Entre el deseo y el destino [Chestappen]

Búsqueda

Max Verstappen estaba en su oficina, rodeado del lujo minimalista que tanto definía su estilo de vida, los ventanales abarcaban toda una pared, dejando que la luz de la ciudad iluminara el interior con un brillo tenue, desde ahí podía observar la vasta urbe que se extendía ante él, con sus luces titilantes y el constante ir y venir que nunca se detenía. Sin embargo, la majestuosidad de la vista no lograba distraerlo, su mente estaba atrapada en algo que ningún contrato, adquisición ni éxito profesional había podido superar, el recuerdo de un omega que no lograba olvidar.

Habían pasado semanas desde aquella noche, había ido a ese bar como una manera de desconectar, algo que rara vez hacía, a simple vista, no parecía un lugar especial, la música, las conversaciones y el ambiente eran los mismos que en otros sitios a los que había ido antes, pero entonces lo vio, un omega que parecía fuera de lugar y, al mismo tiempo, perfectamente sincronizado con su entorno, tenía el cabello oscuro que caía desordenado sobre su frente, pecas que decoraban su rostro como si el universo las hubiera colocado ahí deliberadamente, y una sonrisa que irradiaba un tipo de confianza que Max encontraba atractiva.

La conexión había sido instantánea, visceral, nunca había creído en el destino, pero algo en ese encuentro le hizo cuestionarse todo, los detalles de esa noche estaban grabados en su mente con una nitidez casi dolorosa, la forma en que el omega lo había mirado, como si pudiera ver más allá de la fachada que todos conocían; el sonido de su risa, que se le quedó grabado como un eco que no podía apagar, Max no sabía su nombre, ni de dónde venía, ni por qué había aceptado compartir esa noche con él, pero lo que sí sabía era que, desde ese momento, su vida no había sido la misma.

El sonido de su teléfono lo sacó de su ensimismamiento, la pantalla iluminada mostraba un mensaje que había estado esperando con ansias, era de Charles, su asistente personal y uno de los pocos en los que confiaba plenamente.

"Lo encontré. Te enviaré la ubicación."

El corazón de Max dio un vuelco, su mano tembló ligeramente al tomar el teléfono y marcar el número de Charles. Había estado persiguiendo esta respuesta durante semanas, moviendo influencias, recursos y tiempo que normalmente reservaba para sus negocios, pero esta búsqueda era diferente, más personal. Sabía que, además de ser un exitoso empresario, también trabajaba en algo mucho más oscuro y peligroso, algo que pocos sabían, no solo era conocido por sus contratos multimillonarios y sus adquisiciones, sino por las peleas clandestinas, las transacciones ilegales y sus conexiones con algunos de los hombres más influyentes y peligrosos del mundo, un mundo en el que, si no eras cuidadoso, podías perderlo todo en un abrir y cerrar de ojos, y Max no iba a dejar que eso le pasara.

—¿Dónde está? —preguntó en cuanto Charles respondió.

La voz de su asistente, calmada y profesional como siempre, contrastaba con la urgencia en la suya.

—Vive en una zona tranquila, Max. Ya te envié la dirección, pero antes de que te emociones demasiado, quiero advertirte algo —

Max caminó hacia los ventanales, pasando una mano por su cabello mientras trataba de mantener la calma.

—¿Advertirme?, ¿De qué hablas? —

—Este omega... No sabe quién eres, no tiene idea de lo que significas para él, y si apareces sin más, podrías arruinarlo todo. Necesitas tomarte esto con calma —

Max cerró los ojos, dejando escapar un suspiro lento, el monegasco tenía razón, siempre lo tenía, pero eso no hacía más fácil controlar la marea de emociones que lo invadía, el era un hombre acostumbrado a obtener lo que quería cuando lo quería, y la paciencia nunca había sido su fuerte.

—¿Estás seguro de que es él? —insistió, aunque ya sabía la respuesta.

—Estoy seguro. La descripción que me diste coincide perfectamente, pero Max, escúchame, este no es un negocio ni una negociación. Es algo más complicado, necesitas ser estratégico, pero también empático —