Capitulo 1

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-¡¿18 de Agosto?!-gritaron todos a la vez, ignorando completamente mi larga y vergonzosa historia.

-¿En serio?, ¿Es lo único que van a reclamar?-pregunte desganada, había vivido una masacre del destino y ellos se preocupaban por el corto inicio de clases, de una semana exactamente, una semana que sin duda disfrutaría.

-Es lo único que escuchamos-dijo como si nada mi tío Alfredo.

Lo mire más desanimada-¿Ehhh?-.

-Tu tío sólo bromea-dijo mi tío Michael defendiéndolo-Es lo único que entendimos entre los chillidos de nena-.

Ambos rieron y chocaron los puños.

Definitivamente, no tengo que volver al apartamento de mis tíos, lo cual era meramente imposible teniendo en cuenta que viven enfrente nuestro.

-Eso es bullying familiar-reclame achinando los ojos.

-¡Ohhhh!, no,no,no,no-dijo esta vez mi tío Alfredo-Es terapia familiar-.

Ambos rieron de nuevo para volver a chocar los puños.

Rodé los ojos, ya estaba dispuesta a bajarme de la silla del comedor para irme.

-¡Hey! tranquila mocosa del mal-

Okey esta ves si que me dio risa, por lo que solté una carcajada pequeña.

-¡Tápate los oídos!-grito mi tío Michael sacando rápidamente cuatro vasos de una de las gavetas de la cocina-La risa del diablo está a punto de salir por esa boca-ambos tomaron los vasos y se los pusieron en las orejas.

-¿Qué?...Pero si sólo fue una carcajada pequeña-dije totalmente confundida observando a ambos, parecían dos niños no queriendo ser regañados por sus madres.

-Una carcajada para ti, una llamada del infierno a la humanidad-dijo totalmente serio el tío Michael.

Los tres nos quedamos callados unos segundos para explotar a carcajadas, esta vez claro, sin los vasos en sus orejas.

Era algo que me encantaba de mis tíos, me ponían de buen humor en unos minutos.

-Bien, bien, bien- dijo el tío Alfredo-Ya callemonos...no quiero experimentar el mal otra vez-

Lo mire mal, pero el por su parte sólo se limitó a decir-¿Noche de peliculas?-

-¡Siiiiiiii!-gritamos todos como troyanos en plena guerra.

-En 15 minutos en la sala con pijama, quien llegue al final trae las chucherías y la pomada-

Todos corrimos de inmediato a nuestros cuartos, yo tarde un poco más en llegar al mío.

-¡¿Mamá?!, ¡¿Papá?!-grite al entrar al pequeño departamento, no se parecía en nada a Sudáfrica.

Al parecer todavía no llegaban, mamá tenía más trabajo como editora y el día de hoy le tocaba a papa atender el restaurante que llevaba junto con el tío Alfredo, eran unos cocineros excepcionales.

Corrí rápidamente a mi pequeño pero acogedor cuarto para ponerme el pijama. Consistía en un pijama completo azul marino con blanco en rayas horizontales, además de un gorrito pequeño. Según el tío Michael, parecíamos prisioneros por lo que no dudamos en comprarlo hace algunas semanas.

Me di prisa y cerré rápidamente la puerta del apartamento, tenía que ganar si o si, no era una opción para meditar.

Corre, corre, corre.

Nada más llegar a la sala me aventé a uno de los sillones.

-¡Si, gané!-grite al no ver a nadie.

Pero de repente detrás del sillón más grande salieron dos cabezas.

-Mmm...¿Cuánto llevas aquí Michael?- dijo el tío Alfredo viendo un reloj invisible.

-Lo suficiente, Alfredo-ambos se giraron para verme al mismo tiempo.

-Voy por las palomitas-dije levantándome totalmente vencida.

-¡Siiiiiiii!-volvieron a gritar como troyanos.

-¡No olvides los refrescos y mi pomada para los pies!-

Joder que perder contra mis tíos era horrible.

Busque lo que me pidieron mientras se hacían las palomitas en el pequeño microondas.

Al llegar el tío Michael veía opciones de películas y el tío Alfredo al verme señalo sus pies.

Para eso había traído mis aliados más fuertes, unos guantes para lavar la loza que ya no utilizaba mamá, y empece con mi trabajo.

Voltee a ver la tele, no era algo último modelo pero era algo decente, antes teníamos que aprovechar cada vez que íbamos a un hotel para ver películas que era 2 veces al mes y bueno ahora era algo que hacíamos con normalidad.

-¿No extrañan viajar?-les pregunte a mis tíos, y ellos de inmediato dejaron de ver las películas para verme.

-La verdad es que si-dijo el tío Alfredo, reflexionando.

-¿Y porque no lo siguieron haciendo sin nosotros?-

-¡Tiene razón!- dijo de repente mi tío Michael-Deberíamos seguir viajando...oí que hay buenas playas en Tailandia-dijo ahora volteando a ver al tío Alfredo.

-¡Si deberíamos ir!- reclamó el tío Alfredo.

Yo por mi parte deje de huntarle la pomada en sus asquerosos pies.

-¡¿Pues qué esperamos?!-dijo el tío Michael-Vámonos ahora.

De repente salieron con un equipaje de sus cuartos.

-¡Adiós!, ¡Mocosa del Mal!-grito el tío Michael mientras ambos salían por la puerta.

-¡Les avisas a tus padres!- grito esta vez el tío Alfredo, ambos con pijama y pantuflas.

Antes de que pudiera reaccionar ya estaban afuera.

¡¿Pero que?!

¿Me iban a dejar sola?

De repente me sentí infeliz y triste, los extrañaría.

O eso creí, hasta que se escucho un portazo y por ella entro el tío Michael.

-¡Boom, Baby!-grito al entrar.

Un flash salió directo a mi cara.

-¡¿La tienes?!, ¡Dime que la tienes!-el tío Alfredo sólo se río asintiendo.

-¡Su cara es para un meme!-y ambos se carcajearon.

-¿Pero que no se iban de viaje?-me pare del sillón para ir hacia la puerta.

-¡Obvio que no! Mocosa del mal, todavía te seguiremos molestando un buen rato-

-Pero ustedes dijeron...-

-Era sólo una broma para ver tu reacción- dijo entre carcajadas el tío Alfredo.

Tome la foto que estaba en sus manos y sin contenerme me carcajee junto con ellos.

Respecto a esto tenía dos teorías:

1•Tenía los tíos más locos de la historia.

Ohhh...

2•Ellos de verdad me querían, pero no lo admitían.

Definitivamente era la 2• opción.

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¡Gracias por leer!

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