Capítulo 21

670 50 4
                                    

Tenía los ojos cerrado pero aun así no podía conciliar el sueño, mi mente no dejaba de pensar en las palabras exactas para decirle la verdad y como lo tomaría Scooter... si me movía de mi lugar podía despertar a Oei y por ahora no quiero preguntas que ni se cómo responder.

~*~

Mis ojos se abrieron casi automáticamente, el cuerpo de Ori acurrucado contra el mío, mire a la mesita que adornaba el lado izquierdo de la mesa "7:30 a.m.", nunca en mi vida había dormido tan mal, cada momento que lograba conciliar el sueño, los pensamientos me mortificaban

Acaricie el brazo desnudo de mi princesa que pasaba por encima de mi pecho, no quería despertarla, busque como pude el control del plasma, no tenía nada de malo despejar mi mente con alguna película de acción.

Las horas pasaban y los programas matutinos inundaban la programación, noticias del mundo y chismes eran los protagonistas en cada canal que pasaba... la desesperación aumentaba "¿Selena Gómez embarazada?" esa era la noticia principal en cada cadena, apague rápidamente el televisor, mis manos sudaban con intensidad

-¿Qué pasa? – pregunto la voz aun adormilada de Ori.

-¿quieres ir a un parque temático cerca de aquí? – pregunte evadiendo lo que decía, acomodo algunos mechones que descansaban en su cara para verla recién despertar.

-claro que sí, yo iría a donde tú me digas – se movió un poco, con el impulso de sus manos se levantó posando sus labios sobre los míos – me voy a bañar – anuncio salido de mis brazos, corriendo hacia el baño

No quiero perderla. Las lágrimas salían sin control, me sentía impotente frente a ella.

~*~

-esto es hermoso – dijo recostándose en la baranda del mirador, a lo lejos se veía el parque de atracciones más representativo de la ciudad, me miro con tranquilidad - ¿Qué es lo que te pasa? Has estado muy raro desde anoche

Suspire – tengo algo que decirte – la mire suplicante

-Son todo oídos – sonrió.

Cerré los ojos y empecé a hablar – tu sabes que te amo, fui un estúpido en dejarte ir, en hacerte sufrir por estúpido – suspire – durante el tiempo que estuvimos separados... tu sabes que Salí con...

-Sabrina – termino por mí – tú me dijiste que no pasó nada entre ustedes solo era actuación

-eso es verdad – suspire, es hora de decir la verdad – una noche me pase de copas... una cosa llevo a la otra

Su sonrisa se fue desvaneciendo poco a poco

-Podrías ir al grano – dijo desesperada

-está embarazada y lo más seguro es que ese niño sea mío – dije rápido esperando el totazo.

Sus ojos perdían el brillo que tanto me enamoraba, cerró los ojos, ella misma trataba de controlar su respiración

-No quiero perderte otra vez – dije con un hilo en la voz

Me miro lleno de furia – no lo hare – una sonrisa amarga salió de sus labios – no puedo lo estúpida que puedo llegar a ser, te veías tan sincero, y yo como completa enamorada caí a tus pies – negaba lentamente – antes de que llegara a perdonarte, firme un contrato por ser tu novia, después de la gira, en el momento que el avión aterrice en Los Ángeles, no me volverás a ver por el resto de tu vida.

-Ori - dije con temor

-quería que sufrieras todo el daño que me habías causado – siguió hablando – pero la única que sufre aquí soy yo.

-ese niño no podría ser mío – dije rápidamente.

-No me importa – se alejó de mi – quiero regresar al hotel.

Camino rápidamente hacia la camioneta que nos había traído, no tenía remedio, sabía que no volvería ser la misma chica de hace unas semanas.

Al llegar a hotel camino directamente hacia la recepción

-Buenas noches señorita ¿En qué le puedo colaborar? – dijo la chica con su perfecto trabaje azul oscuro

-Me gustaría solicitar una habitación – dijo Oriana con amabilidad.

-Con mucho gusto – la mirada de la recepcionista se posó en la pantalla de su computador

Me acerque a ella, tomándola del brazo

-No me toques – dijo sin dejar de mirar a la chica, quite mi mano de allí

-no es necesario que lo hagas – mi voz se volvía aguda, el nudo en la garganta crecía lentamente

-aquí tiene señorita – le entrego la tarjeta – que tenga una feliz estancia

-Gracias – respondí tomándola lentamente

Poso su mano en mi pecho, obligándome a correrme un poco, camino rápidamente por el lobo del hotel hasta uno de los cuantos asesores

-No te tienes que preocupar – entro al cubículo de metal, recostándose en una de las esquinas –para la prensa seré, la novia que apoya a su chico ante todo – las puertas se cerraron lentamente – pero mientras tanto, no quiero que te acerques a mí, entre menos te tenga que ver, más rápido se me pasara el tiempo.

-Por favor Ori, perdóname – le suplique

-¿Perdonarte? – Se preguntó a ella misma – no lo creo, no caeré en el mismo error dos veces.

Las puertas se abrieron lentamente, ella fue la primera en salir, llego hasta la puerta de la que ahora solo era mi habitación.

Al entrar tomo todas sus pertenecías, guardándolas rápidamente en su pequeño morral

-¿Me perdonarías si ese niño no es mío? – pregunte con una pisca de ilusión

-No – guardo unas cuantas camisas que estaban en el closet – juraste que entre ella no había pasado más que a besos en la calle, fuiste tan poco hombre como para decirme la verdad.

La oscuridad del cuarto me hacía sentir solo, deje que se fuera de allí, tal vez mañana, un poco más calmada podría hablar con ella. Deje caer mi cuerpo contra el suave colchón, dejando inundarme en mi propio mar de lágrimas.

Perdonarte?- Orian ( Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora