Capítulo 2

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... So wake me up when it's all over...

A penas escucho la alarma de mi celular, comienzo a decirme a mi misma que debo levantarme antes que se haga tarde. Siempre soy muy lenta así que arregle la mochila la noche anterior. Al parecer mi subconsciente esta un poco insistente hoy, así que me pongo de pie y le doy una vista rápida a mi celular, 5:27 a.m. Genial.

Me dirijo al baño a lavarme los dientes y a limpiar mi cara. Regreso a la habitacion y busco el horroroso uniforme: una camisa color azul celeste, un suéter negro, una falda azul marino, medias blancas y zapatos escolares negros.
Decido dejar mi cabello suelto, el cual me llega a la cintura. Me coloco un poco de maquillaje, específicamente polvo y un bálsamo labial con sabor a manzana. Después aviento las últimas cosas en mi mochila y tomo el desayuno que mi mamá tenía preparado en la mesa listo para llevar.

***

En el colegio estuve como un zombie, caminé directo a mi edificio buscando a Sarah con la mirada, no me sorprendí al ver que no había llegado aún. A falta de compañía que me agrade, fui a los campos deportivos, me coloque mis audífonos y me fui a lo que me gusta llamar mi propio mundo, por más trillado que suene. Y ahí estaba yo, conteniendo mi estridente voz desesperada por cantar mi canción favorita, cuando, ¡bum! Sarah salvaje aparece.

-No sabes.

-No lo sabré jamás si no me dices.

-Tan linda como siempre...tengo dos noticias para ti.

-Suéltalo-dije sin demasiada emoción, realmente tenia sueño.

-Pues, mientras te buscaba, gruñoncita, me encontré con los chicos de la fiesta.

-Ah...¿Como se llamaban? Marcos y...

-Fabián. Sí, pues nada, su salón esta relativamente cerca al nuestro.

-No los había visto antes.

-Tampoco yo, pero bueno, lo más importante. Bruno.

-¿Qué hay con él? Las cosas se calmaron hace tiempo, somos amigos.

-Lo sé, pero hoy en la mañana lo vi con la putilla de Antonela, estaban conversando pero se veían bastante...tú sabes.

-Sarah, no me importa si estaban besándose o estaban ordeñando una vaca, eso quedo atrás. Ahora...vamos a clase, así podría dormir un poquito.

Claro, como si me importara mucho la clase de matemáticas, pero bueno, era mejor que imaginar a mi antiguo romance (no tan romance) con esa estúpida. No mentía con el hecho de que no me importara, estaba superado pero maldita sea, el extraño sabor seguía extendiéndose por mi estómago, que asco.

-Va, vamos dormilona. -Sarah sonrió, increíble que pueda sonreír a estas horas-

***

Al comenzar la clase me encontraba cómodamente recostada en el pupitre mirando al vacío mientras Sarah, Ella y Lena, mis tres mejores amigas, conversaban con gran intensidad.

-¿En qué piensas?-Dijo Ella mirándome fijamente.

-En nada, tengo sueño.

-Pues, deberías ponerle atención a la clase, hay evaluación el jueves.

-¿Qué? Maldita profesora, empezaré a copiar el ejercicio.

Empecé a escribir todos los apuntes en las cuadriculadas hojas de mi cuaderno, las chicas seguían conversando, y yo intentaba entender las putas ecuaciones.

-Señorita James, pase al frente a realizar el siguiente ejercicio.-Dijo la profesora apuntando con su plumón hacia mi. Genial, estaba en estado zombie, no entendía absolutamente nada y toda la clase estaba mirándome. Me puse de pie y caminé hasta el frente, rodé los ojos y tomé el plumón.

-¿Algún problema, señorita James?-Me preguntó la profesora con su mirada tan intensa y estresante.

-En lo absoluto.-Dije sin más y me dediqué a resolver lo que estaba escrito, lo estaba logrando cuando alguien abrió la puerta del salón, interrumpiendo la clase. Su rostro me era familiar, sin embargo no logré reconocerlo, me miraban unos ojos verdosos y adormecidos, tenía el cabello negro y parecía buscar a alguien...

-Ehm... Yo estaba... Busco a la profesora Azalea...-Dijo el desconocido un poco avergonzado.

-Está en su escritorio.

-Gracias.

Logré resolver todo sin problemas, usando la lógica, no todo el tiempo me va bien con estos ejercicios. Me dirigí a mi pupitre de nuevo y las chicas continuaban hablando, quedaban 20 minutos de clase así que decidí darme una siesta hasta el recreo.

*

-Fabián tiene un buen trasero.-Comentaba Sarah mientras desayunábamos.

-¿Quién demonios es Fabián?-Por alguna extraña razón todas comenzaban a mirarme como si fuera lo más obvio del mundo.

-¿Es en serio, Evangeline?-Preguntó Ella con su estúpido sarcasmo.

-Es el otro chico de la fiesta, el que estaba conmigo.

-Oh, claro...-Ya tenía la razón por la cual su rostro me era familiar, ahora todo tenía sentido.

-Y bien, ahora cuéntame acerca del otro chico, Marcos.-Me dijo Lena con una mirada pícara.

-No me mires así. Bueno, admito que se viste muy bien, me sacó a bailar, es un poco engreído aunque de vez en cuando demostraba gestos de cariño, no está mal... Tiene algo que me llama la atención, pero no sé que es.

-No te me vayas a enamorar querida...-Dijo Lena mirándome con sus ojos color miel.

-A penas lo conocí el viernes y ni siquiera intercambiamos números telefónicos. Sólo dije que me parecía interesante.

Aún no había logrado sacar de mi mente a este chico, Marcos, era extraño porque normalmente todas las personas me dan igual pero él, él tenía algo, algo especial.

Pasaron las clases siguientes y sólo estuvimos charlando cosas de cosas, por obra y gracia del Universo el día pasó súper rápido. Sonó el timbre y tomé mi mochila para ir hasta el transporte escolar, caminé sin mirar atrás. Mi mamá me esperaba con el delicioso almuerzo servido en la mesa y una refrescante limonada, a las dos de la tarde el sol está que arde. Luego de tomar el almuerzo decidí conectarme en Facebook para chequear algunas cosas, e inmediatamente recibo un mensaje de Ella.

-Hey, ¿Qué tiene él de especial?

-Vaya, que directa... Pues nada, dije que me parecía interesante, no más de eso.

-Te conozco, Evangeline James.

-Está bien, es que he pensado mucho en él y es raro, sólo estuvimos un rato, pero sin duda, ese algo es especial.

Visto a las 15:47p.m.

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"Cuando encontramos el amor encontramos la razon y el sentido de la vida toda" Domenico Cieri Estrada

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