Eran las nueve de la mañana, el Barça estaba apunto de comenzar a entrenar. Astralaga estaba en el vestuario, terminando de acomodar sus guantes. Pepe no existía. Pero Ander sí, y tenía la cabeza llena de dudas.
Los consejos de sus compañeros resonaban en su cabeza. Debía arriesgarse, ¿verdad? Suponía que sí. Pero el miedo a acabar con el compañerismo que tenían no lo dejaba lanzarse.
Bufó y sacudió la cabeza, intentando alejar todas sus inseguridades. Abandonó el vestuario dirigiéndose al césped de la Ciutat Esportiva.
Se acercó a una de las porterías, los demás porteros y el entrenador de ese ámbito ya estaban allí.
—Buenos días, Ander —le sonrió Wojciech—.
El vasco le sonrió también, saludó al resto de sus compañeros y empezaron a calentar. Un par de horas después, casi al final del entrenamiento, el entrenador propuso practicar tiros.
Los porteros se distribuyeron en las distintas porterías que habían en el campo y Hansi agrupó al resto de jugadores para asignar un grupo a cada portero.
Ander se colocó bajo los palos de una de las porterías, esperando a que Flick decidiera qué futbolistas dispararían en su contra. Lo hizo poco después, sus compañeros formaron una fila delante de él.
El primero en prepararse para chutar fue Dani. Cuando lo hizo, Ander —ni él mismo sabía cómo— detuvo el balón. Después Raphinha disparó contra él, el joven portero volvió a evitar que la pelota entrara en la portería.
"Si fueras igual de bueno expresando tus sentimientos, desgraciado..."
Sus compañeros aún no habían dejado de alabarlo a gritos cuando "Juan" se detuvo frente a él. Ander tragó saliva. Luego sacudió la cabeza casi imperceptiblemente, tratando de concentrarse en el entrenamiento.
"Juan" lo miró un momento antes de impulsarse para golpear el balón. Fingió que iba a chutar a la izquierda y, cuando Ander se abalanzó hacía allí dispuesto a quedarse con la pelota, chutó hacia el otro lado.
El balón entró, claro. "Juan" sonrió victorioso antes de echar a correr con emoción. Ander, en el suelo, negó con la cabeza sonriente mientras se levantaba.
"Qué listo es, maldito sea..."
—¡Qué buena, Toni! —exclamó Guille, el primo del reciente goleador—.
Astralaga suspiró y se levantó, dispuesto a seguir con el ejercicio.
***
Unos minutos después, el entrenamiento terminó. La cabeza de Ander funcionaba a toda velocidad, necesitaba hablar con Toni. Si no, sus dudas seguirían careciendo, y eso no iba a beneficiarlo en absoluto.
Mientras observaba como sus compañeros de dirigían a los vestuarios, lo vio. Se acercó al menor rápidamente, su corazón latía descontroladamente.
—¡Hey, Toni!
El mencionado dejó de caminar y se volvió para ver quién lo llamaba. Sonrió con amabilidad.
—¡Ander!
—Hola. Buen gol, antes de nada.
El joven delantero sintió sus mejillas calentarse un poco, rezó internamente para que el mayor no lo notara.
—Gracias. ¿Necesitas algo?
Astralaga intentó parecer tranquilo al decir:
—Me preguntaba si te gustaría quedarte un rato más aquí para ayudarme. Podríamos seguir practicando tiros, así mejoro mi posicionamiento. Me hace falta. Solo si... si quieres, claro.
Toni miró por encima de su hombro un momento. Sus compañeros ya se habían marchado, estaban solos en el campo. Volvió a mirar a su compañero.
—Eh... Sí, claro. Me quedaré contigo un rato.
Ander sonrió, aliviado. El primer paso estaba dado.
—¡Genial! Dame un minuto, voy a por un par de balones y volvemos a la portería.
Toni asintió y esperó mientras Ander se dirigía al área técnica para recoger algunos balones. Una mezcla de nervios y curiosidad crecía en su interior. Ander nunca le había pedido algo así antes, y aunque lo atribuía al entrenamiento, una pequeña parte de él no podía evitar preguntarse si había algo más detrás.
Cuando Ander regresó, los dos caminaron juntos hasta la portería. La conversación fluyó de forma natural: hablando sobre el entrenamiento, sus rivales en la liga y, finalmente, sobre cosas más personales.
—¿Sabes? Siempre me ha gustado cómo juegas —dijo Ander mientras colocaba los balones en fila—. Tienes una visión increíble para encontrar el hueco justo en el momento perfecto.
Toni sonrió, algo tímido.
—Gracias. Tú también eres muy bueno bajo los palos. Lo has demostrado hace un rato, como siempre.
Ander rio suavemente y negó con la cabeza.
—No me halagues demasiado, anda, que luego me lo creo.
Toni soltó una carcajada suave que hizo que Ander se sintiera un poco más relajado. Ambos volvieron a centrarse en el entrenamiento, pero la atmósfera era diferente ahora. Cada vez que Toni se acercaba para chutar, Ander no podía evitar fijarse en la intensidad de su mirada, en su determinación.
—¿Qué tal voy? —preguntó Toni después de marcar un gol—.
El mayor recogió el balón y se lo lanzó con una sonrisa.
—Impecable, como siempre.
Toni se pasó la mano por el cabello, ligeramente sudado, y sonrió.
—Me alegra escucharlo. Pero no me hagas demasiados cumplidos, pensaré que estás intentando algo.
Ander sintió cómo su corazón daba un vuelco, se quedó helado durante un segundo. Rápidamente, sin embargo, fingió que era una broma más.
—¿Y si lo estuviera? —replicó con tono juguetón—.
Toni levantó una ceja, sorprendido.
—Me parece que tendrías que esforzarte un poco más.
Ambos rieron, pero en el fondo Ander sintió que aquello podía ser más que una simple broma. Quizás... solo quizás, era una oportunidad.
***
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Barça chat - Football ships (chico x chico)
FanfictionAlguien crea un nuevo grupo, el otro era demasiado aburrido. -Capítulos cortos.