Capítulo 2

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Quiero olvidarme de todo lo que paso anoche, pero no puedo. Sigo recordando a mi prima muerta hablandome tras la puerta una y otra vez. Su voz envolviéndolo todo. Matándome lentamente.  Tengo que ir al instituto, a si que abro la puerta y lo veo allí. En el suelo. Su collar. El collar que le regale hace 3 años. Siempre lo llevaba puesto. Le enterrarón con él.  Y ahora esta aquí. En el suelo. Delante mía. Como nuevo. Lo sujeto y lo observo, hasta que la alarma me avisa de que voy tarde. Me lo guardo en el bolsillo y salgo corriendo de casa. Ahora tengo que tomar otra decisión difícil. ¿Se lo puedo contar a alguien?¿O me tomarán por loca?¿Me tomaría por loca lucia, mi mejor amiga? Ya encontraré el momento de contárselo y la manera.
Cuando llego a la puerta del instituto allí esta ella esperándome. Lucia, mi mejor amiga desde preescolar.
-Que asco le tengo al lunes.- Es lo primero que dice al verme.
Suspiro y asiento.
-¿Estuviste anoche en la playa?- Pregunta.
Y vuelvo a asentir.
-¿Vistes muchos chicos buenos?- Se echa reír.
Intento disimular todo lo que pasó anoche fingiendo una sonrisa, pero no sale muy bien porque nota que escondo algo.
-¿Que ocurre Marina?¿Viste algo sobrenatural?¿Quizá una pareja besándose?-
-No-
Se queda un momento mirándome, y parece haber sacado una conclusión final.
-Has sido tu la que ha besado, ¿verdad?-
-Nooo, ¿que dices?-
Me mira con cara de preocupación y vuelve a interrogarme.
-¿Entonces?-
Después de un momento caigo en la cuenta de que puede estar sacando conclusiones demasiado precipitadas, a si que me decido a hablar.
-Le ví.-
-¿Como que le vistes?¿A quién?-
Lucia fue consciente de todo lo que yo sufrí por la pérdida de Paula. A si que, a lo mejor ella es lo que yo necesito. El consuelo que necesito para olvidar la noche anterior.
Como ve que no respondo me mira con cara de preocupación, insinuandome que siga hablando.
-A Paula.-
Tiene la misma cara que probablemente tenía yo anoche cuando Paula me habló tras la puerta, diciéndome que me quería.
-¿Que Paula?¿Tu prima?-
Asiento.
-Esto es una locura. ¿Como vas a haber visto a tu prima?-
Las lágrimas vuelven a recorrer mi la cara una vez más, pero Lucia intenta arreglarlo.
-Cariño sé que no lo has superado, querías mucho a tu prima, y tu mente te está jugando una mala pasada. Seguro que no era ella. ¿Olvidalo, vale?-
-Pero era ella. Me habló.-
Veo en su cara que no sabe que decir...
-Te quiero Marina.- Dice Lucía a la vez que me abraza.
En ese momento se me viene a la cabeza toda la escena de anoche claramente. Esas fueron justo las palabras de Paula.
No puedo evitar escabullirme de los brazos de Lucia y salir corriendo hacía el cuarto de baño del colegio.
Están todos ocupados, a si que decido subir al de la planta de arriba, pero antes de que termine de salir de allí, alguien deja libre un cuarto de baño, y me habla antes de salir corriendo hacía la planta de arriba sin dejarme ver su rostro.
-Puedes entrar-
No lo dudo ni por un segundo, es ella otra vez. Es Paula. Cuando me giro, no solo está libre es que ella dejó libre. Si no, que lo están todos. Todas las puertas abiertas de par en par. Sin nadie dentro.
No puedo seguir allí a si que me voy a mi clase de matemáticas. Allí esta Lucía esperándome. Sentada donde siempre.
Me siento a su lado e intento articular las palabras antes de que ella me interrumpa.
-Lo siento, debí haberte creído.-
Imito su gesto intentando sonreír, y miro hacia delante ignorando al mundo. Me frotó los ojos para esfumas las lágrimas. Sigo oyendo las voces de todos y cada uno de mis compañeros de clase. Y una que no debería estar ahí.
-Vente conmigo y estarás a salvo.-
Alguien me roza la mano y yo ya no siento mis piernas.
Cuando abro los ojos ya no estoy en mi clase. Estoy en una habitación oscura y alguien me lleva de la mano hacia una luz lejana. Es Paula.

Lleva su collar, y cuando lo buscó en mi bolsillo no está.

-Dejame irme.- Pronuncio.
-No quiero estar aquí.-
-Yo tampoco, creeme. Pero te quiero y tan solo te estoy proteguiendo, eres lo único que tengo y no quiero perderte.-
La curiosidad me puede, y toda la tensión se desvanece cuando me abraza. Todo parece real y normal, como hace un año, antes de su muerte. ¿Por que iba a perderme?
-No vas a perderme.-
-Ellos quieren que te pierda. Pero confía en mi, no les dejaré, voy a protegerte. ¿Confiarás en mi?- Me dice muy convencida y llorando.
-Si, pero, ¿quienes son "ellos"?- Mi curiosidad explotó.
-Dijiste que confiarás en mi, ¿cierto?-
Me pienso bien la respuesta antes de hablar.
-Cierto, creo...- Le miro a los ojos y veo sus lágrimas caer. Entonces las mías también caen.
-Pues aún no te puedo decir quienes son ellos. Solo sigueme.- Me seca las lágrimas, me agarra con fuerza la mano, y echa a correr hacia la luz.

Justo antes de llegar lo veo. Su tumba. Esta abierta y su cuerpo está dentro, igual que el día que le enterramos. Y a su lado se encuentra su coche. El coche con el que se estrelló y murió. Su madre su padre y su hermano aún están dentro, inconscientes y desangrándose. Intentó preguntarle que donde estamos y que porque veo todas esas cosas. Pero antes de que mi voz salga, me caigo dentro de un agujero, y todo se desvanece. Paula se fue. Algo me agarra y me transporta a otra habitación oscura en la que tampoco veo nada, solo veo un cuadro al fondo de la habitación iluminado por un luz procedente del techo. El dibujo que sorprende, aunque, siendo sinceros, está muy bien pintado. Es una cola de sirena rosa, con un fondo azul celeste. Siento una presencia a mi derecha, y no me equivoco, porque esa presencia, me coloca la mano en el hombro derecho. Paula se había ido sin mí y no me está protegiendo como me prometió hace unos minutos.

Se acabó el tiempo. O quizas no...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora