capitulo 1

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Corria a toda la velocidad que me permitían mis piernas. Mi perseguidor estaba a pocos metros de mí, tal vez cinco, tal vez tres. Me metí por una calle y me dí cuenta a los segundos de que era un callejón sin salida. Miré atrás. Me quedaban al menos cinco segundos. Observé todo, cada detalle. Los botes de basura (muy pequeños para esconderse), unos postes de luz dañados (sería imposible esconderme allí) y una pequeña trampilla al fondo del callejón. Corrí hacia ella y abrí la pequeña puerta trampa. Conducía a un túnel, o al menos eso creía. Estaba inundado en una tenue luz de sol. No había tiempo para preguntas, me metí con prisa en la trampilla en cuanto escuché las presurosas pisadas. La cerré sin hacer ruido y en cuanto estuve con ambas manos libres, tapé mi boca con ellas, intentando apaciguar el sonido de mi agitada respiración. Cerré mis ojos.

- ¿Dónde estás, pequeña traviesa?- dijo la misma voz que me había preguntado mi nombre y mi edad antes de que yo empezara a correr- No puedes esconderte por siempre...

Las pisadas se acercaban. Se acercaban a la trampilla, se acercaban un poco más a mí Abrí mis ojos y miré hacia el túnel. Estaba bañado de luz de sol, era un túnel de tierra. Se escuchaba la risa de dos personas al fondo del túnel. El tipo de afuera se estaba acercando cada vez más a la trampilla, los otros parecían avanzar hacia mí. Era salir y enfrentarme a un violador de mierda, o con unos adolecentes que se reían. La respuesta era obvia.

Corrí en dirección a las personas, en dirección a la luz. La raíces sobresalían de la tierra mis piernas no podían más, pero tenía que hacer un esfuerzo. No podía dejar que el tipo me encontrara. A medida que corría la luz dejaba de ser tenue, y las risas aumentaban.Mi mente veía todo borroso, estaba cansada. Giré en una curva y allí los vi. Tres adolecentes, una chica y dos chicos. La chica reía y agitaba su cabello marrón subida a la espalda de uno de los chicos, de ojos gris tormenta, que eran imposibles de no notar a pesar de la distancia, y cabello negro azabache. Sonreía a medias, o al menos eso creía yo. El chico de al lado reía como la chica, agitando sus alborotados cabellos dorados.
Me vieron en cuanto crucé por la esquina. Ya no me quedaban fuerzas. Caí de rodillas sobre el suelo de roca, y algo se liberó. De mi, la energia que habia tenido al correr, la adrenalina, se escapó. Pero no solo se escapó. Cuando lo hizo, lo hizo en forma de escarcha, cubriendo todo el suelo con ella, danzando en espirales en todas las direcciones. Los chicos me miraban, estupefactos. Ni yo tenía idea de que carajos estaba pasando. Aquel chico de los cabellos dorados se me acercó despacio, como si yo le pudiera hacer daño, y, considerando lo que acababa de pasar, podía estar en lo cierto. Me miro con unos intensos ojos dorados, que revelaban un profundo asombro. Atras de él, la chica de cabellos castaños me observaba con una sonrisa, y el chico que la acompañaba me miraba con curiosidad fria, con esos ojos que parecian llevar tormenta en el interior. Entonces, la chica hablo.
- Tiene la antigua magia
Y luego, por fin caí rendida, por el cansancio y la energía perdida. Y mi cabeza hubiera dado con el suelo de no ser por unos brazos que me sujetaron al instante.

Mi Helado CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora