La decisión

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Asi me sentía yo, despreciada, triste y sin amor. Hasta que un día a la mañana de viernes todo cambió.

Como todas las mañanas, me despertaba y escuchaba...

RING RING RING

- ¿No escuchas la companita Floricienta? - decían mi hermanastra y madrastra, que no se saben bien mi nombre y me dicen Floricienta.

RING RING RING

- Hay voy, hay voy!!!- Contestaba

Y así, de acá para allá iba yo limpiando, lavando, obedeciendo, y muchas cosas más.

Hasta que salí al patio y me fui a la fuente de los deseos y con las lágrimas en la cara dije:

- Por favor, por favor fuente de los deseos, cambia mi destino, por favor, no lo soporto más, con mi única moneda de oro, cambia mi destino.

Entonces, un segundo antes de tirar mi única moneda que tenia sucedió esto...

- ¡Floricienta!¿Qué estás haciendo?¿Donde encontraste esa moneda?¡Me estás robando!¿Que te dije tonta?- Dijo mi madrastra, enfadada.

- Me dijiste que todo lo que encuentre era tuyo y que yo no tengo nada, ¡pero yo me merezco mi dinero por todo el trabajo que te hago!- Conteste, temerosa pero segura.

- Qué dinero, ni que dinero tonta, vos no te mereces nada Floricienta, dale, dale deja de tontear y anda a juntar limones y la caca del perro, apúrate nena que no comes, jajaja- Dijo burlándose, mi madrastra.

- Bueno- Le dije aún con lágrimas y entregándole la moneda.

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Mientras juntaba limones pensé:

¿Por qué sigo aquí?¿ Será porque aquí nací?¿Sera porque este es mi hogar?¿Será porque mi padre murió aquí?. Si me maltratan ¿Por qué no me voy?

Y así fue me agarré la única prenda que tenia en mi armario y remontando mi caballo partí hacia París, Francia.

FloricientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora