Welcome to the Murder House

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Juliet Arden contempló su nueva habitación con una mueca, tenía las paredes pintadas de un color negro y negó con la cabeza. Su habitación en Nueva York era más grande y lujosa, mientras que la casa nueva era pequeña y olía a muerto. Se vio reflejada en el espejo veneciano que tenía recargado en la pared y sonrió de oreja a oreja. Sus cabellos castaños dorados estaban perfectamente alisados, sus ojos azules brillaban con emoción y sonrío para sí misma hasta que una voz la distrajo.
Era su madre.
-Jules, necesito que me ayudes aquí abajo. - gritó Lisbeth Arden desde las escaleras.
Lisbeth era una mujer muy alta, con rasgos afilados, una cabellera castaña larga y ojos color azul oscuro. Parecía una modelo de aquellas revistas para hombres ya que tenía unas curvas muy sensuales y estaba muy bien proporcionada.
Juliet bajó y mientras ayudaba a su madre a sacar varias cosas de las cajas que tenían que guardar en la muy moderna cocina, escucharon que alguien abría la puerta trasera de la casa.
-Buenas tardes, señora Arden- dijo una señora de cabello color cereza, uno de sus ojos parecía haber muerto y Lisbeth sonrió al verla. -Mi nombre es Moira, soy el ama de llaves, vengo con la casa.
Ante los ojos de Juliet, Moira era una chica de unos veintitantos que vestía bárbaramente sexy para ser una simple ama de llaves.
-Muchas gracias, en verdad vamos a necesitar a alguien como usted durante estos días. - dijo Lisbeth tratando de sonar lo más amable posible.
Juliet no podía dejar de contemplar a la sexy ama de llaves que tenía justo en frente, la cual le dedicaba miradas llenas de sensualidad.
Antes de que la señora Arden pudiera decir alguna otra cosa su celular comenzó a sonar y se retiró a la sala para poder hablar.
-¿Quiere que le ayude en algo, señorita Arden?- se acercó Moira a Juliet, tomó su mano y la colocó dentro de su sostén, obligándola a tocarle uno de sus pechos.
Ambas escucharon pasos y Juliet apartó su mano rápidamente, no quería que sus padres se enteraran de su verdadera sexualidad; era lesbiana y con su cámara siempre hacia fotos de estrellas pornográficas o de chicas con las que se acostaba por puro placer.
-Papá, ella es Moira, el ama de llaves- dijo Juliet introduciendo a la pelirroja.
Martin Arden apenas y les prestó atención a ambas mujeres ya que se encontraba perdido leyendo correos electrónicos desde su celular. Era rubio y tenía los ojos color verde aceituna, le llevaba veinte años a su esposo y desde que se casaron eso nunca dejó de ser el centro de atención de su matrimonio.
-Perfecto, la vamos a necesitar- respondió él asintiendo con la cabeza. -Después de que terminemos con las cajas de aquí abajo necesito que limpie todo el lugar, lo quiero reluciente.
Lisbeth entró de nuevo a la cocina y su esposo se marchó a realizar una llamada.
-Cariño, si quieres ve a arreglar tu habitación, yo estaré aquí abajo con Moira. - dijo Lisbeth mientras le indicaba a la pelirroja en donde situar las tazas, vasos, platos y cubiertos.
Juliet se dirigió escaleras arriba para despejar un poco su mente por lo sucedido con el ama de llaves.
-Trabajo de lunes a sábado- comentó Moira. -. Mis días libres son la Noche de Brujas y Navidad.
Lisbeth asintió con la cabeza y siguieron acomodando en silencio.
-Me dijeron que los que vivían aquí antes murieron. - señaló Lisbeth y esperó a que el ama de llaves dijera algo al respecto.
-Los Harmon- añadió. -Eran muy agradables.
-¿Cómo es que...?
-¿...murieron?
Moira le contó todo lo que los periódicos anunciaron, la mayoría eran mentiras, muchos afirmaban que Violet Harmon había matado a sus padres después del parto de su madre y había huido con el hermano que sobrevivió el parto, otros decían que eran una familia que seguía una secta satánica, pero sólo los que habitaban la casa sabían la verdadera historia de los Harmon.
En su habitación, Juliet se encargó de sacar las cosas que habían dentro de las cajas. Comenzaba a preocuparse por su hermano mayor, quien prometió que vendría a ayudar, así que decidió marcarle.
-Nathan, ¿ya vienes?
-Estaré ahí en media hora, es que hay mucho tráfico. - respondió su hermano con un leve tono de frustración.
-Está bien, nos vemos.
-Adiós.
Juliet se dio la vuelta y se llevó un gran susto al observar a un chico rubio completamente vestido de negro parado a los pies de la puerta.
-A Violet no le va a gustar- dijo para sí mismo mientras examinaba la habitación.
-Disculpa, ¿quién eres?- dijo Juliet tratando de no alarmarse, ya que el chico traía una reluciente navaja en la mano izquierda.
-Soy Tate Langdon, somos vecinos. - respondió él aún examinando la habitación de pies a cabeza.
Antes de que Juliet pudiera introducirse él tomó su cámara y en menos de dos segundos se puso a observar las fotografías de las chicas desnudas que ella había tomado.
-¿Te gustan las chicas?- preguntó él para irritación de Juliet.
Ella trató de quitarle la cámara, pero él se resistía y vio cada una de las fotos.
-¡Dame eso!- exclamó ella irritada.
Al final, Tate cedió y le devolvió su cámara fotográfica, la cual guardó en una de las cajas.
-¿Cómo te llamas?- ahora él preguntó.
-Juliet Arden- respondió con voz seca, Tate se acercó a ella y le acarició la mejilla con la navaja.
-Necesito que me hagas un favor, Juliet.
Juliet había pensado en gritar para que su madre subiera a protegerla, pero al darse cuenta de las circunstancias, si ella hacía un movimiento en falso, saldría perdiendo.
-Quiero que tú y Violet sean amigas. - comenzó él y se alejó de Juliet lentamente.
-Disculpa, no la conozco. - respondió ella tratando de sonar tranquila.
-Pero lo harás- aquello había sonado más como una amenaza. -Es el amor de mi vida, éramos ella y yo, juntos por siempre.
Ahora los ojos de Tate se habían inundado de lágrimas y por un pequeño instante Juliet sintió lástima por él.
-Quiero que sean amigas. - repitió él y amenazó a Violet con la navaja. -O me haré cargo personalmente...
Juliet asintió torpemente y vio al chico rubio salir de su habitación con lágrimas desbordándose de sus ojos.
No sabía muy bien por qué, pero Tate le había puesto la piel de gallina, pensó en gritar para que alguien viniera rápidamente a auxiliarla, pero después de un rato se tranquilizó. Nadie nunca la había amenazado con una navaja y al llevarse la mano a la mejilla sintió que una pequeña gota de sangre apenas comenzaba a salir.
Tate se dirigió al sótano, donde sabía que ningún ser vivo lo escucharía, una vez ahí dentro se cubrió la cara con las manos y se echó a llorar. No se percató de que había alguien que lo estaba observando, era una persona que antes lo había amado, era ella, la que murió en sus brazos.

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⏰ Última actualización: Jul 22, 2015 ⏰

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American Horror Story: All Monsters Are HumanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora