porque aunque parezca poco tiempo, para mí fue todo. Y ahora, ¿qué hago con todo lo que siento? ¿Cómo supero algo que me hizo sentir más viva que nunca?