Ronald: Genteeeee, ¿¿pinta fiesta en mi casa esta noche para celebrar el partidazo de hoy??
Balde: Cuenta conmigoooo.
Ferran: ¿Habrá bebida?
Ronald: Obvio.
Ferran: Entonces claro que pinta, cuenta conmigoooo.
Ansu: Mi amigo el menos borracho:
Ferran: No soy un borracho, solo aprovecho las oportunidades.
Lewandowski: Bastante a menudo.
Pedri: JAJAJAJA.
Gavi: Yo voy.
Raphinha: Y yo.
Jules: Yo también.
Dani: Y yo.
Lamine: Y yooo.
Fermín: No puedes, es una fiesta para mayores.
Lamine:
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Lamine: Que te den.
Ferran: Íñigooo, te llaman.
Fermín: IDIOTA.
Balde: AJAJAJAJAJAJASJ.
***
Comenzaba a anocher y la casa del uruguayo empezaba a llenarse. Música, bebidas y jugadores bailando, el ambiente era envidiable.
Toni, recostado en la pared, observaba a sus compañeros. No podía beber y le daba vergüenza bailar, así que no tenía nada mejor que hacer.
Vio a Lamine, que tampoco podía beber, con una sospechosa bebida en la mano. Un par de segundos después observó como Pau, sin bebidas, lo agarraba de la muñeca y tiraba de él para sacarlo de la sala.
Le dio un sorbo a su zumo a través de la cañita y miró hacia otro lado. Robert apareció en su campo de visión. No estaba solo. Wojciech, el nuevo portero, estaba sentado junto a él.
Ambos se sonreían y reían de vez en cuando, mientras hablaban de algo desconocido para el canterano. Iba a sacar alguna conclusión cuando su primo se recostó en la pared junto a él.
—Hey —saludó Toni—.
Guille largó un suspiro antes de decir:
—Hey.
—¿Qué? ¿No te estás divirtiendo?
Guille se mordió el labio inferior, estaba pensando en algo. Tenía los ojos fijos en algún lugar de la sala, pero Toni no sabía cuál.
—No es eso.
—¿Entonces? —insistió. Luego algo hizo click en su cabeza—. Oh, ya sé. ¿Es por Casadó?
Fernández lo miró y asintió despacio con la cabeza.
"Vaya", pensó Toni. Sabía por la situación que estaba pasando su primo. Toda su familia pensaba que era heterosexual, pero en realidad le gustaban los chicos. Concretamente, le gustaba Marc.
El carisma y la determinación del mayor lo habían embriagado por completo, y no sabía qué hacer al respecto.
—¿Has... intentado hablar con él?
Guille bufó.
—Claro que sí, pero no me atrevo.
—¿Por qué?
—Es obvio. Por si me dice que solo soy un niño iluso y no me vuelve a hablar.
Toni se mantuvo en silencio unos segundos, pensativo. Su vida amorosa era más bien inexistente, pero su primo era muy importante para él y quería darle un buen consejo.
—¿Sabes? —dijo al fin—. Si yo fuera tú, hablaría otra vez con él.
Guille rió un poco.
—Sabes que no lo harías, eres demasiado tímido.
Toni chasqueó la lengua con gracia.
—Sí, lo sé... Pero ya me entiendes. Por eso he dicho "Si yo fuera tú".
Ninguno dijo nada hasta que Toni volvió a hablar.
—Vamos, siempre has sido el más valiente de los dos. No cambies ahora.