CHAPTER 5

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El sol apenas despuntaba en el horizonte cuando Kim Taehyung decidió abandonar la oficina después de tres agotadores días revisando proyectos para mejorar el reino. Su mente estaba hecha un caos, no solo por los deberes reales, sino también por la insistencia de su madre en los preparativos para la boda. Aunque usaba el trabajo como excusa, en el fondo, había otro motivo que lo mantenía reacio a involucrarse: su corazón y su lobo no parecían estar completamente alineados con ese destino.

Mientras tanto, en otro extremo del castillo, Jungkook permanecía recluido en su habitación. Su lobo estaba intranquilo, reclamando la presencia del alfa con una intensidad que el omega no podía comprender. Había algo extraño en su comportamiento, algo que insinuaba una conexión más profunda que hasta ahora Jungkook no había querido admitir.

......

─Hasta que por fin sales de esa cueva que llamas oficina ─bromeó Jennie, su hermana menor, al encontrárselo en uno de los pasillos. Su sonrisa burlona contrastaba con el gesto de disgusto de Taehyung.
─Lo dices porque tú todavía no tienes responsabilidades como estas ─respondió con tono cansado.
─"Li dicis pirqui tidivii ni tinis istis rispinsibilididis cimi istis" ─remedó Jennie, exagerando la voz del alfa para molestarlo─. Por cierto, ¿dónde está tu futuro esposo? No lo he visto en días. Madre está preocupada por él; dice que sus feromonas están... cambiantes, algo asi como un olor a orquideas.

La preocupación en su voz era genuina, pero Taehyung no podía permitirse mostrar inquietud.
─Te veo después... tengo que resolver algo ─dijo, alejándose rápidamente sin darle oportunidad de replicar.
─Pe... Este alfa no tiene remedio ─murmuró Jennie, sacudiendo la cabeza.

(...)

El omega despertó sobresaltado al sentir la presencia del alfa.

─¡ALFA! ─gritó su lobo dentro de su mente, casi rugiendo de emoción.

La figura de Taehyung apareció entre las sombras de la habitación, sus ojos brillando con un tono morado azulado que parecía dominar la oscuridad. Sin mediar palabra, el alfa se abalanzó hacia él, impregnándolo con su aroma, sin llegar a quitar ese delicioso aroma nuevo a orquídeas que el omega emanaba. El gesto era a la vez una forma de protección y de calmar al lobo que reclamaba su cercanía. Jungkook sintió cómo su corazón se desbocaba, cada latido resonando con más fuerza.

─Omega... ─susurró Taehyung, como si esa sola palabra pudiera expresar todo lo que sentía.

Jungkook, todavía aturdido por la repentina intensidad, alzó la mirada.
─¿Taehyung? ¿Cuándo volviste? ─preguntó, su voz temblando tanto de confusión como de algo más profundo que no podía identificar.

El silencio entre ambos era tan denso que podía cortarse con un cuchillo, pero estaba cargado de emociones que ninguno se atrevía a nombrar.

Jungkook apenas podía procesar lo que estaba ocurriendo. El alfa frente a él, con sus ojos brillantes e hipnóticos, no era el mismo Taehyung que había conocido. Había algo más primitivo, más feroz, en su mirada. Su lobo lo sabía, lo sentía, y lo llamaba con una desesperación que lo sobrepasaba.

Taehyung se arrodilló frente al omega, su pecho subiendo y bajando con rapidez mientras intentaba controlar la intensidad de su aroma. Jungkook lo miró con confusión, su corazón todavía latiendo frenéticamente.

─Taehyung... ¿qué está pasando? ─preguntó con un hilo de voz, su respiración entrecortada.

El alfa no respondió de inmediato. En cambio, se inclinó hacia Jungkook y lo envolvió en sus brazos, acercándolo a su pecho. El contacto era abrumador, tanto para el omega como para su lobo. Era como si finalmente todo encajara, como si el universo entero se hubiera detenido para ese momento.

The Royal Orchid (TK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora