3. Primer Celo Alfa

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(Pequeño recordatorio de que los capítulos son individuales y ninguno tiene relacion con el anterior o siguiente)

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(Pequeño recordatorio de que los capítulos son individuales y ninguno tiene relacion con el anterior o siguiente)

Madrid era un lugar frío en épocas invernales, diciembre era como estar dentro de un refrigerador en las noches y madrugadas, mientras que por la tarde el clima era mucho más templado gracias al sol, pero aun así la gente utilizaba suéteres o sudaderas, cualquier ropa extra que los cubriera de las heladas ventiscas. No todos contaban con el lujo de tener un calentador en casa, pero personas con privilegios podían otorgarse ese gusto y a cierto punto, esa necesidad. El interior del hogar se volvía más cálido, como un hogar tenía que serlo, aunque en ocasiones se volvía demasiado caliente como para caer en cuenta que eran épocas frías, y en casa de Carlos Sainz Jr. el frío decembrino era deliberadamente ignorado, la calefacción era alta y eso comenzaba a causarle estragos a cierto Alfa de cabello rubio y ojos azules. Le gustaba el frío y no esperaba que la casa de aquel madrileño estuviera tan caliente en diciembre.

—¿Algo de tomar? Tengo de todo—el Alfa de tez canela levantó una preciosa botella de vidrio soplado que contenía un amaderado whisky.

—Estoy trabajando, no tomo cuando trabajo—se cruzó de brazos. La tela cálida de su gabardina negra se arrugó en el proceso.

Joder, tío, quítate esa cosa—habló en su lengua materna. El rubio no comprendió lo que decía—. Tengo la calefacción encendida, no hace falta ropa de invierno dentro de mi casa, hombre.

—Lo note—se la quitó. A decir verdad ya no la necesitaba.

—Me encanta—saboreó la bebida alcohólica—. Royal Brackla, el mejor whisky escocés que puedas probar. Te serviré un vaso, me importa una mierda tu regla—rió y sirvió un vaso más con una buena cantidad de hielo—. Aún no te he dado el trabajo.

—Vine aquí por negocios. Me tomó dos horas de mi tiempo venir hasta aquí como para que sólo me ofrezcas whisky. ¿Cuál es el trabajo?

—Hombre, que impaciente eres—soltó una risa y le entregó el vaso, vaso que el rubio dejó sobre una mesa de mármol e ignoró con toda libertad.

—Si él no se lo toma yo lo haré—una tercera voz se dejó escuchar dentro del despacho de Carlos.

—Señor Sainz, el señor Pérez ya llegó—uno de los guardaespaldas de Sainz presentó al intruso.

—Fernando, si, ya lo note—agradeció a su guardaespaldas y dirigió su sonrisa al invitado y le dio un apretón de manos—. Es un placer conocerlo al fin.

—Lo mismo digo—no apartó la mirada del rubio que los ignoraba.

—Ya que los tengo a los dos, es momento de hablar de negocios.

Pérez tomó el vaso de la mesa y de un solo trago devoró el líquido. Observó al más alto de pies a cabeza y olfateó el aire para percibir el aroma, pero fue inútil, no había nada en el aire. Tomó asiento en uno de los sofás de piel y se cuestionó si un Beta podría llegar a ser así de alto y con una complexión tan trabajada. 

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⏰ Última actualización: 21 hours ago ⏰

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