Monica estaba sentada en la mesa, observando a Luisita y Amelia. La sonrisa en su rostro ocultaba una mezcla de curiosidad y fascinación. Amelia le atraía mucho, y al ver que las dos ni siquiera se besaban, Monica decidió averiguar más sobre su relación.
— Luisita, me gustaría bailar con Amelia —dijo Monica con una cortesía fingida, aunque en sus ojos había provocación.
Amelia miró a Luisita con una sonrisa sarcástica.
—Me dejas bailar, cariño? —preguntó con tono irónico.
Luisita, aunque un poco confundida, respondió tranquilamente:
— Sí, mi cielo pero pórtate bien.
Monica esperaba un beso, pero las chicas solo se miraron con sonrisas forzadas. Había algo antinatural en ello, algo que Monica encontró extraño.
Cuando Amelia se alejó con Monica hacia la pista de baile, Luisita se quedó en la mesa. No entendía por qué había permitido ese baile. Quizás quería vengarse un poco de Amelia, hacer que se arrepintiera de haber venido aquí. Estaba celosa al ver a Amelia bailando con Monica? Tal vez un poco. Especialmente cuando el ritmo discotequero cambió a una canción lenta y romántica. Las chicas se acercaron, y Monica percibió el aroma de Amelia delicado, unas fresas
Amelia miraba de reojo a Luisita, quien las observaba con tensión. Sin embargo, tan pronto como Luisita notó la mirada de Amelia, rápidamente apartó la vista. Amelia sonrió triunfante
-Al final la conseguiré- pensó con satisfacción.
Monica se inclinó hacia Amelia y susurró:
— Eres hermosa. Luisita tiene suerte.
Amelia la miró a los ojos, sintiendo un cálido rubor en las mejillas.
— Tú también eres hermosa —respondió.
Monica, mirándola intensamente, añadió:
— Saldría contigo feliz. No puedo dejar de pensar en ti desde que te vi en el avión. Pero tú y Luisita tienen una relación algo extraña.
Amelia, sonriendo pero con cierta reserva, respondió:
— Luisita y yo estamos hechas la una para la otra.
Monica alzó una ceja, como si no lo creyera del todo.
— De verdad? No pareces alguien fiel a una sola relación. Ni siquiera se besan. Sabes, si yo fuera tu novia, no saldrías de la cama.
La tensión palpable entre ellas hizo que Amelia tuviera ganas de romper ese juego y sugerirle a Monica que fueran al hotel. Deseaba acercarse a ella, sentirla cerca. Pero sabía que no era el momento adecuado. Tenía un plan que cumplir y una apuesta con Nacho.
— Monica, es lindo lo que dices —dijo con una leve sonrisa- Pero Luisita y yo... somos todo la una para la otra. Yo soy fuego y ella es agua, y así nos complementamos aunque puede ser muy raro
Monica, viendo su duda, se inclinó un poco más.
— Tal vez lo dices, pero tus ojos dicen otra cosa.
Amelia miró hacia Luisita, quien seguía evitando su mirada. La sonrisa triunfante volvió a su rostro, pero esta vez era menos segura. Algo empezaba a cambiar.
La noche en el club del hotel estaba llena de emociones intensas. Cuando la música comenzó a apagarse y la pista se iba vaciando poco a poco, Mónica se inclinó hacia Amelia. Su voz apenas se oía entre el murmullo de las conversaciones:
— Estoy en el mismo hotel que ustedes. Habitación 202. Te esperaré.
Amelia sintió cómo su corazón se aceleraba. Mónica era increíblemente atractiva, y su propuesta sonaba como una promesa de pura locura. Sin embargo, en su mente seguía resonando la idea de la apuesta con Nacho. Debía ceñirse al plan. A regañadientes, volvió a la mesa donde la esperaba Luisita.
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Solo 5 minutos
RomanceAmelia, es una chica rica tiene 18 años enamorada de sí misma. Ella tiene un objetivo en la vida, tener muchas chicas como sea posible. Para celebrar el cumpleaños de Amelia, su mejor amigo Nacho hace una apuesta. Si Amelia enamora a la hermosa ner...