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Mi cabeza estaba en mi contra.

¿Cómo puede ser que alguien que apenas conoces se apodere de tus pensamientos así? Es una locura, es horrible, es raro y agobiante porque tengo mil cosas en las que centrarme y de repente su imagen aparece de la nada, desconectándome del mundo. Como ahora mismo, que estoy sonriendo como un tonto con el móvil en la mano después de recibir un mensaje suyo.

Estaba en casa de Sarah, le había pedido a Baldrich que me trajera. También estaba Natalie, junto a Gustav y Heidi; mi grupo de colegas, hijos de las amigas de mi madre. Todos nos llevamos bien y nos adaptamos unos a otros sin problema. Ahora me miraban con una expresión rara en la cara.

—Vale, se ha vuelto un poco tonto— soltó Heidi después de mirarme de arriba a abajo. —¡Mirad cómo mira la pantalla del móvil solo por ese mensaje!

—Ahg, son solo los síntomas de esa enfermedad llamada amor— comentó Sarah.

—¿Creéis que está enamorado?— preguntó Gustav mientras se acercaba y se sentaba a mi lado en el sofá. —Yo creo que apenas empieza, no creo que esté del todo. ¿Cuántas veces dices que se han visto?— preguntó mirando a Natalie.

—Algunas tres...

—¡Y ya está colado por ese chico al que ni conocemos!— exclamó Sarah negando con la cabeza.

Aparté la mirada del móvil y miré a todos mientras me relamía los labios. —¿Qué le respondo, chicos?— pregunté.

Heidi puso los ojos en blanco. —Repíteme el mensaje, porfa— pidió.

Forzándome a no sentirme avergonzado, leí: —Dice: "Te invito al cine y luego a mi piso, mi pene se muere por conocerte y mi cama también. Espero que aceptes, corazón"— apreté los labios y desvié la mirada del móvil hacia mis amigos.

Natalie sonreía levemente. —¡Qué romántico!— dijo —es tan guarro y bonito a la vez— canturreó juntando las manos sobre el pecho mientras abanicaba las pestañas.

—Oh, Natalie, por Dios— bufó Sarah —es obvio que solo busca sexo— dijo mientras se cruzaba de brazos y me miró. —No sé cómo te pones a sonreír como un tonto solo por ese mensaje.

—Y eso que no les he contado lo que me dijo en el Starbucks— dije. Me recogí las piernas contra el pecho y solté un suspiro pesado.

—¿Te ha dicho algo? ¿Qué, qué? ¡Habla!— exigió Natalie. —¿Fue algo tan obscenamente romántico como este mensaje?— preguntó.

La miré y me mordí el labio inferior suavemente. —Me dijo que quería todo de mí, desde mi... trasero... hasta despertarse conmigo a su lado. Follarme sin parar... comerme la boca... y que mi boca se comiera su pe...

—¡Vale, vale! Para ya— me interrumpió Gustav, visiblemente horrorizado. Como si hubiera visto algo desagradable que le marcaría de por vida. Pero en este caso, sería algo que escuchó. —Ya entendimos lo que quiso decir con eso último...

—Ese chico malo es realmente un pervertido, ¡me encanta!— exclamó Natalie —Seríais la pareja perfecta. ¿No lo creéis, chicos?

—Esto es típico de ti. Siempre tan guarra y sucia, ¡espero que algún día se te duerma la lengua! Y esa mente, madre mía... ¿de dónde sacas tantas cosas?

Natalie se encogió de hombros. —Eso es irrelevante, Sarah— dijo —A ver, aquí lo que importa es ayudar a Bill a darle una respuesta "adecuada" al chico.

—¿Al menos sabes cómo se llama?— preguntó Heidi. Asentí lentamente.

—Se llama... Tom...

—Bien, se llama Tom y vive, seguro, en los barrios bajos y es un delincuente— dijo Gustav —Solo se han visto tres veces, según lo que ha dicho Natalie y ya estás coladito por él...— negó con la cabeza —Y para colmo, es un guarro y pervertido a tope... solo que sabe insinuarse "caballerosamente". Y eso parece gustarte...

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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𝐏𝐋𝐄𝐀𝐒𝐄 ── .✦ ᵀᴼᴸᴸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora