Manos que tiemblan, labios morados,
Ojos cansados y cuerpo mojado,
Durmiendo en cartones bajo los puentes,
El frío y el dolor se hacían frecuentes.
Llorando sin lágrimas, gritando sin voz,
Tratando de escapar de esa vivencia atroz,
A la mañana iría a conseguir la comida,
Pero no le alcanzaría para cambiar su vida.
A sus cortos y sufridos ocho años,
Nunca imaginaría sufrir ese daño,
Pidiendo monedas para no morir,
Tratando de sobrevivir,
La gente lo aleja, sin preocupación,
Se les ha olvidado que tiene un corazón.
Él no eligió vivir de esta manera,
Ni tener que dormir en las aceras,
No pidió ver morir a su hermano,
Por no poder mantenerse sano,
No pidió tener que trabajar,
En lugar de en la escuela estudiar.
No pidiò nacer en esas circunstancias,
Donde morir él espera con ansias.
No pidió ser un marginado de la sociedad,
Donde parece que nadie tiene piedad.
Sin embargo, en la repartición de vidas,
Es la que a él le han dado, sin alternativas.
Que injusticia es saber,
Que mientras no tiene ni qué beber,
Hay gente que tiene más de lo que pueden contar,
Y de su garage cinco autos sacar.
No es un resentido social, para nada,
Solo que ya no cree en los cuentos de hadas,
Sabe que los finales felices son inexistentes,
Y que cuando dicen que todo irá bien, mienten.
En el sistema hay demasiadas fallas,
Por ley social, el pobre siempre calla.
Los derechos son solo para burgueses,
Políticos, médicos, abogados y jueces.
Hay que dar vuelta el sistema,
Cambiar completamente el esquema.
Darles oportunidades a quienes nunca las tuvieron,
Hacerles ver el amanecer a quienes nunca lo vieron.
Voltear el mundo a nuestro favor,
Crear una generación venidera mejor.
Esta es mi forma de expresar mis pensamientos,
En prosas decir la manera en que me siento.
Lamento si a alguien esto lo pone mal,
Pero estoy cansada de ocultar la verdad.
Realmente lamento si a alguien le molesta este poema, pero es mi manera de pensar y necesitaba expresarla.
